Las Islas Filipinas, en el Extremo Oriente, fueron descubiertas en 1521 por Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano, siendo el primer contacto con el cristianismo; posteriormente llegaron otras expediciones, como la de Miguel López de Legazpi, que con un grupo de misioneros agustinos emprendieron su conquista y evangelización. Más tarde, sobre 1578, para impulsar aquella primera labor llegaron los franciscanos, seguidos en el tiempo por otras órdenes religiosas.
Grabado de una expedición franciscana, siglo XVII, recortada de la portada de “El Franciscanismo hacia América y Oriente”, Manuel Peláez del Rosal, Córdoba 2018.
A partir de la creación de la Compañía de las Indias Orientales en 1602, e incluso antes, las naves holandesas castigaron permanentemente los dominios españoles en Filipinas, por lo que España, a través del Consejo de Indias necesitaba organizar una armada de socorro que los librara de ese continuo hostigamiento. En este contexto, y después de varias suspensiones en la salida del socorro marítimo, a mediados de 1619 el rey Felipe III accede a organizar una armada de seis galeones y dos pataches, con lo que se iniciaron los preparativos al mando del general Lorenzo de Zuazola y del almirante García Álvarez de Figueroa. Paralelamente, el franciscano Hernando de Moraga reclutó a veinte religiosos para la misión evangelizadora en Filipinas, pero que servirían como capellanes durante la travesía a los más de mil infantes, setecientos marinos y artilleros que formarían la dotación militar.
Real Cédula a Juan Ruíz de Contreras, secretario del Consejo de Indias, mandándole vender y disponer de los bastimentos y pertrechos que quedaron de la armada aprestada para ir a Filipinas en 1616, como mejor vea, para el apresto de la que ahora se prepara para ir a socorrer dichas islas, por el Cabo de Buena Esperanza. Lisboa, 2 de julio de 1619. (Cat. 10871). Fuente: PARES, Portal de Archivos Españoles, Signatura: FILIPINAS,20,R.13,N.84.
A partir de aquí se transcribe literalmente lo que relata Francisco J. Quintana Álvarez, en su artículo titulado “Celebración Eucarística ante la flota de China en el muelle nuevo de Gibraltar”, del que también se han tomado los datos al principio expuestos:
« … Finalmente, la armada de socorro, … se hacía a la vela en el puerto de Cádiz el día 14 de diciembre de 1619. Navegó la armada con buen tiempo hasta el cabo de San Vicente, pero el día de Navidad la [nave] capitana perdió el rumbo a causa de una borrasca y, aunque logró reincorporase al convoy, volvieron a surgir las discusiones y protestas sobre la conveniencia de volver a puerto. El día 2 de enero, a unas 50 leguas de la bahía de Cádiz, una borrasca del suroeste sorprendió a la armada cuando se alejaba de las costas de Marruecos y la empujó hasta el estrecho de Gibraltar, cerca de cuyas costas naufragaba, como relataba tiempo después Juan Ruiz de Contreras: “Por quanto aviendo despachado una armada de seis galeones y dos pataches que su magestad mandó aprestar en esta Andalucía el año de mil y seisçientos y diez y nueve para ir de socorro a las islas Philipinas a cargo del general don Lorenzo de Zuazola y salido a navegar en veynte y uno de diciembre del dicho año de vaya desta çiudad de Cádiz les sobrevino temporal y tormenta en el cavo de Trafalgar en tres días de henero e mil y seisçientos veynte con que se derrotó la dicha armada y los galeones San Juan Bauptista capitana y San Francisco almiranta dieron a la costa y se perdieron entre CONIL y Bexel, San Josefe en Bolonia de Tarifa, Santa Ana la Real en Xibraltar y Nuestra Señora del Antigua en la playa de Almuñecar y se escaparon del dicho naufraxio el galeón Santa Margarita y los dos pataches Nuestra Señora del Buen Subzesso y Atocha […].”
Felipe III, por Juan Pantoja de la Cruz, realizado en torno a 1601. Museo Kunsthistorisches, Viena, Austria. Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.
La capitana San Juan Bautista (otras veces llamada Santa Ana) varó de popa frente al cabo Trafalgar y fue destrozada por las olas de forma que de los trecientos hombres que llevaba entre soldados, marinos y religiosos no sobrevivieron más de diez, entre ellos un lego franciscano llamado fray Martín y dos de los jesuitas. Entre los muertos se cuentan al general don Lorenzo de Zuazola y a su hijo, al mismo fray Hernando Moraga, al que un golpe destrozó completamente la cabeza, a fray Juan de Villatobas y al padre Bilbao, de la Compañía de Jesús.
La almiranta San Francisco varó a vista de la capitana, muy cerca de tierra, pero murieron casi todos los que se echaron al agua, que serían como cuarenta. El almirante don García [Álvarez] de Figueroa mandó echar una fusta para lograr ganar la playa, pero permaneció varada tres días y también resultaron ahogados los que intentaban salvarse a nado hasta que al final los sacó un barco que vino de CONIL.
Portada, y contraportada, del texto de donde se ha obtenido una parte de la información transcrita en esta entrada. “El Franciscanismo hacia América y Oriente”, Manuel Peláez del Rosal, Córdoba 2018.
“El navío san Joseph dio cerca de Tarifa, en el Estrecho, donde llaman las Algeziras, que fue por donde el conde don Julián metió los moros en España, perdiose y con él casi toda la gente”; en este navío se ahogaron fray Francisco de Villaumbroso y fray Juan de Noves, a los que, como veremos, el padre De la Llave atribuye signos de santidad. El galeón Santa Ana la Real, gobernada por el piloto Gaspar Conquero “dio en Gibraltar, aunque se perdió por el mal gobierno del piloto; porque estando en el muelle, haciéndole farol las naos que allí estaban dando fondo, no quiso echar el ancla, estando en medio de ellas, antes se llegó tanto a tierra, que varó y se perdió”. El sargento mayor don Gonzalo de Medina Lisón, como vemos en una carta de descargo que traemos en el apéndice documental, puso a salvo la infantería, la artillería y la munición a pesar de las dificultades de la tormenta y la imposibilidad de recibir auxilio desde Gibraltar. Nuestra Señora del Antigua llegó hasta las costas de Vélez-Málaga, pero la subida del poniente le levantó el fondeo y, desarbolada, llegó a dar a las playas de Almuñécar el 8 de enero; al rescate acudió el teniente del corregidor que junto a la tripulación y sus mandos fueron sacando a tierra la artillería y pertrechos que pudieron salvarse y los almacenaron en el convento de los mínimos de san Francisco de Paula. Es tradición en Almuñécar que entre lo que se salvó había unos cajones que contenían una imagen de Jesús Nazareno y otra de Nuestra Señora de los Dolores entorno a las cuales se fundaron sendas cofradías a mediados del XVII. Tras la tempestad, el mar echó a la orilla en veinticuatro horas hasta trescientos cuerpos y siguieron apareciendo más los días siguientes, hasta completar casi los mil. ADEMÁS DE LOS CADÁVERES, LLEGARON A LA COSTA LOS RESTOS DE LAS NAVES, PERTRECHOS Y PROVISIONES, QUE FUERON SAQUEADOS POR LOS VECINOS DE CONIL Y VEJER.
Grabado de un galeón. Fuente: p. 14, del programa del Congreso Internacional “El Franciscanismo hacia América y Oriente”, Espartinas (Loreto) – La Rábida, 3-5 julio 2017, UIA y AHEF.
A finales de enero el Consejo comisionó al doctor Salcedo de Cuerva, juez letrado de la Casa de la Contratación, para que desde Sevilla se desplazara a Cádiz y lugares del naufragio para “la averiguación y castigo de los culpables de la arribada de la armada que iba de socorro a Filipinas y robo de ella”, pero como no se le había asignado sueldo ni escribano ni alguacil, gastos que debían estar a cargo de los culpables según el Consejo, se derivó finalmente la causa al duque de Medina Sidonia para que hiciera diligencias y averiguaciones y se designó al propio Ruiz de Contreras PARA QUE CASTIGASE A LOS CULPABLES DE LA RAPIÑA dando por nula la comisión del doctor Salcedo, “por haver de causar mucho ruido, costa y vejación a los veçinos de los lugares de Veger y CONIL”.
Llegada la calma y puestos los supervivientes a salvo, los religiosos fueron enviados a sus provincias, pero el padre Alonso de Peñaranda se quedó para rescatar los cuerpos de los frailes fallecidos. A FRAY JUAN DE VILLATOBAS LO ENTERRARON UNOS SACERDOTES DE CONIL EN LA MISMA PLAYA, PONIENDO ENCIMA DE LA SEPULTURA UN PEDAZO DE LA NAO CAPITANA; lo mismo se hizo con el padre Bilbao, de la Compañía de Jesús. EL GENERAL ZUAZOLA FUE ENTERRADO EN VEJER. PEÑARANDA ENVIÓ EL CADÁVER DE MORAGA A CONIL Y LO ENTERRÓ EN EL HOSPITAL DE LA MISERICORDIA, DONDE EL DÍA DE SAN SEBASTIÁN, 20 DE ENERO, LE HIZO HONRAS FÚNEBRES.
Grabado relativo a las expediciones franciscanas a Filipinas. Fuente: p. 16, del programa del Congreso Internacional “El Franciscanismo hacia América y Oriente”, Espartinas (Loreto) – La Rábida, 3-5 julio 2017, UIA y AHEF.
Doce días después del naufragio, esto es hacia el día 15 de enero, el secretario Ruiz de Contreras envió al capitán Francisco de Bustamante A LAS PLAYAS DE CONIL y Veger para RECOGER LOS RESTOS DEL GALEÓN SAN JOSÉ. Se hallaron entonces los cuerpos de fray Francisco de Valleumbroso (o Villahermosa) y fray Juan de Noves, AMBOS AUN CON LA ESTOLA PUESTA Y LA AMPOLLA DEL AGUA BENDITA ENTRE LAS MANOS, según testimonió del propio capitán al padre Peñaranda, prueba de que DURANTE EL NAUFRAGIO HABÍAN ESTADO CONFESANDO A LA TRIPULACIÓN, además de que, en contraste con la putrefacción de los otros cuerpos que iban apareciendo entre los escombros de la nave, los de los frailes se conservaban “tan hermosos y tan lindos y salía de ellos una fragançia de olor tan suave, que todo el hedor de los demás se aplacó y por toda la costa se sentía este olor” por lo que los padres de la Santísima Trinidad de Tarifa se hicieron cargo de los dos cuerpos, que trasladaron y enterraron en su convento, propagándose por la comarca su fama de santos y contándose algunos prodigios obrados por su intercesión. En esta ciudad de Tarifa fundaron los descalzos de San Francisco en 1714 el hospicio que algo más de una década después se convertiría en el convento de San Juan de Prado, para entonces es más que probable que se hubiera perdido la memoria y la fama de santidad de los frailes que habían naufragado en un siglo antes.» [Fin de la transcripción parcial del artículo, relacionada con las costas de Conil y proximidades].
Labor de los franciscanos. Fuente: p. 36, del programa del Congreso Internacional “El Franciscanismo hacia América y Oriente”, Espartinas (Loreto) – La Rábida, 3-5 julio 2017, UIA y AHEF.
* Un par de protagonistas más: Juan Ruiz de Contreras, Secretario del Consejo de Indias en Sevilla; y Alonso Fajardo de Tenza, gobernador de Filipinas
* Relación de los 20 frailes embarcados (18 + Moraga y fray Alonso de Peñaranda, su ayudante), salida de Cádiz el 14 de diciembre de 1619:
Fray Hernando Moraga // Fray Francisco de Villaumbroso // Fray Juan del Castillo, predicador, de Baraona, 29 años // Fray Juan de Villatobas, sacerdote, de Villatobas, 38 años // Fray Francisco de San Jerónimo, sacerdote, de Ciudad Real, 30 años // Fray Juan de Noves // Fray Francisco de Huerta, sacerdote // Fray Cristóbal de Fuensalida, sacerdote, de Fuensalida, 29 años // Fray Francisco de Tejada // Fray Laurencio (o Lorenzo) de San Esteban, predicador, de Fuente Carnero, 36 años // Fray Alonso de Peñaranda, predicador // Fray Lucas de Toro (o de la Cruz), predicador y lector de Teología, de Toro, 32 años // Fray Alonso de la Madre de Dios, sacerdote y confesor, de Toro, 30 años // Fray Jerónimo Sedano // Fray Alonso de Ciudad Rodrigo // Fray Marcos de Peñaranda // Fray Diego de San Salvador, lego // Fray Francisco de la Presentación, lego, de Alfaro, 34 años // Fray José de Arévalo, lego // Fray Matías de San Francisco, lego, cirujano. //
* Además, embarcaron, seis legos, también franciscanos descalzos, que iban como enfermeros; y, tres jesuitas, más un criado: Padre Juan Martínez de Bilbao // Padre Pedro Ximeno, 30 años, lunar en la punta de la nariz // Padre Miguel Solana, 25 años, cejijunto y una descalabradura en la frente. //
* Los militares estaban constituidos por 1007 soldados y 732 marinos y artilleros.
Alrededores de Bocaue (Bucalan), primera década siglo XVII, AFIO 88/51. Fuente: “Los franciscanos y la representación del territorio en Filipinas entre los siglos XVII y XIX”, Pedro Luengo Gutiérrez, del Departamento de Historia del Arte, US., Anales del Museo de América 19, 2011, p. 127.
*** Fuentes: “Celebración eucarística ante la flota de China en el muelle nuevo de Gibraltar”, Francisco Javier Quintana Álvarez, Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos, Cádiz. Congreso Internacional “El Francicanismo hacia América y Oriente”, Espartinas (Loreto) – La Rábida, 3-5 julio 2017, UIA y AHEF. // “El franciscanismo hacia América y Oriente: de un congreso a un libro”, Manuel Peláez del Rosal, Presidente de la Asociación Hispánica de Estudios Franciscanos, Sevilla, 2018; y, “Catalogo Biografico de los Religiosos Franciscanos de la Provincia de San Gregorio Magno de Filipinas desde 1577 en que llegaron los primeros hasta las de nuestros días”, Padre Fray Eusebio Gómez Platero, Manila, 1880.
No hay comentarios:
Publicar un comentario