LAS REPERCUSIONES DE LA GUERRA DE SUCESIÓN EN UNA VILLA DEL DUCADO DE MEDINA SIDONIA: CONIL DE LA FRONTERA (1700-1711)
FRANCISCO JAVIER HERNÁNDEZ NAVARRO Y FRANCISCO JAVIER GUTIÉRREZ NÚÑEZ (Universidad de Sevilla); Y, PILAR YBÁÑEZ WORBOYS (Universidad de Málaga).
3. LA CONTRIBUCIÓN HUMANA. LAS MILICIAS.
El profesor Contreras Gay define las milicias como una fuerza de gente gratuita o casi gratuita durante el Antiguo Régimen, sin la preparación ni la disciplina o los medios de los ejércitos reales, que sin embargo jugó un papel importante desde el punto de vista de la defensa interior y de la reserva a la hora de extender el servicio militar entre el pueblo llano y de ensayar nuevos sistemas de reclutamiento. Su utilización como fuerza complementaria de los ejércitos reales se debió a la escasez de medios económicos por parte de los Estados, al bajo costo de mantenimiento de las milicias y a las limitaciones que tenían las monarquías absolutas para hacer frente a la defensa de sus propias fronteras16.
Costa de Conil en el primer cuarto del siglo XVIII. Fuente: Fundación Casa Medina Sidonia.
Conil contaba con una única compañía de milicias, la cual se integraba junto con otras tres compañías de Chiclana, formando cuatro unidades bajo el mando del sargento mayor de Chiclana. La capitanía de la compañía de Conil recaía en un sargento mayor. En este periodo se sucedieron tres [cuatro] sargentos mayores: Juan García de la Suela (1700-1701, 1703, 1705-1708), Francisco de Herrera y Córdoba (1704), Francisco García Palomino (1702) y Juan Tirado de Ariza (1709-1711)17. Hay que destacar que este sargento mayor estaba al frente de la única compañía de milicia de Conil, y estaba subordinado al citado sargento mayor de Chiclana. Esta es la información que encontramos en las actas capitulares, pero hay un dato que nos desorienta que aparece en el padrón de 1708 donde se especifican cuatro capitanes de infantería, dos alféreces, dos sargentos mayores, seis sargentos, dos ayudantes de sargentos y doce cabos de escuadra; muchos oficiales y suboficiales para los pocos vecinos que podían servir en estas milicias concejiles como soldados, aunque la causa de esta hipertrofia podría ser que la mayoría fuesen cargos honoríficos proporcionados por el duque a lo largo de años anteriores y que a la hora de ponerse en activo el cuadro de mando de la milicia fuese el que apareciese en las actas. A todas estas cifras hay que sumarles una compañía de caballos de “cuantiosos” que explicaremos su desarrollo más adelante.
MILICIAS | CABALLERÍA | ||
Capitanes de infantería | 4 | Capitán de Caballero reformado | 1 |
Alféreces de infantería | 2 | Alférez mayor, capitán de caballos | 1 |
Sargento mayor | 1 | Teniente de caballos | 2 |
Sargento de Milicias | 1 | Alféreces | 3 |
Sargentos | 2 | Sargentos de Caballos | 3 |
Sargento reformado | 1 | Soldados de Caballos | 28 |
Ayudantes de sargento mayor | 2 | ||
Cabos de Escuadra | 12 | ||
OTROS | |||
Requeridor de torres | 1 | Centinelas de torres | 3 |
Artilleros | 6 |
Al ser la costa gaditana uno de los puntos de interés tradicional de los ataques ingleses (por ejemplo, los ataques de 1596 y 1625 a Cádiz capital), el Capitán General estuvo siempre muy pendiente de las milicias de esta zona, tanto es así que estuvieron las milicias de Conil en Badajoz durante la guerra contra Portugal en el siglo XVII18. Así a la muerte de Carlos II como ya se intuía el futuro conflicto bélico por la sucesión de la corona española, el ya citado duque de Alburquerque, remitió cartas a las localidades de su jurisdicción, tanto del litoral como del interior (Cádiz, Sevilla y Huelva); para que estuvieran prestas y organizadas las milicias para velar por “la paz y quietud de los vecinos” por si surgía alguna urgencia. Deberían entrenarse realizando algunos alardes los días festivos19.
a) El aviso de 1702.
En su representación llegaría en agosto de 1702, el conde del Valle de Salazar [Cristóbal Lázaro Salazar de Frías y Espinosa], para pasar muestra a las compañías de las milicias. Su alojamiento y el de los oficiales que le acompañan, costó al cabildo 240 reales. Sin embargo, no se da noticia de que la compañía de Conil saliera con destino a la defensa del Puerto de Santa María, Chipiona y Rota, que sufrieron el ataque y saqueo de las tropas angloholandesas20. La noticia de los sucesos bélicos sí se recogía en cambio en el cabildo de Chiclana: “el exército del enemigo inglés a ganado la villa de Puerto Real y se halla en ella y en su término y por la invasión que se teme haga a esta villa, por estar tan poco distante de ella, la han desamparado todos los mas de sus vecinos con sus familias”21. El cabildo chiclanero en agosto se excusaba del servicio alegando la pobreza de sus 800 vecinos, y estar la mayoría de ellos fuera del término por ser tiempo de la siega, trabajando en Arcos, Bornos y otros lugares22. Sin embargo, en septiembre el panorama no ha cambiado: “todos los vecinos se an ausentado dejando el lugar despoblado y sólo an podido juntar para dos compañías los pocos soldados que llevan”23. Esta emigración forzada de gran parte de los vecindarios de los pueblos costeros gaditanos es un hecho constatado a través de distintas fuentes. El miedo a la invasión provocó que en 1702 y 1704, un número considerable de población abandonara sus hogares y fuera a refugiarse temporalmente hasta que pasara el peligro, en villas y ciudades del interior.
Navío de guerra británico frente a la roca de Gibraltar, por Thomas Whitcombe (sobre 1800). Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.
b) La contribución de la villa al asedio de Gibraltar.
El 16 de marzo de 1704, el marqués de Villadarias [Francisco del Castillo Fajardo y Muñoz], Capitán General de Andalucía, reclamará la formación de las milicias de la villa, para salir a la primera orden que recibiesen. El cabildo aunque acataba la orden solicitaría a Villadarias lo considerase, por el peligro que suponía la salida de sus milicias, debido a la situación geográfica en que se encontraba la villa:
“...está a la orilla del mar sin defensa de artillería ni muralla esta confiada a la divina providencia por sus pocos vecinos y menos armas para las urgentes ocasiones que pueden ofrecérsele de invasiones, así de mozos (…) por estar a la vista constante de otros enemigos de esta Corona”24.
El 2 de abril, se indica que está formada la primera compañía de milicias con 50 hombres, al mando del capitán de guerra y escribano, D. Francisco de Herrera y Córdoba24. Sin duda, el Capitán General no tuvo en consideración la anterior petición municipal, aunque el 1 de mayo se recibía una orden suya para que no se descuidadra la vigilancia desde las torres vigías de Conil y así “descubrir los navíos corsarios que se hallaren en la costa”236.
Después de la toma de Gibraltar en agosto de 1704 por los ingleses, se inicia un infructuoso asedio por parte de las tropas españolas. Al mismo tiempo enviarían sus milicias Conil y poblaciones cercanas como Chiclana de la Frontera y Castellar de la Frontera.
Pero ante la falta de interés del sargento mayor Juan García de la Suela por ponerse al frente de la misma y partir, tuvo que ser Francisco de Herrera y Córdoba, escribano del cabildo y “capitán a guerra”, el que se comprometiera a capitanearlas en caso de salir de forma urgente27. De nuevo, el 1 de junio de ese año, se recibe aviso para estar preparadas para salir a la primera orden que diese el Capitán General28. En agosto las cuatro compañías de milicias, las tres compañías de Chiclana y la de Conil se hallaban en el sitio y bloqueo de Gibraltar, y al frente de todas ellas estaba Francisco de Herrera, quizás por delegación el sargento mayor de Chiclana29.
Francisco del Castillo y Fajardo, II Marqués de Villadarias. Revista de Historia y Genealogía Española, 1913. Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.
Desde el 5 de septiembre se produjeron deserciones casi en masa de estos soldados-vecinos, debido a las malas condiciones del asedio; a pesar de las amenazas municipales de prisión, multas y embargo, abandonaban las unidades militares quedándose sólo los oficiales en Gibraltar, y como así se reconocía en sesión capitular: “...estas milicias (…) por no dárseles pagas se vinieron todos los soldados milicianos al campo dejando solo los capitanes y oficiales en dicho campo”30.
El 1 de octubre de 1704 por la mañana regresaron los pocos soldados que quedaban al ser retiradas del fracasado asedio por orden del marqués de Villadarias31 y el 7 de octubre ya habían regresado el resto de milicianos a Conil. Posiblemente Villadarias resolviera la financiación y el pago de las mismas, porque de nuevo ordena su salida el 20 de octubre, y tras muchos problemas para el alistamiento, parten de nuevo hacia Gibraltar el 27 de dicho mes32. Desconocemos la fecha del segundo regreso, aunque al término de este servicio los arcabuces y mosquetes quedaron en el acuartelamiento de Tarifa. Fueron de nuevo reclamadas pocos meses después, en abril de 1705, cuando el gobernador de Cádiz solicitaba su envío hacia esta plaza, lo cual se hizo efectivo. Se hizo un padrón de alistamiento para el sorteo, aunque no se tenía el armamento completo: “por los arcabuces y mosquetes a la ciudad de Tarifa en donde los dejaron los soldados milicianos que salieron de estas a servicio de Su Majestad el año pasado, los que les hicieron fuga y se dejaron dichas armas en el cuartel y que se alquilen tres caballos para traer dichas armas”. La confusión se instala en el cabildo al tener dos órdenes contradictorias, a la ya recibida del envío a Cádiz como guarnición, se une ahora una del marqués de Villadarias que ordena el envío de las milicias a Gibraltar. En un intento de evitar los padecimientos sufridos en el asedio, se dio prioridad a la orden del gobernador; para costear el mantenimiento de las milicias en Cádiz, se ejecutó un repartimiento entre los vecinos, el cual se seguiría pagando al año siguiente33.
c) Las milicias entre 1705-1711.
El 12 de abril de 1705 se reactiva la formación de la milicia al llegar carta del marqués de Valdecañas [Melchor Avellaneda Sandoval], gobernador militar de Cádiz, solicitando la remisión de una compañía de 25 ó 30 hombres a la citada ciudad. Como las armas estaban depositadas en Tarifa se acordó enviar tres caballos para traerlas a Conil. El marqués de Villadarias emitirá una contraorden y pedirá su envío a Gibraltar, que no fue obedecida34.
En mayo de 1707, el nuevo Capitán General, duque de Osuna [Francisco María de Paula Téllez Girón y Benavides] https://dbe.rah.es/biografias/45552/francisco-maria-de-paula-tellez-giron-y-benavides, ordenó el envío de tres de las cuatro compañías de Chiclana y Conil a la plaza del Puerto de Santa María, y ponerse a las órdenes de Nicolás de Santa María, coronel del regimiento de dragones de Osuna. Este servicio lo intentó evitar Conil alegando la pobreza de su vecindario. No sabemos si se ejecutó. En septiembre de nuevo eran reclamadas, por los indicios que se tenían de un posible ataque enemigo a Cádiz. Esta vez el argumento para evitar el servicio era contundente, Conil sufrió un ataque angloholandés el 15 de mayo de 1707, que más adelante trataremos35.
En mayo de 1708 de nuevo se reclaman y otra vez se alega el ataque de mayo de 1707, como excusa para salvarse de la contribución36. La última noticia del periodo es el aviso que para que estuvieran organizadas es en mayo de 1711, aunque esta vez, por razones que desconocemos todavía, el duque remite una carta que se niega que salgan las milicias de la villa; inmediatamente el Capitán General envió al día siguiente una compañía de caballos a modo de presión y de paso aligerar los reemplazos que se debían en la compañía de “cuantiosos”37.
Fuente: Serafín María de Sotto, Conde de Clonard. Álbum de la Infantería Española.
d) La compañía de caballos (1702-1705).
El origen de la caballería de cuantía se remonta a la Baja Edad Media. Ya desde el siglo XV se realizaban padrones de cuantías, que servían para fijar los deberes fiscales. Así los vecinos que superaban una cierta cuantía de bienes, estaban obligados a mantener caballos y/o armas. A cambio se les reconocía el privilegio de la mitad de oficios en el cabildo municipal y el acceso a repartos de tierras baldías (“caballerías de tierra”). A lo largo de los siglos XVI-XVII fue elevándose el requisito monetario para acceder a la categoría de cuantioso, disminuyendo el número de vecinos que accedían a ella.
La compañía de caballos de milicias concejiles, al mando directo del Capitán General de las Costas de Andalucía y con sede en el Puerto de Santa María durante la Guerra de Sucesión, se englobaba dentro de un regimiento de caballería denominado “Provincial de Andalucía” más conocido como de “Quantiosos”38, de ahí que en cuanto existía una plaza vacante se solicitara por parte de las altas capas de la sociedad conilense por las ventajas sociales que ello suponía. Su posesión terminó por transmitirse entre los miembros de varias familias. En ciertos periodos se dieron irregularidades y corrupción en su gestión y entrega, ya que ciertos vecinos recibían las caballerías de cuantía sin cumplir los requisitos, en perjuicio de los que sí los cumplían. En otras ocasiones el perjuicio era para el mismo sistema, porque incluso cumpliéndolos y pudiendo acceder a ella, a veces los vecinos hacían dejación de sus funciones y no las cubrían. A partir del siglo XVIII se convirtieron en hereditarias39.
Conil costeaba una compañía de caballos de milicias, la cual parece que se ajustaba a las características de una caballería de cuantía. En el año 1702 la formaban 29 soldados. Entre octubre y diciembre de 1705, tuvo que ser remodelada, porque sólo quedaban 17 soldados de los originarios y era necesario cubrir las 12 bajas restantes. Su capitán era Gonzalo de Olmedo Egrúllus y Ortmaza, y su teniente Miguel de los Rosales, aunque en el citado padrón de 1708 nos proporciona el dato de que había tres capitanes de caballería, dos tenientes de caballos, tres alférez de caballería y veintiocho soldados a caballo, que no hemos podido identificar sus nombres ni sus nombramientos pero la proporción oficiales/soldados en esta rama era abultada. El marqués de Villadarias ponía una condición para su leva en que fueran “vecinos de buena edad, áviles todos para montar y mantener su caballo y que tengan algún posible a que recurrir en caso de falta de el servicio”.
Fuente: Serafín María de Sotto, Conde de Clonard. Álbum de la Infantería Española.
Quizás las irregularidades y corruptelas ya citadas se puedan ver en el caso de Conil. El capitán Gonzalo de Olmedo rechazó a tres soldados para la compañía de caballos; el duque de Medina Sidonia enviaría una carta al cabildo confirmando la exclusión. En cambio los capitulares le responderían alegando que eso era falso, como por ejemplo Juan Cortés que alegaba pobreza y que “no tenía más que tres vacas y tres yeguas”, y el cabildo denunciaba la falsedad de testimonio, porque tenía más caudal del declarado “y ser mozo de más de treinta años y muy a propósito para servir a S.M.”. Puede ser un ejemplo del caso que teniendo suficiente nivel de riqueza para ser cuantioso, renunciaba a ello para no cumplir con su obligación de mantener caballo y armas. He aquí un ejemplo: Bartolomé Pantoja, alegaba ser recaudador de toda la zona de la bula de la Santa Cruzada, el cabildo entendía que era mentira, y solicitaba al duque, que Pantoja lo demostrara, cosa que realizó40.
El marqués de Villadarias ejercería una presión total sobre el cabildo de Conil para conseguir la contribución de su compañía de caballos, lógico, ya que era el coronel del regimiento de “quantiosos”. Cuando se daba el caso que no se reclutaba la compañía solicitada, pasaba de las amenazas a los hechos. Primeramente para aligerar el proceso y lograr la leva, amenazó con la obligación del alojamiento de los cuarenta soldados de la compañía de caballos de Chiclana, en las casas de los mismos capitulares. El 25 de enero de 1706 aún no se había producido el reemplazo y leva definitiva, de ahí que ese mismo día a las cuatro de la tarde se presentó la citada compañía de Chiclana para ser alojada. Los capitulares viendo que la amenaza del Capitán General se convertía en realidad, ejecutaron sin dilación la formación de la solicitada compañía conileña41.
No era la primera vez, siempre era constante la petición por parte de Capitanía de que se sustituyesen las vacantes que se producían en la misma, tanto que en 1711, a raíz del intento de plante por parte del duque de Medina Sidonia para que no saliesen las milicias de Conil, se recibe a su vez una orden del Capitán General, del 27 de mayo, y llevada por el sargento Juan Bautista de la Cruz, acompañada de una partida de caballos para que se alojasen en la villa mientras no se “rreglasen los sinco caballos que le faltan a los 28 de dotación en que a quedado la compañía de esta villa”; se le entrega una lista “con 5 soldados que se remontaron por este cavo, en acuerdo de peticiones pasadas; y por si acaso, que se hallen prestas para cuando se les necesite al primer auxilio”42.
[continuará]
16.- Sobre el origen y función de las milicias destacamos las siguientes obras de J. CONTRERAS GAY, “Las milicias provinciales en el siglo XVIII. Estudio sobre los regimientos de Andalucía”, Almería, 1993, p. 11, y “Las milicias de la Baja Andalucía en la Guerra de Sucesión”, en Actas VIII Jornadas Nacionales de Historia Militar, Madrid, 1999, pp. 351-376.
17.- Ver Apéndice: Organigrama municipal.
18.- Pedro de Amar y Moreno fue Capitán de las Milicias Concejiles de la villa y estuvo al mando de las cuales en Badajoz. GONZÁLEZ UREBA, F., “La Tertulia, un patio del siglo XVII”, Boletín La Laja, 3, 2003. Consultada la edición digital: http://www.lalaja.org/articulos/307.html [enlace no operativo.]
19.- A.M.C.F., A.C., libro 8, fol. 42v. Cabildo: 14 de noviembre de 1700.
20.- A.M.C.F., A.C., libro 8, fol. 13v. Cabildo: 13 de agosto de 1702.
21.- BOHÓRQUEZ JIMÉNEZ, D., op. Cit., pp. 280-287.
22.- (A)rchivo (M)unicipal de (Ch)iclana de la (F)rontera, caja n.º 4, libros de Actas Capitulares (1701-1704), año 1702, fol. 41. Cabildo: 23 de agosto de 1702. La misma alegación realizó el cabildo de Castellar de la Frontera, dependiente del ducado de Arcos (CORZO SÁNCHEZ, R. (coord.), “Castellar de la Frontera, Cádiz”, 1983, pp. 63-64).
23.- A.M.Ch.F., caja n.º 4, libros de Actas Capitulares (1701-1704), año 1702, fols. 49v-50.
24.- A.M.C.F., A.C., libro 9. s.f. Cabildos: 18 de marzo de 1704.
25.- Ibidem. Cabildo: 2 de abril de 1704.
26.- Ibidem. Cabildo: 1 de mayo de 1704.
27.- Ello motivó que otorgara poder para testar a favor de su esposa el 7 de agosto de 1704: “Por quanto ha llegado orden de el Excelentísimo Señor Marqués de Villadarias (…) para marchar las milicias de esta villa al socorro y defensa de la villa de Gibraltar que se dize estar sitiada por mar y tierra de los ingleses nuestros enemigos … el que yo muera y pase de esta presente vida en dicho viaje y función o antes o después de ella con precipitación o de muerte natural y por la aceleración y precisión que pide negocio tan arduo en que es preciso marchar con mi compañía en caminando a qual paraje (…) no me da lugar hacer mi testamento y disponer las cosas tocantes al descargo de mi conciencia (…) se ha de ejecutar con Doña Juana Florencia Morejón, mi lexítima muger, hija de Pedro Gil Morejón y de Estefanía de Mendoza Sevada, naturales de esta villa” ((A)rchivo (H)istórico (P)rovincial de (C)ádiz, Protocolos de Conil, t. 116, fols. 55-56.
28.- A.M.C.F., A.C., libro 9. s.f. Cabildos: 18 de marzo, 2 de abril y 1 de junio de 1704.
29.- A.M.C.F., A.C., libro 9. s.f. Cabildos: 18 de marzo 1 de septiembre de 1704.
30.- Ibidem. Cabildo: 26 de abril de 1705. De siempre las zonas costeras fueron zonas “fronterizas”, en la cual los vecinos compaginan sus actividades económicas (agrícola, ganadera,…), con la obligación de la defensa como servicio al rey. El concepto puede verse desarrollado para el caso del Reino de Granada en los siguientes trabajos de V. SÁNCHEZ RAMOS: “Repoblación y defensa en el Reino de Granada: campesinos-soldados y soldados-campesinos”, Chronica Nova, 22, 1995, pp. 357-388, y “Concejo y milicia en la crisis de 1640. Las guerras de Cataluña y Portugal vistas desde una villa granadina: Berja (Almería)”, Revista del Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 16, 2004, pp. 107-141-
31.- A.M.C.F., A.C., libro 9. s.f. Cabildos: 1 de septiembre y 1 de octubre de 1704.
32.- Ibidem. Cabildos: 20 y 27 de octubre de 1704.
33.- Ibidem. Cabildos: 20 y 23 de abril de 1705.
34.- Así queda reflejado en el acta del cabildo de 26 de abril de 1705: “lo qual sea jurídicamente y en la misma forma de socorrer a dicha compañía, por convenir así al servicio de Su Magestad, y lo que mediante lo qual se consesuara dicha gente y con efecto harán la campaña y marcha que esta próximos hacia Cádiz con lo que se cerró el cavildo” (A.M.C.F., A.C., libro 9, s.f.).
35.- A.M.C.F., A.C., libro 9. Cabildos: 6 de mayo y 12 de septiembre de 1707.
36.- Ibidem. Cabildo: 16 de agosto de 1708.
37.- Ibidem. Cabildo: 28 de mayo de 1711.
38.- Una primera aproximación se debe al estudio, editado hacia 1738, de J.A. SAMANIEGO, “Disertación sobre la Antigüedad de los Regimientos”, Madrid, 1992, p. 141. aunque todavía queda hacer un profundo análisis sobre esta peculiar unidad militar.
39.- BOHÓRQUEZ JIMÉNEZ, D., supra, pp. 280-287.
40.- A.M.C.F., A.C., libro 9, s.f. Cabildo: 31 de julio de 1705.
41,. A.M.C.F., A.C., libro 9, s.f.26 de enero de 1706.
42,. Ibidem. A.C., libro 10, s.f. Cabildo: 28 de mayo de 1711.
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