Nota: Todo el texto escrito en letra cursiva, itálica o bastardilla, se corresponde a la transcripción original del artículo. Las imágenes de ambientación que han sido seleccionadas por el transcriptor, estarán indicadas como tales, así como su fuente y autoría siempre que éstas hayan sido posible conocer.
[Fotografía no incluida en el artículo original] Atún rojo de almadraba. Acuarela sobre algodón, 30 abril 2020, Enrico Paciullo.
[VIENE del 7 diciembre 2024]
Anexo II. TRANSCRIPCIÓN DEL EXTRACTO DE LOS EMPLEOS PERTENECIENTES A LA ALMADRABA.
Hay otros cuatro ARMADORES SUBALTERNOS, que éstos concurren/ con el mayor a todo lo que es perteneciente a sus empleos,/ así para remendar redes, como para alistarlas y gober/ nar en tierra las mandos de los sedales y cintas, y por im/ pedimento del dicho ARMADOR MAYOR ejerce uno lo que/ él debía hacer de forma que no haya falta. Tiene cada uno,/ cada semana, una arroba de harina blanca, y ocho reales/ de vellón, y por la temporada ganan ciento cincuenta/ reales, o lo que la contaduría informare, y los días que traba/ jan en alistar las redes se les da un real y medio de/ harina a cada uno./
Hay dos ARRÁECES que llaman ALMOCADENES, que gobiernan las/ barcas de sedal en el mar, y mandan a todos sus remeros,/ que tiene diez cada barca, dos caladores de plomo y panda/ y un proel. Aunque éstos han de ser cuatro, y se les da un mozo/ que llaman «ALMOSERO», que junta las comidas, y les previene/ agua para llevar al mar el día que les toca, porque guar/ dan alternación entre los dos, y sabe cuando se han de em/ barcar. Y lo mismo los remeros, caladores y proeles. Dichos al/ mocadenes están en el mar continuamente, aguardan/ do que mande la torre, habiendo visto y viniendo atunes,/ los que deben guardar y observar las señales de la toca,//(r) para lograr matar los atunes. Y siendo distintas y/ diferentes las dichas señales, según como se mandan/ y hacen por el ATALAYA MAYOR, se omite el referido,/ y sólo diré que dichos ALMOCADENES deben ser prácticos/ e inteligentes por no malograr los lances que Dios en/ viare. Y siendo estos hombres de mar, mandadores de/ barcos de pesquería, es creíble no harán otra cosa con malicia./ Gana cada uno ciento cincuenta reales por temporada/ y cada remero ocho ducados y ochenta reales, y ganaban/ antes diez. Y los caladores lo mismo, y cada proel a tre/ ce ducados. Y dichos almocadenes y proeles tienen una/ arroba de harina blanca cada semana, y los demás/ artes, «quartillas» de Basa cada uno. Se le dan a cada es/ quifazón, veintidós libras de carne cada semana/ y once reales para «minestras» (estas son dos)./
[Fotografía no incluida en el artículo original] Dibujo procedente del Archivo de la Fundación Casa Medina Sidonia, donde se aprecia en la parte inferior la situación de La Chanca, con su patio y almacenes (13).
Hay dos BOLICHEROS DE PONIENTE Y DE LEVANTE, que se com/ pone cada barco de siete y ocho hombres con el arrá/ ez, calador y remeros. Estos barcos tienen redes de esparto/ dentro de diez y once piernas de sedal, lo que sirven/ de calar los atunes, cercándolos el uno por poniente/ y el otro por levante, observando las señales de la torre,/ y manteniéndose con las redes tendidas hasta//(v) que la cinta de cáñamo tiene asegurado los atunes/ que entonces se vuelven a coger dichas redes en el mar,/ entrándoles dentro de los barcos y poniéndose en ……/ quia, para poder volver a calar atunes, haciendo bo/ lichadas, o estando alistados en la dara para volver/ a calar, mandando la torre, y estando la barca de/ sedal en paraje que lo pueda hacer. Y siendo lo que/ ocurre en estos casos distintos, según el paraje de atunes,/ se omite expresarlo, y sólo diré que los dichos arráeces/ bolicheros deben se prácticos, y éstos mandan su barco/ y remeros, y observan las señales de la torre con las que/ dirigen su operación para el mayor asiento. Gana/ cada arráez por la temporada ciento cincuenta reales,/ y los remeros como los demás, y tienen la harina en la mis/ ma forma de blanca y basa, y ocho reales para «minestras»,/ y cada boliche tiene trece libras de carne por semana./ Hay cuatro, o cinco Calones, con un arráez cada uno, y tres/ mozos remeros, que éstos sirven en el mar de guardar/ los atunes en las cabestreras. Hacer las faenas que se/ ofrecen, hacer la madre, dar la sirga cuando no al/ canza la cabestrera, y cala de la cinta, y otras/ muchas cosas precisas y necesarias en el mar. Y gobierna// (r) estos barcos un arráez que llaman CABEZERA, y todos/ observan las señales de la torre, y siendo prolijo la/ explicación se omite. Tiene el calón delantera,/cada semana, catorce libras de carne, y los demás a/ doce; y los arráeces una arroba de harina blanca y/ la basa que corresponde y consta en la contaduría. Se le/ da a cada arráez para él y toda su gente, trescientos reales/ de vellón, y por «minestras», cinco reales por semana./
[Fotografía no incluida en el artículo original] La Chanca de Conil. Quinientos años de historia contemplan estos restos. Imagen del 5 de septiembre de 2007. Fuente “lalajadeconil.blogspot punto com”, 22/03/2014.
Hay cuatro PROELES como queda dicho, que éstos acuden/ alternativamente a embarcarse a las barcas de cinta/ y de segunda, de forma que cada barca ha de llevar pre/ cisamente uno, y algunas veces dos, según la marejada/ que hubiere en el mar, porque éstos gobiernan las palan/ cas, para con ellas gobernar las dichas barcas para que no/ den al través en la costa, y salgan para fuera, o que apro/ en a tierra. Y éstos observan los movimientos y señales de/ la torre desde la proa de las barcas, y advierten a los arrá/ eces lo que deben ejecutar por si no hubiesen visto las/ dichas señales, refiriéndolas en alta voz que todos/ las oigan. Tienen de salario trece ducados por tem/ porada; una arroba de harina blanca, y cuatro/ libras de carne cada uno.// (v)
Hay dos PANDILLAS, que éstos deben ser buenos nadadores/ y buzos, que corran por debajo del agua, los que sirven/ de traer la panda en tierra en los días de marejada/ y tormenta, y en otros que son precisos, según en el para/ je que quedó la barca de cinta, o la de segunda,/ para cuyo ejercicio tienen una cuerda de esparto/ de treinta y cuatro varas delgada, que ésta la unen/ y anudan con las cuerdas que llaman media, y a/ rrojándose al mar vienen en tierra, y estando/ inmediato de ella, y que hace pie, se va tirando que es/ la que llaman cala, con la que se asegura la cabestrera/ de la cinta, por ser dicha cala una cuerda gruesa/ de veintiún hilos. Es de mucho trabajo y riesgo este/ empleo, y es MAL PAGADO porque se les dan solo cincuen/ ta reales por la temporada, tres cuartillos de harina basa/ cada semana, y libra y media de carne a cada/ uno. Y este empleo puede hacerlo y servir el de para/ lero, sin que haga falta a él uno y a él lo otro. Y teniendo/ el de paralero de soldada diez y once ducados, se le sue/ le dar éstos la carne y la harina, y quitarles los cin/ cuenta reales, aunque sirvan los dos empleos.//(r)
[Fotografía no incluida en el artículo original] Zahara. Puerta del castillo, vista interior. Fuente: “Catálogo de los monumentos históricos y artísticos de la provincia de Cádiz”, Tomos 5 y 6. Enrique Romero de Torres, entre mayo de 1907 y julio de 1908; publicado en 1934, Madrid, Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.
Hay un gremio que llaman CABEZERAS, que estas plazas las han/ servido veinte personas, y se han minorado hasta doce, pero/ siempre serán precisas algunas más. Estas sirven de cui/ dar de entrar dentro de las barcas de cinta las redes de/ cáñamo, dejándolas ordenadas para poderlas calar en el/ mar, sin que se enreden, y también se embarcan en dichas bar/ cas de cinta, tres o cuatro, y calan dichas redes, y todos acuden/ a las manos al tiempo que llegan las cabestreras en tierra,/ y tienen cuidado de dividirse en partes iguales, sostenien/ do las redes para arriba por la parte de la pandazón y corcha,/ de forma que el plomo quede en lo profundo de la arena,/ cuya diligencia es bastante para que los atunes no re/ vienten por la parte de la orilla y se salgan. Y esta dili/ gencia la ejecutan estando dentro del mar, el agua/ a la cintura. Ganan por la temporada, el arráez cincuenta/ reales, y los demás a cuarenta, o cuarenta y cuatro. También/ tiene dicho arráez una arroba de harina blanca, cada/ semana, y dos libras de carne, y los demás tres cuartillos/ de harina basa, y libra y media de carne./
Hay otro gremio que llaman REMEROS DE TIERRA, que se/ compone de doce personas, y un arráez, que éstos sirven/ de cuida de la cala, cogiendo las cuerdas cuando sa//(v) len del mar, cargándolas a cuestas, y llevándolas hasta el/ sitio donde están las barcas varadas, y allí las abren/ y ponen a enjuagar, y después las entran dentro de las barcas,/ estirándolas y dejándolas corrientes para poder calar./ Y este ejercicio es cotidiano, y con más circunstancia cuan/ do se calan atunes, y es necesario que el arráez sea prácti/ co e inteligente. Ganan la misma harina y carne que el/ gremio antecedente y, en cuanto al dinero se le da al/ arráez cuatro ducados, y a los demás a treinta y seis reales./
Hay otro gremio que llaman BREVIONES, que este se compone/ de doce muchachos gobernados por un hombre anciano/ e inteligente, y práctico, de los que han servido en la alma/ draba. Éstos están continuamente a la orilla del mar/ desde que se bota la almadraba hasta que se vara, teniendo/ cuenta con el cabo de la media que deja en tierra/ la barca de segunda, y luego que manda la torre, el/ dicho arráez y muchachos se hacen a la cuerda y la tienen/ tirante hasta que llega la gente y empiezan a tirar,/ y sirven de mandados en la playa. Tiene el arráez la hari/ na que los demás, y cada muchacho seis panes diarios/ que tienen dos libras y media; y se le da al arráez libra/ y media de carne cada semana, y por la temporada//(r) cuarenta reales, y a cada muchacho hasta dieciocho./
Fuente: Liliane M.ª Dahlmann, Directora-Conservadora del Archivo General Fundación Casa Medina Sidonia, y, Eugenio Chicano, Obra gráfica. Cuadernos del Rebalaje, N.º 50 / Enero-marzo 2022; publicado por la asociación cultural Amigos de la Barca de Jábega, ABJ, de Málaga.
[CONTINUARÁ el próximo 21 diciembre 2024]
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