martes, 23 de diciembre de 2025

VILLANCICOS Y ROMANCES EN CONIL (veintitrés).

SILVANA.

Silvana se paseaba

por el huerto “la Floría”,

su padre que la mirada

por un mirador que había.

Padre qué me mira usted.

Nada te miro hija mía,

antes de la una y media

tienes que ser esposa mía.

Silvana se fue a su casa

muy triste y descolorida

y le pregunta la madre:

¿Qué trae Silvanmía?

A usted se lo digo madre

que a nadie se lo diría.

Que el sinvergüenza de padre

conmigo dormir quería.

- Eso se arregla muy pronto,

si tus quieres hija mía.

Que tú te pongas mi ropa

y yo me ponga la tuya,

que tú te acuestes en mi cama

y yo me acueste en la tuya.

A eso de la medianoche,

el padre a la puerta llama.

-Levántate mi Silvana

y reina de mi Castilla.

-Ya yo no soy tu Silvana,

que por ti tengo tres hijas.

La primera es mi Constanza,

la segunda es mi María,

la tercera es mi Silvana,

la que por mujer querías.

-Perdóname tú mi esposa,

tú no te lo merecías,

de tanto como la quiero

en el sueño la velo.

-No te perdono mi esposo,

esposo del alma mía,

que antes de haberlo hecho

bien pensado lo tenías.

(Informante, Juana Quintero Muñoz, conileña). 

Fuente: “VILLANCICOS Y ROMANCES, TRADICIÓN POPULAR”, Delegación de Cultura Ilmo. Ayuntamiento de Conil, 1999. Grupo de trabajo: ilustración, María José Plaza y Juan José Ramírez; recopilación letras, Cristina Ligero y Leonor Muñoz; publicidad, Cristóbal Quintero; idea/música, Juan Jesús Quintero. Gentileza: Saturnino Iglesias Pérez y Pepe Gil Román.  

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