[CONTINUACIÓN del 11 mayo 2024]
… Sigue de … «”CAPÍTULO IV. UN POEMA REVELADOR.
No faltan las normas útiles y necesarias para el buen vivir y trato mutuo, que servirán además para ocultar a los extraños este mundo picaresco:
En lo que toca a comidas,
colañas, tragos y cenas,
nadie su linaje afrente
ni quiebre taza o limeta.
Ayúdense unos a otros,
escusen lances de afrenta,
cortesía a todo el mundo,
buen pasage y buena lengua.
Nadie contra el otro jure,
ni abanico o fuelle sea
ni descubra las celadas,
aunque lo echen a galeras.
Y termina el curioso poema con una desconcertante invocación a lo alto:
Y el cielo os haga tan diestros
en urañadas y tretas,
a las águilas romanas
prestéis uñas y destreza.
[Ambientación] “El sentido del olfato”, óleo por José de Ribera, siglo XVII. Fuente: “historia.nationalgeographic punto com”, foto Oronoz, album.
Resulta grato pasar revista al pequeño, pero no, por tal, menos complejo mundo de las almadrabas. Parece inverosímil que en el corto espacio de tiempo que duraba esta pesquería del atún, se movilizaran tan dispares elementos en una dirección única. Y todos cumplían admirablemente su papel: la nobleza de España, ociosa y ávida de impresiones nuevas, que acomete el riesgo de la esclavitud, acudiendo a una playa casi perdida a la orilla del océano, frente a otro continente, de donde nos han venido siempre la invasión y la rapiña; los mercaderes del Reino o por cuenta de Italia y otras naciones, que cargaban las flotas y armadas de tan apetecida salazón, proporcionando a cambio la vida y movimiento que produce siempre, donde suena, el dorado metal. Y al margen de este comercio limpio y legal, estaban los oportunistas tratantes de atunes robados por los bribones, que, venciendo mil dificultades y esquivando la estrecha vigilancia, medraban con el producto de la sisa más curiosa que se haya conocido. El Capitán y Justicia Mayor, y los Oficiales puestos por el Duque conducían con la mano dura a la canalla, sin que pudiera valer a ésta, en las penas y los castigos, la poderosa intercesión, de que tanto se ufanaban. Los oficios anejos a la pesquería contrastaban en su trabajadora aplicación con la más consumada vagancia de los bribones. Porque desde los simples pícaros hasta los peores criminales, pasando por los desertores y aventureros, todos eran de esa clase de tipos, que constituyen el mundo de las bajas capas sociales que se debatía en aquel tiempo en la miseria, que no trabajaba, y que hacía un uso negativo, pero intenso de la astucia y de la audacia para subsistir. Y no faltaban las mujercillas perdidas, dándose el caso, como anota el P. Roa, de tener casa pública como en la ciudad. Pero a este revuelto mundo ponía su tono de ternura la figura de Dª Leonor, Condesa de Niebla, preocupada siempre por las inmoralidades de sus almadrabas de Zahara, que gobernaba como regente en la minoridad de su hijo Alonso. En fin, clérigos y frailes completaban este escenario con sus postulaciones y correrías apostólicas.
Niño retratado por el pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo, hacia 1655-1656, Hermitage, San Petersburgo. Fuente: “historia.nationalgeographic punto com”, foto Oronoz, album.
Tan variado cuadro no debe sorprendernos en aquella época de grandes contrastes, de una fe muy grande, pero, por ejemplo, en este caso histórico, época no menos débil frente a los vicios y miserias humanas. En aquellos tiempos la almadraba era sencillamente un negocio fácil y fructífero, como lo eran también las casas de mancebía, toleradas y a veces explotadas como un mal menor, dándose en ocasiones la circunstancia de ir a parar el producto de la renta de estas casas a fines santos y caritativos.
Tras lo expuesto, se explica la mezcla original de la industria y la aristocracia, que no se debe a otra cosa que a un privilegio, que tenía como base la posesión en señorío de los pueblos costeros de la provincia gaditana. Ahora se comprende el éxodo de la chusma a las costas del sur de la península, donde por estar más abandonadas, gozaban de mayor libertad y podían vivir a sus anchas junto a un señor, más atento a sus ganancias que al riesgo de tanta canalla acumulada.”»
[Ambientación] Mancebía y casa de acogida en Toledo en el Siglo De Oro. Fuente: “es.paperblog punto com”.
Fuente: “Los pícaros de Conil y Zahara: estudio histórico sobre los jesuitas y las almadrabas del duque de Medina Sidonia en la segunda mitad del siglo XVI”, Pablo Antón Solé; edición original en Cádiz, 1965; reedición Ayuntamiento Conil, 2009.
[CONTINUARÁ el 23 mayo 2024]
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