martes, 13 de octubre de 2020

CONIL Y UN ALIJO FRUSTRADO (1845).

Como suele suceder en algunos casos, muy pocos, los delincuentes en connivencia con los servidores públicos, encargados de evitar el delito, se confabulan ante la tentación de pingües beneficios. Auténtica odisea la sufrida por el oficial de carabineros en cumplimiento de su deber. Seguro que sería recompensado por sus superiores y mencionado como ejemplo para sus compañeros y subordinados. 
Y sucedió en CONIL.

Fuente: “El Español: diario de las doctrinas y de los intereses sociales”, 
núm. 405, del martes, 14 de octubre de 1845.

ALIJO.-CONNIVENCIA DE LOS CARABINEROS.-
Leemos en el Comercio de Cádiz:
En uno de los últimos dias del mes anterior se intentó hacer un alijo para la playa de Conil, pero el oficial de carabineros D. Manuel de Arcos que manda en aquel punto, pudo evitarlo á pesar de la connivencia en que al parecer estaban algunos de sus subordinados con los contrabandistas. Siendo dadas las diez de la noche, el oficial, en medio de la oscuridad, descubrió un buque cerca de la costa: acercóse al primer puesto de los carabineros y estos les dijeron que era un barco de rentas; pero como el oficial viese bultos en la playa volvió á interrogar á aquellos y le contestaron que eran los dos carabineros del segundo puesto. Encaminóse pues al sitio y los encontró en efecto, pero reunidos con tres paisanos, uno de los cuales trató de hacer uso de la escopeta que llevaba. Solo y desamparado el oficial, tuvo valor bastante para dar una cuchillada al de la escopeta, que cayó en tierra, apoderándose á la vez de los otros dos paisanos que puso bajo la custodia de los carabineros mientras él reconocia el terreno. Los paisanos, menos el de la escopeta, se escaparon, si bien uno de ellos pareció después. El alijo, como llevamos dicho, no llegó á verificarse, gracias á la energía y resolución de dicho oficial: se está formando causa á los carabineros.

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