REY MORO
Rey Moro tenía un hijo
que TalKino se llamaba
un día por altas mares
se enamoró de su hermana
como no podía ser
cayó malito en la cama
con unas calenturitas
que a Dios le entregó su alma
ha subido el padre a verlo
¿Qué te pasa hijo del alma?
padre unas calenturitas
que a Dios le entrego mi alma
quiere que te mate un ave
de esos que vuelan por casa
mátemelo usted padre
que me lo suba mi hermana
que me lo suba solita
solita y sin compañía
porque si compaña trae
mis penas son redobladas
como estaba recelosa
se lo dijo por la ventana
dámelo por la salita
que yo no te hago nada
como estaba en el verano
subió en agüitas blancas
la cogió por el cabello
y se la subió en la cama
ella daba chilliditos
y nadie le contestaba
con un pañolito blanco
la boquita le tapaba
y a eso de las nueve meses
la pilita rebozaba
qué lleva en el delantal
llevo rosas encarnadas
dame una para olerla
no que las llevo contadas
en ninguna reunión
digas que yo soy tu hermana
la mujer es la que pierde
el hombre no pierde nada.
Fuente: “VILLANCICOS Y ROMANCES, TRADICIÓN POPULAR”, Delegación de Cultura Ilmo. Ayuntamiento de Conil, 1999. Grupo de trabajo: ilustración, María José Plaza y Juan José Ramírez; recopilación letras, Cristina Ligero y Leonor Muñoz; publicidad, Cristóbal Quintero; idea/música, Juan Jesús Quintero. Gentileza. Saturnino Iglesias
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