domingo, 18 de agosto de 2024

NAUFRAGIOS EN EL LITORAL DE CONIL, 39: “EL SOBERBIO” (1.752) // “NAUFRAGIO Y RESCATE DE UN NAVÍO EN EL SIGLO XVIII”, 05/16. // Genoveva ENRÍQUEZ MACÍAS y Victoria STAPELLS JOHNSON,

De como una chica que, hasta los catorce años, veraneaba habitualmente con su familia en CONIL, allá por los años sesenta y setenta del siglo pasado, estando trabajando, ya adulta, como documentalista en el Archivo General de Indias en Sevilla (AGI), junto a otra Licenciada en Historia, encuentran un papel con la siguiente anotación: Juan Basallote, vecino de CONIL, preso en Cádiz por robo en el naufragio del SOBERBIO”. Esta casualidad y las relaciones personales con esta Villa y ese apellido, les hizo remover legajos en busca de más información, fruto de ello es el artículo que en varias entradas se va a transcribir en este blog, contando con la debida autorización.

El navío naufragado en la playa de La Barrosa nació como mercante en 1738, originalmente llamado “San Francisco de Asís”, propiedad del mercader gaditano Guillermo Terry y Ronan, que sin ser estrenado como tal fue incorporado a la Armada por la Corona Española, reinando Felipe V, al declararse una guerra contra Gran Bretaña.

La tragedia del naufragio se plasmaba con toda nitidez y crudeza en cuantos documentos consultaban, dominando el robo de los restos llegados a la playa por los vecinos de los pueblos cercanos, como CONIL y Chiclana. Así recordaron lo oído tiempo atrás a la anciana conileña María Basallote que contaba “… como, cuando llegaba noticias de un naufragio, los vecinos corrían a la costa, envueltos en manta para ocultarse en la noche y poder saquear entre los restos …”. 

[Ambientación] Barcaza abandonada en la playa de Kent. Fuente: “alamy punto es”. 

[VIENE del 11 de agosto] 

Nota: Todo el texto escrito en letra cursiva, itálica o bastardilla, se corresponde a la transcripción original del artículo. Las imágenes han sido seleccionadas por el transcriptor, con indicación de la fuente y autoría siempre que ésta haya sido posible identificar. 

« Éste era el escenario que se encontró el cabo principal de Sancti Petri y de aquella costa de Chiclana, don Juan Ignacio Piñeiro. Cuando le llegó el aviso del desastre en curso, organizó desde este pueblo un primer grupo de rescate, con el que se dirigió a La Barrosa inmediatamente. Había salido a la una y media de la tarde con toda la gente que pudo reunir, unos veinticinco, pero lo crudo del tiempo y la crecida de los arroyos que había en el camino hizo difícil el traslado. En el trayecto encontró un oficial del regimiento de Córdoba, dos guardas de la Renta del Tabaco y un soldado que casualmente pasaban por allí y que se prestaron a ayudarle para recorrer la costa. Cuando llegaron a la playa todavía se divisaba que algunos pasajeros y tripulantes se mantenían sobre lo que quedaba del “SOBERBIO”; pero, además de la impotencia de no poder socorrerlos, también SE VIO IMPOTENTE PARA CONTROLAR A LOS SAQUEADORES que campaban a sus anchas, por lo que escribió al subdelegado de Marina de Chiclana, don Pablo Aguado de Rojas, para informarle y pedirle que le enviase gente armada. Mientras, recorrió la orilla y la zona de matorrales con su gente, encontrando en un arroyo a ocho hombres CON DOS CAJONES DE CARTAS que habían roto a pedradas, por ver si dentro encontraban algo de valor. Cuando intentó quitárselos, éstos se resistieron descaradamente haciéndole frente, y finalmente huyeron hacia el monte, donde se juntaron con otros trescientos que por allí andaban, ya muy excitados y gritando “¡VAMOS TODOS A MATARLOS!”, animados por su superioridad numérica. Los hombres que acompañaban a Piñeiro, asustados, le suplicaron que ordenase la retirada, a lo que éste se negó ordenándoles que disparasen a las piernas de los sublevados, pidiendo a gritos “¡FAVOR AL REY!”. No sirvió de gran cosa, porque los asaltantes se escabullían, escondiéndose por un lado y apareciendo por otro. 

[Ambientación] “The Shipwreck of Don Juan, 1840; Eugène Delacroix, WikiArte punto org. Fuente: “pinterest punto es”. 

Por las cartas de los cajones, Piñeiro averiguó que el navío procedía de América, y por lo que veía de su porte no podía ser más que el “SOBERBIO” del marqués de la Cañada. Al caer la noche ordenó HACER CANDELADAS en la orilla, para guiar a los náufragos y animarles a que se lanzasen al agua y alcanzaran la playa. Durante toda la tarde los tales náufragos habían aguantado con la esperanza de que llegasen botes de salvamento desde tierra, pero no acudió nadie en su auxilio porque no había embarcaciones y porque, en cualquier caso, el temporal era tan terrible que no hubiera permitido botar ninguna. A las nueve de la noche, el contramaestre Diego Bicheron, viendo que ya sólo cabía salvar la vida, se arrojó al mar; pero sólo le acompañaron unos treinta o cuarenta hombres que tuvieron el valor de hacer lo mismo. El capitán Cañizares y el maestre Francisco de Peña se mantuvieron sobre el casco, hasta que a las tres de la madrugada volvió a subir la marea y el “SOBERBIO” se SE DESBARATÓ POR COMPLETO. El final fue rápido: en tres cuartos de hora desapareció bajo el agua. En total PERECIERON 167 PERSONAS de las 224 que componían el total de los embarcados. Sólo se salvaron hombres de mar; no sobrevivió ningún pasajero ni criado. 

[Ambientación] “El naufragio en el mar del Norte”, 1865. Ivan Aivazovski. Fuente: “pinterest punto es”. 

Piñeiro ordenó ACORDONAR LA VILLA DE CONIL, contar el número de vecinos ausentes y que se prohibiese salir de allí a los vecinos que quedaran, registrando a todos los que entrasen para quitarles lo que llevaran encima. A las doce de la noche envió a Cádiz un hombre a caballo para avisar de lo sucedido, así como al dueño del navío. Mientras tanto había que ATENDER A LOS SUPERVIVIENTES Y SEGUIR CONTROLANDO A LOS SAQUEADORES. Don Bartolomé Arrafán y Ronquillo, ministro de Matrícula de Conil y tesorero de la duquesa de Medina Sidonia, que también llegó a La Barrosa, al ver la gran masa de ladrones y los pocos hombres armados de que se disponía, admitió ante Piñeiro que era imposible remediar nada, puesto que seguía acudiendo gente de los pueblos y a la mañana siguiente ya sumaban más de mil. Piñeiro pidió a Cádiz tropa armada, como también a Chiclana y a CONIL, aunque de estos pueblos pocos hombres quedaban ya que no hubieran acudido a robar entre los restos. Desesperado, participó a las autoridades de Cádiz que aquello parecía “tierra de caribes”. Como DISCULPA podemos alegar que esos pueblos habían sufrido constantemente LEVAS FORZOSAS en los años de guerra anteriores, y precisamente Piñeiro había sido el encargado de hacerlas, por lo que sus habitantes estaban PREDISPUESTOS CONTRA TODA AUTORIDAD. En cualquier caso, el saqueo de un naufragio también era algo NORMAL Y HABITUAL en la época. Y ya decía Cervantes que en las almadrabas de CONIL se daba una de las mayores concentraciones de facinerosos de España. »

[Ambientación] Barco naufragado, sin referencias de autor y fecha. Fuente: “pinterest punto es”. 

Fuente: “El SOBERBIO. Naufragio y rescate de un navío en el siglo XVIII”, por Genoveva Enríquez Macías (Universidad de Sevilla) y Victoria Stapells Johnson (Universidad de Ottawa, Canadá). Revista de Historia Naval; Instituto de Historia y Cultura Naval Armada Española; N.º 93, Año XXIV, 2006, pp. 33-56. // Tesis doctoral: “Guillermo Terry, armador en Cádiz y su navío SOBERBIO. Guerra y comercio en la primera mitad del siglo XVIII”. Autora, Genoveva Enríquez Macías, Director-Tutor, Pablo Emilio Pérez-Mallaína Bueno. Universidad de Sevilla, febrero 2023. 

[CONTINUARÁ el próximo 25 de agosto] 

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