Para
aquellos lectores que estén interesados en conocer las
características de algunos
de los periódicos o
publicaciones,
vamos a utilizar el acceso al portal gratuito, y libre, de la
Biblioteca
Digital Hispánica,
presentando
una portada y copiando las descripciones y notas que los
caracteriza.
Con
la nueva Constitución y con el fin de llenar el vacío de la prensa
progresista avanzada barcelonesa que habían dejado “La Guardia
Nacional” (1835-1841) y “El Nuevo Vapor”
(1836-1838), al pasarse estos al moderantismo a comienzos de 1837, el
médico humanista, político y periodista Pedro Felipe Monlau
(1808-1871), que previamente había dirigido la etapa más radical
del último de los citados periódicos y colaborado en el también
diario progresista “El Sancho Gobernador” (1836-1837),
funda “El Constitucional”, cuyo primer número aparece el
uno de agosto de ese año 1837. En entregas de cuatro páginas y
compuesto a tres columnas, será un típico diario de la época,
estampado en su propia imprenta, apareciendo F. Vila como su
editor responsable, de acuerdo a lo exigido por la nueva ley de
imprenta.
Con
un pequeño grabado sobre su cabecera en el que inserta la portada de
la Constitución de 1837, el diario se estructura en secciones, y en
su primera página incluirá la denominada Crónica Oficial, en cuyo
primer número inserta el propio texto constitucional recientemente
aprobado, que había sido fruto de la transacción entre los partidos
Moderado y Progresista, y que el primero terminará sustituyendo por
su propia Constitución en 1845, dando lugar a la consiguiente Década
Moderada. Sección esta que servirá para dar cuenta del desarrollo
legislativo y normativo de la reina regente María Cristina y
de los diferentes ministerios del Gobierno (reales decretos, órdenes,
etc.), y que compartirá, en el faldón de la misma plana, con un
folletín, que a veces sigue en los de las páginas siguientes.
A
continuación, en una sección bajo el epígrafe Barcelona ubicará
diariamente el principal artículo de fondo, de carácter político o
doctrinal, que tiene la estructura propia del editorial, desde donde
denunciará al carlismo, que en esos momentos intensifica la cruenta
guerra civil, analizará la política gubernamental o parlamentaria o
defenderá los principios de soberanía nacional, de estructura
territorial del Estado o municipal y en, general, los democráticos
avanzados de los que es portavoz ante la opinión pública
barcelonesa.
Otras
de sus secciones son Crónica Interior y Crónica Extranjera, con
noticias extractadas de otros periódicos y algunas procedentes de
partes telegráficos, así como las de Alcance y Cortes. La sección
de local tiene el epígrafe Gacetín Urbano, y en ella inserta
información sobre los servicios de la capitanía general, del
gobierno superior político de la provincia o del movimiento
portuario, pasando después esta última información a una sección
propia con la denominación Crónica Mercantil, en donde inserta
también los cambios monetarios. Además publica manifiestos o
proclamas políticas, comunicados remitidos y avisos, y al final
tiene una brevísima sección de Teatro. Carece de anuncios
comerciales.
Sin
llegar a cumplir tres meses de vida y haber publicado 77 números, y
tras conocerse los resultados de las elecciones, que ganan los
moderados, el 16 de octubre, el diario será suspendido por orden del
nuevo jefe político de la provincia, José María Cambronero,
hombre de confianza de Ramón de Meer, que venía siendo
capitán general de Cataluña desde marzo de 1837. Tras ser acusado
del asesinato del teniente de alcalde y jefe de la policía
barcelonesa, el moderado Mariano Vehils, Monlau será
deportado y buscará refugio en Francia. Tras el cese de Meer,
a cuyo mandato como capitán general se le ha calificado de
“dictadura”, en junio de 1839, Monlau regresa a Barcelona,
y junto a otro proscrito, el también médico y filósofo Pedro
Mata (1811-1877), iniciará la segunda etapa de “El
Constitucional”, que reaparece el 23 de junio de ese año, con
el subtítulo “periódico político, literario, económico y
mercantil”, con la misma estructura formal y como principal
periódico progresista filodemócrata barcelonés. El compendio de su
doctrina, según su prospecto, será la monarquía constitucional
cristina y la lucha por la conclusión de la guerra civil carlista,
además de combatir el desorden y defender la industria nacional.
Aparece ahora J. Planas como su editor responsable, y lo
seguirá dirigiendo Monlau hasta noviembre de 1840, tras la
renuncia de la reina María Cristina y la asunción de la
regencia por Baldomero Espartero –el “general del
pueblo“–, ocupando a continuación su dirección el oficial
de Infantería Antonio Seijas Prado, mientras que Monlau
fundará y dirigirá un nuevo diario progresista desde enero de 1841:
“El Popular”.
Desde
el 24 de julio de 1842, como suplemento del diario, sus redactores
publicarán el semanario “El sapo y el mico”, que se
autodefine como “periódico insolente, descarado, asqueroso y
repugnante, dedicado a lo más soez de la sociedad, por una reunión
de brutos”, con el que intentan replicar al moderado “El
Papagayo”.
Contrario
a los “ayacuchos”, “El Constitucional” se sumó a la
alianza de progresistas y moderados que provocaron el fin de la
regencia de Espartero en julio de 1843, y tras los brevísimos
gobiernos de José María López,
durante el también cortísimo de Salustiano Olózaga
publicará su última entrega –la número 1.655-, el 24 de
noviembre de ese año; y tras la entronización de Isabel II y
la toma del poder de Luis González Bravo comenzará la Década
Moderada y el regreso de la política represiva. Un dato a destacar
de este diario es que en su edición de diez de noviembre de 1839
publicó una noticia bajo el epígrafe El Daguerrotipo, por el que se
anuncia la obtención por este método de la primera fotografía en
España, que sería la de una vista de la Lonja de Barcelona,
atribuída a Monlau.
Fuente:
Biblioteca Nacional de España. Hemeroteca Digital. Biblioteca
Digital Hispánica.
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