viernes, 31 de octubre de 2025

01/36. “LA FUERZA DE UN PRIMER AMOR”, por LUIS BRICEÑO.

 EL PUERTO DE EL ENCINAR.

La simple enunciación de este título -puerto de El Encinar-, va indicando que no se trata de presentar, al intentar describirlo, una de las muchas extensiones de mar, abrigadas de la pujanza impetuosa de las olas exteriores, en que los buques y demás embarcaciones efectúan sus operaciones de tráfico sin la contingencia inconveniente del riesgo de embarrancamiento1 o naufragio y con la comodidad y diligencia que esos abrigos les proporcionan.

No: lo que esta vez se pretende, lisa y llanamente, como corresponde a una expresión pobre y sencilla, no es más que mostrar -digámoslo así- un trozo de camino antiguo -después cuidada carretera- que daba paso libre -relativamente fácil y cómodo- entre dos montañas, cubiertas, especialmente en sus laderas y valles, de árboles, arbolillos, arbustos, matas y yerbas de múltiples variedades. 

[De ambientación] Encinar monumental, Cerezo de Abajo en Segovia. Fuente: “turismosierrasegovia.es”. 

El puerto de El Encinar, recibió ese nombre por el gran número de plantaciones, singularmente de encinas, que poblaban sus inmediaciones.

Enclavado en la parte más culminante de una de las vargas que formaba la prolongada pendiente de la carretera, al socaire y abrigo de enormes macizos de montañas, se divisaba desde el mismo una buena extensión de terreno, unas veces erizado de arboleda, más o menos espesa o apretada, de diferente verdor, y, otras, con valles o pequeñas planicies clavas, cortadas acá y allá por las curvas de apariencia segmentaria de la carretera que a él o de él conducía.

Cercano al mismo, y arrancando de sus propias inmediaciones, un hermoso valle, de vegetación exhuberante y lozana, le brindaba el espectáculo de la cumbre peñascosa de la ingente montaña, con sus escarpaduras y altos riscos, y le obsequiaba con el trasminante perfume de sus plantaciones olorosas; con la gama imponderable de todos los colores de sus hojas y flores; con la bulliciosa melodía del trinar de las aves canoras; con la suave cadencia de la brisa, al sacudir el ramaje, y con el cascabeleo cantarino de las aguas manantiales, al correr, precipitándose, por las vertientes del terreno.

Aunque lo que predominaba en aquel conjunto de plantaciones era la encina, reina de todo el contorno, no por eso todo el monte era orégano. 

[De ambientación] Flor de la encina. Fuente: “https://misqueridasamigas.wordpress.com/2018/05/10/” 

Aparte del predominante miembro familiar de las Cupulíferas, ya consignado, no era difícil encontrar entre los árboles de buena altura, excelente copa y serio desarrollo, abedules, castaños, fresnos, hayas, olmos y otros parecidos o semejantes. En la clase de menos árboles, arbolillo y arbustos, no faltaban el laurel, ni el madroño, el algarrobo, la acacia, el arce, ni el álamo. Entre las matas, era sencillo encontrar el ojaranzo, el lentisco, la zarzamora, el ajenjo, la énula, la retama, y el tomillo, y, entre otras muchas más, el poleo y el espliego. Y, entre la infinidad de hierbas que pueblan la feracidad del suelo hispano, el hinojo, la manzanilla, la mejorana, la tonaceto, la ruda, el meliloto y esa otra multitud de la flora indígena, tan varia como innúmera, tan diversa como diferente.

Un puerto o paso entre montañas como otros muchos de la orografía nacional; pero con la circunstancia de hallarse al abrigo de altas montañas, rodeado de múltiple y pintoresca flora y, más que nada, situado en el forzado enlace de dos importantes poblaciones que, por la relativa equidistancia de él a las mismas y por la especial accidentalidad del terreno en que estaba enclavado, significaba un lugar de reposo, un avance parcial en el largo y laborioso caminar impuesto por las naturales relaciones entre las indicadas ciudades, y en la comunicación y concatenamiento de intereses entre las otras más distantes. 

NOTA DEL TRANSCRIPTOR: [1] Embarrancamiento,. Acción de embarrancar o varar con violencia encallando en el fondo. Varar, encallar, atascarse, atollarse. Fuente. DRAE. 

*** Fuente: “LA FUERZA DE UN PRIMER AMORnovela de notorio matiz ingenuo, de escasa traba episódica y de carácter sentimental”, por Luis Briceño Ramírez, p.p. 13-15Diario Jaén, Talleres Gráficos, s/f. 

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