miércoles, 29 de noviembre de 2023

PATRIMONIO CULTURAL: ACTIVIDAD PESQUERA II.

JÁBEGA

Los orígenes de la jábega en el litoral de la Janda son muy antiguos. La primera noticia que tenemos es una Ordenanza sobre la pesca de jábegas en Conil de 1688, procedente del Archivo Ducal de Medina Sidonia. Esta y otras ordenanzas locales quedaron englobadas durante el s. XVIII en Ordenanzas generales de mayor rango, con extenso y minucioso articulado, relativo al sorteo de lances, normas y sanciones, personal y relaciones mutuas entre armador y pescadores. Dichas ordenanzas, adaptadas a las distintas playas, estuvieron vigentes hasta el s. XX y constituyen el precedente inmediato del Reglamento de jábegas de Conil de 1920.

Reglamento para la pesca de la “Jábega” en aguas de Conil de la Frontera, Cádiz, 1920 . Fuente: ASOCIACIÓN CULTURAL AMIGOS DE LA BARCA DE JÁBEGA”, Málaga. 

A fines del s. XVIII había en Conil 12 barcas de jábega corrientes, además de otros artes playeros (lavadas y redes de a pie). Cada jábega podía dar empleo a 20-22 pescadores, entre marineros y terrestres, que sumarían unos 250 hombres. Era el arte de pesca de mayor importancia social y, sin duda, el de mayor peso económico (exceptuadas las almadrabas), por volumen de capturas y valor de la pesca, dando también trabajo a una numerosa arriería dedicada en buena medida al transporte de la pesca. Así siguió siendo, con altibajos, durante el s. XIX en el distrito pesquero de Vejer y Conil, donde se documentan también otros artes playeros como BOLICHES y TARRAYAS.

El pescador conileño Bartolo Ruiz lanzando, al atardecer, la tarraya en la orilla de la playa. Fotografía excelente de Antonio Leal, 8 octubre 2019. 

Durante la primera mitad del siglo XX, la jábega entra en decadencia, ante la competencia de otras modalidades de pesca más rentables centradas en la vecina Barbate. Dicha localidad experimenta un gran auge, motoriza su flota y basa su desarrollo en el CERCO DE JARETA; en Conil, por el contrario, los patrones de jábega fundan en 1917 el PÓSITO PESCADOR e intentan mantener la pesquería de jábegas en circunstancias adversas. Tras la guerra civil hay un repunte de esta actividad tradicional y continúan pescando en Conil 10 ó 12 jábegas pero, desde los años 60, su decadencia es ya irreversible. 

[Ambientación] La barca Juana Cifuentes”, hacia 1939, conocida popularmente como jábega La Parrala”, propiedad de Antonio Cifuentes Montano. Colección particular Antonio Cifuentes. Fuente: “Conil en la Memoria”, p. 123, 2004. 

La jábega es una red de grandes dimensiones compuesta por un COPO y dos bandas. El copo o saco en donde se acumula el producto de la pesca está formado por diferentes paños de red (CAJA, CAJETA, CORONA y CAPIROTE), cuya luz de malla va siendo menor conforme se llega al final del arte; las bandas constan de varias partes, de malla progresivamente más clara desde la boca a los extremos (BATIDERO, ALCANELA, CAZARETE, RIGAL y CLARO). En los extremos de las bandas las relingas de corcho y de plomos se unen formando un CALÓN, al que se aplican las betas de cuerda que sirven para halar o tirar del arte. En Conil, el arte llevaba más corcho y menos plomo que en otros puertos.

Maniobra del calamento de una jábega (Antonio Sáñez Reguart). Fuente: Boletín La Laja, núm. 2, primavera 2003

La barca de jábega de Conil tenía entre 7 y 8 metros de eslora, con la proa muy alta y la roda de proa muy saliente, al menos 60 cm. sobre la borda, para evitar que el proel cayese al agua; la embarcación carecía de palos, velas o timón, pues se gobernaba por un remo, dedicando buena parte del hueco de la barca al arte y cuerdas. Cuando la embarcación iba a salir a pescar, colocaba un remo en pie y sobre él un cesto o morrón , lo que indicaba que necesitaba gente para halar.

Varias barcas varadas. Fotografía de John Richard AdelmannJuan Capacha

La jábega se cala sobre aguas muy someras y fondos carentes de rocas. La forma de faenar consiste en cercar un cardumen de peces o barrer un área específica de la costa. Para ello la red se dispone a bordo de la embarcación, que se aleja de la orilla a remo dejando el extremo de uno de los cabos en tierra. La embarcación se adentra en la mar soltando cabo hasta llegar al lugar conveniente, en donde comienza a largar la red formando un semicírculo, volviendo a la playa para soltar el segundo cabo. Al llegar a tierra, en un punto distante algunas decenas de metros, un número de pescadores, que varía dependiendo del tamaño del arte, comienzan a tirar de los cabos ayudándose de trallas en bandolera, arrastrando el arte hacia la orilla. La duración del lance suele ser de entre una y dos horas y el número de pescadores de unos veinte, diez por cada banda.

Diego Cifuentes, sobre 1959, tirando de la jábega. Colección particular Manoli Cifuentes

Los sistemas practicados eran dos: la pesca a la vista y al lance. El primero de ellos muy dependiente de las capacidades visuales del proel que, de pie en la proa de la embarcación, buscaba el movimiento de la pesca en superficie. Otra posibilidad era ubicarse en atalayas y zonas altas de la costa, desde donde poder apreciar el movimiento de los cardúmenes. La otra modalidad para la captura de especies pelágicas era la pesca al lance o al bulto. En este caso, el reglamento para la pesca de jábegas de Conil de 1920 es un excelente documento para apreciar el sistema de turnos y las pesqueras o lances aprovechables, que eran siete (LAS CUEVAS, LEVANTE, ESTROQUEO, PONIENTE, ESPESURA, GALLARÍN y MOJOSO). Había también otros cinco lances más cortos (LA MATA y CONTRAMATA, ENMEDIO, LA ARAÑA y LOS MOROS) que servían de complemento. Dice Benigno Rodríguez Santamaría que este reglamento podía servir de ejemplo para esta clase de pesca, por estar muy bien escrito y porque contiene reglas muy acertadas que impedían toda clase de abusos. 

Lances y faenas de la jábega en Conil. Autores: Manuel Basallote Moreno y otros, con la información de Emilio “Puchirichi” (bar Capricho). 

Históricamente, la pesca de jábegas se ha realizado al comienzo de la primavera (parando en mayo-junio por calarse la almadraba), y principalmente entre julio y noviembre, cogiendo principalmente sardinas, aunque también boquerones, brecas o jureles. Esta modalidad pesquera, de tanta tradición en Conil y otras playas, fue prohibida por la Junta de Andalucía en 1982 argumentando el arrastre de fondos y la pesca de inmaduros. 

Foto 8: El fruto de la jábega: sardinas. Fotografía de John Richard AdelmannJuan Capacha

Fuente: “PATRIMONIO CULTURAL DE CONIL DE LA FRONTERA”, Autor: ANTONIO SANTOS GARCÍA; Colaborador: FRANCISCO GONZÁLEZ UREBA; Coordinador: ANTONIO MUÑOZ RODRÍGUEZ; Director editorial: CARLOS ROMERO VALIENTE; Edita: G.D.R. Litoral de la Janda. 2007.  

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