De como gracias a la transcripción que Antonio Martínez Cordero, obtuvo en el Archivo Histórico Diocesano de Cádiz, podemos conocer con todo lujo de detalles, del incidente que se originó entre el Diácono Juan de Guzmán y tres de sus vecinos. El documento original no ha pasado por nuestras manos, pero confiamos plenamente en la total veracidad de la ficha elaborada.
En esta narración se conocerán a muchos personajes de la Villa, así como sus profesiones y circunstancias en relación con los hechos descritos. Para no perder el hilo se van a relacionar los diversos protagonistas y su papel en el percance. La redacción tiene la típica redacción de un documento notarial, pues por este funcionario público está realizado, aunque desconocemos su nombre.
Francisco Márquez Espinosa, licenciado y vicario de las Iglesias de la Villa de Conil, encargado de enviar informe al Provisor.
Juan de Guzmán, clérigo diácono, herido gravemente por la agresión de tres de sus vecinos.
Gerónimo León, propietario de la casa de residencia del agredido.
Cristóbal de la Torre, cura de Conil, presente el algunas declaraciones de testigos.
Antonio Román de Robles, Fiscal Eclesiástico de esta Villa.
Antonia Díaz, asistenta del clérigo herido.
Amador de Oliva, mozo participante de palabra en los hechos.
Antonio Garrido, mozo participante de palabra en los hechos.
Francisco Rodríguez, mozo ejecutor de las heridas al diácono.
Juan Romero, natural y vecino de Conil y Maestro Cirujano, que atendió las heridas clérigo.
María Sánchez Lobo, mujer de Alonso Gil, dedicado a los lances de pescar, posibles testigos.
Sebastián Pantoja, casado con una de las hijas del anterior matrimonio, dedicado a las viña. Testigo.
Viuda de Alonso de Alba, testigo fallido.
María Sánchez y su marido, testigos, él dedicado a la jábega.
Cristóbal Vidal, testigo, de la mar.
[Ambientación] Arco de El Portillo. Fuente: “elturistatanquil punto com”, 30 octubre 2021.
Transcripción libre:
“ EJECUTIVOS Y ORDINARIOS.- En la Villa de Conil, el Señor Licenciado Don Francisco Márquez Espinosa, Vicario de las Iglesias de ellas, habiendo tenido noticias que a Don Juan de Guzmán, clérigo diácono, residente en esta dicha Villa, LO HAN HERIDO GRAVEMENTE y para averiguar y poder dar noticias formal al Señor Provisor, mandó que el presente Notario pase a las casas donde reside dicho Don Juan y le reciba DECLARACIÓN en la que exprese, quién o quiénes le han herido y si hubo testigos que lo declaren y hecho se le lleven los Autos para proceder a probar lo que convenga. Así lo proveyó.
Incontinenti (1) en dicho día 26 de julio de 1750, yo el Notario en cumplimiento de lo proveído pasé a las casas de Gerónimo León, donde reside Don Juan de Guzmán y HALLÁNDOLO EN LA CAMA HERIDO GRAVEMENTE, le dije a lo que iba y NO RESPONDIÓ y aunque distintas veces le hablé nunca respondió y preguntando a Don Cristóbal de la Torre, Cura de esta Villa que estaba presente si oía o hablaba algo, RESPONDIÓ QUE NO, POR LO QUE NO LE TOMÉ DECLARACIÓN.
Incontinenti el Señor Vicario en vista de la antecedente diligencia, mandó se pase a la casa del dicho Don Juan de Guzmán y se le tome DECLARACIÓN JURADA a la mujer que le asiste y se le pregunte qué sabe o ha oído decir en la pasada tragedia, que quién o quiénes le hirieron o vieren que estaban presentes, cuya declaración recibida se le lleven a los Autos.
[Ambientación] “Bobalicón”, uno de los grabados de Goya. Fuente: “heraldo punto es”, 26 septiembre 2013.
DECLARACIÓN: Incontinenti el Señor Vicario, acompañado de mí el Notario y de Don Antonio Román de Robles, Fiscal Eclesiástico de esta Villa, pasó a las casas donde reside Don Juan de Guzmán, y preguntado por la persona que le asiste, salió una mujer y dijo que era ella y preguntándole cómo se llamaba, respondió que Antonia Díaz y haciéndole poner su juramento en forma … DIJO: que habiéndole puesto la mesa para comer a Don Juan de Guzmán, le dijo dicho señor a la que declara <señora Antonia vaya vuestra merced (2) ahí frente y traiga una libra de pan (3)>, que salió a ejecutar lo que le mandaba y estando en la esquina TRES MOZOS que el uno era Amador de Oliva, otro Antonio Garrido y otro Francisco Rodríguez, le dijo uno a dicha declarante: <señora Antonia QUE GORDA ESTÁ Y BLANCA, cuanto ha que no veo a su merced>, que ella le respondió, <vuestras mercedes verán muchos años por lo que fuere>, que en este intermedio salió dicho Don Juan y preguntó qué era aquello, que ella le dijo lo que dichos mozos habíanle dicho, que el referido Don Juan les dijo: <Caballeros, vuestras mercedes NO SE METAN CON LA SEÑORA>, que los referidos mozos dijeron que <se mete vuestra merced en defender lo que no toca>, que dicho Don Juan dijo: <que era para defenderla>, que se metió dicho Don Juan en su casa y TOMÓ LA ESPADA Y SE LA PUSO BAJO EN BRAZO ENVAINADA y salió a la calle al tiempo que los dichos mozos se habían ido, que dicho Don Juan los ALCANZÓ EN EL PORTILLO, que ella iba a detenerlo diciendo <no los siguiere>, que vio que dicho Don Juan alcanzó a dichos mozos que les dijo que era para defender lo que había dicho, que respondieron ellos diciendo: <SEÑOR YA ESTO SE ACABÓ, VUESTRA MERCED NOS PERDONE>, que él volvió a referir lo mismo y dichos mozos a pedir perdón, que no sabe cómo pasó o lo que tal dos dijeron, que vio que uno de los tres mozos, llamado Francisco Rodríguez, SACÓ UN PUÑAL Y LE DIO LAS TRES PUÑALADAS QUE TIENE, que no vio ni oyó otra cosa, pues la verdad en cargo a su juramento dijo que es de edad de 20 años y no sabe escribir.
El clero en el siglo XVIII. Fuente: “ordorenascendi.blogspot punto com”, 10 mayo 2016.
En Conil, el 31 de julio de 1750, se vuelve a tomar Declaración bajo juramento a Antonia Díaz, y dijo: <que Antonio Garrido, fue quien le dijo las razones que en su primera declaración hizo, que cuando fue herido por Juan de Guzmán fue en parte que no hubo ni había personas alguna porque era en el PORTILLO, donde estaba otras veces el declarante, que era hora incómoda, pues fue entre las doce y la una del día (se deduce que del mediodía), que aunque el dicho Don Juan, ESTABA TAN MAL HERIDO, SE VINO POR SU PIE A LA CASA, que habiendo llegado a ella no había quien llamase para QUE TRAJERAN LOS SACRAMENTOS que a las voces que la declarante dio, diciendo: ¡el Santo Óleo!, acudió la gente pero no tiene presente quién, porque ESTABA CASI SIN SENTIDO, que sabe que los tres mozos incontinenti se ausentaron de esta Villa, pero no sabe ni ha oído decir dónde fueron ni en que parte al presente habitan>.
[Ambientación] Santos óleos elaborados en plata, siglo XVIII. Fuente: “todocoleccion punto net”.
En la Villa de Conil 31 de julio de 1750, pareció (4) Don Juan Romero, natural y vecino de Conil y Maestro Cirujano (5) en ella y que asistió a curar las heridas a Don Juan de Guzmán, y estando en su presencia en la de mí el Notario, bajo juramento siendo preguntado del despacho del Señor Provisor y Vicario General, DIJO: <que el domingo como cerca de la una del día fue avisado FUESE A CURAR a Don Juan de Guzmán que estaba herido, que salió a ponerlo en ejecución y llegó a las casas donde dicho Don Juan estaba, que lo registró y le HALLÓ TRES HERIDAS: UNA LA TENÍA SOBRE EL HUESO CORONAL; LA OTRA EN EL PECHO POR BAJO DE LA MAMINAL SINIESTRA; por su esencia MORTALES DE NECESIDAD hechas con instrumento CORTANTE Y PUNZANTE como cuchillo u otro semejante y que LA OTRA ERA UN PIQUETE, que no era de consideración y preguntado si sabía el paradero de los reos DIJO: <haber oído decir, no están en este lugar, que se habían ido de él y de su término que no he oído decir dónde fueron a parar>. Que lo declarado es verdad y tiene 29 años de edad y firmó ante el Vicario y de mí el Notario que doy fe.
[Ambientación] “No se muera vuestra merced”. Fuente: Manuel Artero Rueda, “lapaseata punto net”.
En Conil el 31 de julio de 1750 el Vicario, Juez de Comisión de estos Autos en virtud de que Antonia Díaz no da citas de personas que se hallaban presentes al tiempo que le dieron las heridas de Don Juan de Guzmán, su merced, DIJO: <que mandaba que el presente Notario pase a las casas inmediatas que están al PORTILLO donde sucedieron dichas heridas y requiera a las personas habitantes en ella, pasen ante su merced a declarar sobre lo que este asunto supieren y el paradero de los delincuentes>. Incontinenti yo el Notario en cumplimiento de lo mandado por el Juez, pasé a las casas que se mencionan y hallando en ella a María Sánchez Lobo, mujer de Alonso Gil, le requerí para lo que entendía que fue, DIJO: <omitía ir a casa del Vicario porque no tiene que declarar sobre la pendencia que hubo ni su marido porque éste ESTABA EN LA MAR AGUARDANDO QUE ECHARAN UN LANCE DE PESCAR, que ella desde la mañana, había salido y se había estado en una de las casas de sus hijas que la familia de Sebastián Pantoja con quien en compañía vive, había salido desde por la mañana POR LAS VIÑAS que la otra vecina que es la viuda de Alonso de Alba ha muchos días que está fuera de esta Villa y esto lo dice de toda verdad>. Incontinenti pasé a la vivienda de Sebastián Pantoja, no topándolo, sino a su mujer, le di a entender a lo que iba y respondió que el domingo, desde que OYÓ MISA CON TODA SU FAMILIA SE FUE A LA VIÑA, donde estuvo hasta la noche que vino y halló la novedad que ha sucedido, que la familia de la viuda, siempre está en el campo, que la vecina María Sánchez y su marido casi siempre están fuera de su casa porque ÉL SE VA DESDE POR LA MAÑANA A TIRAR DE LA JÁBEGA, y ella a casa de sus hijas; que no sabe nada para poder declarar>.
[Ambientación] Liturgia del cristianismo. Fuente: “historiando punto org”.
En Conil el 1 de agosto de 1750, ante el Vicario, Juez de Comisión en estos Autos comparece bajo juramento Cristóbal Vidal, vecino de Conil, casado, DIJO: <que el domingo de la presente semana, como entre las doce y la una de la tarde, HABÍA VENIDO DE LA MAR y mandó a una hija suya por dos libras de pan, la cual tardaba y salió a ver si venía, que estando esperando en la ESQUINA DEL PORTILLO, llegaron tres mozos, el uno era Francisco Rodríguez, otro Amador de Oliva y el otro Antonio Garrido y dijeron al que declara: ¡Guarde Dios a vuestra merced Señor Vidal! Y él le respondió: vengan vuestras mercedes con Dios, caballeros; y preguntaron: vuestra merced sabe si han dado las doce, y les respondió que sí que la habían dado y dijeron los tres: Ya es hora de ir a comer, vámonos; se volvieron para irse a sus casas en cuyo tiempo iba saliendo Antonia Díaz, la mujer que asistía a Don Juan de Guzmán y dijeron los referidos mozos que Dios a vuestra merced señora Antoñica y le preguntaron SI ESTABA BUENA y ella les respondió para servir a vuestras mercedes, con licencia de vuestras mercedes, y les respondieron: vaya vuestra merced con Dios, a cuyo tiempo salió en cuerpo Don Juan de Guzmán de su casa, que era la misma de la dicha Antonia y le dijo a ésta el dicho Don Juan: ¿Qué es eso? ¿qué cumplimiento son esos? Y ella respondió: los señores me llegaron hablar, y en virtud de conocerlos y respondió al dicho Don Juan dijo: hablando con la referida Antonia, pues que se había de ir a su casa y los señores que SE FUERAN A LA MIERDA y respondieron los tres al señor Don Juan, SUJÉTASE VUESTRA MERCED que no se le ha perdido la cortesía y el dicho Antonio Garrido, habló diciendo: si yo he hablado a la señora, es porque nos hemos criados juntos, y en otra ocasión le dijo al que declara: ¡Ah! Señor Don Juan por amor de Dios, que no haya pesadumbre, que no hay motivo para ello, y entonces dicho Don Juan dijo ¿qué me ha de sujetar a mí?, ni Dios Padre; y respondieron los tres mozos: si sujetaran a vuestra merced que no se le ha dado motivos para que no se sujete; y dijo Don Juan ¿quién es el me va a sujetar a mí? Y respondieron ellos ¡Dios ha de sujetar a vuestra merced señor Don Juan! Y dijo dicho Don Juan ¡ahora veré yo quién me ha de sujetar a mí!; y se entró en dicha su casa y el que declara dijo a los mozos ¿Ah caballeros! Vayánse vuestras mercedes de aquí, porque no haya pesadumbre y oyeron los tres verdad es lo que dice; y todos los tres se fueron al Portillo arriba, a cuyo tiempo salió dicha su hija con el pan y la tomó de la mano y vio que dicho Don Juan salía de su casa y por ver si podía evitar una pesadumbre, soltó su hija y se puso delante dando lugar a que los tres mozos lo tuvieran de trasponerse y el declarante le decía ¡Ah! Señor Don Juan, por el Amor de Dios, estos MOZOS NO HAN AGRAVIADO A VUESTRA MERCED, ya se fueron, déjelos vuestra merced ir, y le respondió QUÍTESE VUESTRA MERCED DE ENMEDIO y vio que bajo la capa llevaba no dijo qué, pero llevaba la mano debajo del brazo que discurrió sería PISTOLA, pero no lo vio, volvió a instarle en segunda vez ¡Don Juan por ante Dios! Y temiendo el que declara no con él lo que con otros en otras ocasiones que tuvo una riña con un hijo de Francisco Muñoz, que se fue a poner en medio y le dio un bofetón al que se metió por medio, por este motivo se quitó y tomó dicha su hija de la mano y vio que dicho Don Juan iba tras los mozos y le oyó decir ¡Aguarden ahí! Que ahora verán quién me ha de sujetar y tras él iba la dicha Doña Antonia Díaz y ésta al instante dio voces diciendo ¡Ahí! QUE LO MATO; que no vio ni oyó otra cosa, fuera de lo que lleva declarado y preguntado si sabía dónde varaban los agresores o si tenían noticias de ellos respondió no sabía, ni de ellos, tenía noticias que lo que referido lleva es la verdad, so cargo de juramento y que es de 34 años de edad y no firma porque no sabe>.
[Ambientación] Ataque con cuchillo. Fuente: “eluniversal.com punto mx”.
(1) Incontinenti.- Prontamente, al instante. Real Academia Española. También: inmediatamente, al punto, sin dilación. Enciclopedia Jurídica.
(2) Vuestra merced.- Tratamiento o título de cortesía que se usaba con aquellos que no tenían título o grado por donde se les debieran otros tratamientos superiores. Vuestra o su merced.
(3) Una libra de pan.- Poco más de 450 gramos. Fuente: “corazondecaramelo punto es”.
(4) Pareció = Apareció.
(5) Maestro cirujano.- Por esta época de la narración, cirujano y barbero venían a ser un mismo oficio. Podía realizar procedimientos quirúrgicos que incluían derramamiento de sangre, terapia de ventosas, extracción de dientes y amputación. Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.
Fuente: Archivo Histórico Diocesano de Cádiz, Legajo 977, 26 de julio de 1750, EJECUTIVOS Y ORDINARIOS, recopilación en unas fichas de Antonio Martínez Cordero, depositadas en el Archivo Parroquial de Conil de la Frontera. Agradecimiento: Yelman F. Bustamante Solórzano, párroco de Santa Catalina.
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