domingo, 11 de octubre de 2020

LA FIEBRE AMARILLA EN CONIL (1822).

Respuesta de los médicos de CONIL, sobre los brotes epidémicos de fiebre amarilla que afectó a amplias zonas de España a principios del siglo XIX, previa a la recepción de un interrogatorio remitido por las autoridades sanitarias de la capital, a todos los pueblos de la provincia. Los profesores en el arte de curar” fueron D. Joaquín de Barrachina, y D. Antonio Delgado.

En el Apéndice al número IVº del Tomo IIIº del Periódico de la Sociedad médico-quirúrgica de Cádiz, hemos encontrado publicado la justificación y detalle de dicho interrogarorio.

Cuadro de José Aparicio que representa los efectos de la fiebre amarilla. 
“ABC”, del 31 de enero de 2016.

Fuente: “Periódico de la Sociedad Médico-Quirúrgica de Cádiz”, Volumen Tercero. 
Imprenta de la Casa de Misericordia, Cádiz, año de 1822.

TRANSCRIPCIÓN LITERAL:
APENDICE AL NÚMº. IVº. DEL TOMO IIIº.

Del periódico de la Sociedad médico-quirúrgica de Cádiz.
Considerando esta Sociedad de sumo interés el publicar los documentos remitidos por los profesores de los pueblos de esta provincia, en contestación al interrogatorio formado á intento de averiguar ciertas cuestiones relativas á la aparición de la fiebre amarilla en ellos y modo de propagarse, acordó se verificase por via de apéndice al número que se hallaba en prensa.
Un conjunto de circunstancias harto conocidas ha retardado la continuación de este periódico; pero la Sociedad convencida más y mas de la necesidad de dar á conocer sobre que fundamentos está apoyado el dictámen que remitió al Gobierno, y está consignado en este mismo tomo, ha dispuesto se proceda desde luego á publicar dichas contestaciones, que cree serán acogidas con aprecio por los que se dedican á investigar la verdad en asunto de tanta trascendencia. Su exámen debe ser útil no solo á los profesores del arte de curar sino también á los Gobiernos, pues que ellas forman una parte de los elementos necesarios para resolver la cuestion del contagio ó nó-contagio de la fiebre amarilla, y adoptar ó repeler de una vez las medidas sanitarias. Para la precisa inteligencia de los siguientes dictámenes, conviene dar á conocer el interrogatorio remitido por las autoridades de esta capital á sus respectivos pueblos. Abraza los nueve puntos siguientes:
1º. Se determinará la situación del pueblo en la provincia, marcándola especialmente con la capital, y puntos de la costa; y si fuese posible, la elevación de que goza sobre el nivel del mar.
2º. En qué años, desde el de 1800, se ha padecido en él la fiebre amarilla.
3º. Si se cree que fuese importado, ó que se desenvolvió espontáneamente por la accion de causas atmosféricas, locales, ú otras, tomando despues el carácter epidémico ó contagioso con que hizo sus estragos.
4º. En el primer caso, se expresarán los fundamentos de aquel juicio, señalando el pueblo ú foco de donde se cree pudo ser llevada, individualizando la persona ó personas que pudieron conducirla, y la dirección que el mal siguió en las calles y barrios, una vez declarado.
5º. Si se ordenaron y llevaron á efecto algunas medidas de precaución é incomunicación, ya por las autoridades, ó bien por algunos establecimientos en particular; y si estas medidas bastaron á reprimir en parte ó en todo los progresos de la enfermedad.
6º. En el segundo caso, se detallarán igualmente las que se crean causas productoras del miasma, como excesivos calores, pantanos, lagunas, bosques, etc. marcando del mismo modo la carrera, y duración con que se fué propagando, ó los varios puntos que se afectaron á la vez.
7º. Si las personas fugadas de la poblacion, y que se conservaron en incomunicacion perfecta, permanecieron ilesas y sin ser atacadas de dicho mal.
8º. Si declarado este en alguno de los fugados, se comunicó á los demás que le acompañaban; en cuyo caso será importante determinar la distancia á que se alejaron del pueblo, y las circunstancias del local que ocupaban.
9º. De cualquiera de estos modos, será de la mayor utilidad la formación de un estado, que presente por resulta el número de personas que fueron invadidas en cada una de las epidemias observadas, las que resultaron curadas, y las que fallecieron, determinando el sexo, y la virilidad ó infancia.”

André Mazet atendiendo a enfermos de fiebre amarilla en Barcelona en 1821. 
Science Source. El desinsectador y desratizador, 2020.

Fuente: “Periódico de la Sociedad Médico-Quirúrgica de Cádiz”, Volumen Tercero. 
Imprenta de la Casa de Misericordia, Cádiz, año de 1822.


TRANSCRIPCIÓN LITERAL:
CONIL.
Los profesores D. Joaquín de Barrachina, y D. Antonio Delgado dieron las respectivas contestaciones que siguen.
1º. La villa de Conil se halla situada en la costa á 6 leguas al N.O. de Cádiz entre los cabos de Roche y Trafalgar sobre un pequeño cerro en declive ácia el mar, presentando á la vista por la parte del S. la forma de anfiteatro; su elevación sobre el nivel del mar se podrá regular á treinta varas en la parte más alta de la población.
2º. En sus inmediaciones no existen lagunas, pantános ni bosques que puedan viciar las buenas cualidades del aire.
3º. La atmósfera templada y húmeda que goza por su situación, modera los violentos ardores de la canícula, y los intensos frios del desapacible invierno.
4º. Este pueblo, mas feliz que sus comarcanos, no ha experimentado los desastres de la fiebre amarilla, á pesar que desde el año de 1800 hasta el de 1810 se calculan en 160 hombres los que vinieron contagiados de Cádiz y S. Fernando, falleciendo la mayor parte sin que comunicasen el mal. En los años restantes hasta 1821 inclusive, se han presentado en esta seis hombre con la enfermedad dicha que la habían contraido en Cádiz unos, y los restantes en la poblaciones de S. Fernando, Jerez y Lebrija, donde se padecía, siendo todos víctimas de ella, sin que propagasen el contagio á nadie de este vecindario, y ¿quién dudará que este beneficio ha sido sin duda efecto del zelo y vigilancia de sus autoridades? En efecto las incomunicaciones, los lazaretos de observacion, y demás providencias oportunas que se han adoptado, han ocasionado hasta la presente el resultado feliz de libertar á este pueblo de los horrores de la enfermedad contagiosa de que se trata. Sabemos muy bien que en otros pueblos se ha propagado este terrible mal, importado por solo un individuo, de lo que se pudieran citar varios exemplos; lo mismo que en otros donde ardía, digámoslo así, la fiebre amarilla, libertarse toda una familia aislándose en su propia casa. Es cuanto podemos contestar al interrogatorio que se nos ha comunicado. = Conil 25 de marzo de 1822. = Joaquin de Barrachina. = Antonio Delgado. ="


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