POR SABER MECANOGRAFÍA.
Fue en la mitológica ciudad de Abila1, primitiva Eptadelfos2 de los griegos, patria del almorávide Alí ben Yuset3, o Alí III, hijo de la cristiana cautiva Kamra (Luna), llamada por su belleza “Fadh el Hossan” (Perfección de hermosura).
La circunstancia de haber sido Kamra bellísima y hermosa, célebre y codiciada, esclava y cristiana, establece, en cierto modo, marcada paridad o semejanza entre ella y la ciudad donde diera vida al insigne almorávide.
La mujer, supremacía de belleza, perfección y hermosura; prenda objeto de todos los deseos; joya ideal, blanco de todas las tentaciones … Vivió siempre esclava, sin más libertad que la de la nostalgia, ni más albedrío que el intenso amor hacia el fruto de su propia entraña …
[Ambientación] Ceuta a comienzos del siglo XX. Fuente: “elfarodeceuta.es”, Antonio Guerra, 3 febrero 2014.
La ciudad, plaza de suma importancia natural y estratégica, bella, también, por el encanto de su suelo y de sus alrededores; hermosa, por privilegiada situación geográfica; cúmulo de apetencias extrañas; suma de ambiciones extremas; apetecida de todos; de todos codiciada bárbaramente; sin más respiro de civilización y progreso que su pacífica dependencia española, ni más expansión espiritual que su incorporación a las cristianas creencias …
La sufrida “Septem Frates”4 de los romanos, gloriosa Ceuta de los españoles, fue siempre y continúa siendo plaza castrense, militar, cobijando en su jurisdicción poderosas y nutridas guarniciones, como prevención contra codicias extrañas o apetencias insaciables del audaz indígena o sagaz extranjero.
Todavía domicilia contingentes respetables de fuerzas militares, entre cuyos elementos se desarrollara, precisamente, la escena que en estos renglones pensamos referir.
Hacía una tarde espléndida, magnífica. El cielo estaba casi despejado por completo: apenas se veía algún que otro velloncillo nuboso, deshecho de sutiles y transparentes guedejas, que nada minoraban la luminosidad de la luz solar. El aire soplaba blando y con suavidades de caricia. El mar se movía tardo y pausado, produciendo apagado y remiso susurro.
La temperatura era excelente, agradable y deliciosa.
El patio principal de uno de los cuarteles de la guarnición, se hallaba poblado de reclutas. Ya no eran quintos: habían sido alta de instrucción militar, habían jurado la bandera -santa enseña de la Patria- y comenzaban a alternar, con los veteranos, en todos los servicios.
[Ambientación] Todo por la Patria. Campamento IPS en Montejaque, Ronda, a mediados de los 60 del siglo pasado. Servicio Militar Obligatorio.
Habían pasado las horas de la siesta, unos, leyendo; otros, escribiendo a sus familiares o amistades; muchos dormitando; todos, descansando de la tarea de los servicios matutinos.
Ahora se arreglaban y preparaban para el asueto y paseo vespertinos.
De pronto se oye la voz seca y tonante del sargento de servicio, que ordena:
-¡Pelotones …, a formar!
Todos obedecen, y forman en correctas y nutridas filas.
La voz del sargento vuelve a oirse, potente y sonora:
-A ver … Los que sepan leer y escribir … Tres pasos al frente.
De la fila delantera, avanzan unos veinte, que se mantienen cuadrados y firmes, como los demás.
El sargento parece examinarlos lentamente, y …, sin duda, son muchos todavía, porque vuelve a mandar:
Los que sepan mecanografía, tres pasos más al frente.
De la pequeña fila de seleccionados, avanzan siete u ocho soldados, que quedan formando una nueva y más pequeña línea.
El sargento torna a ordenar:
-Todas las líneas, menos esta última delantera, rompan filas. A sus quehaceres. Esta selección, marche adelante … ¡mar! …
En la mente de los que se van y en la de muchos de los que se quedan, se despiertan juicios y se hacen comentarios para todos los gustos, sobresaliendo estos dos principales:
-¡Sacados! … ¿Para cabos? … ¿Para oficinas? …
¡Cá! … Nada de eso: acababa de mudarse de casa uno de los jefes, y hacían falta unos cuantos brazos para acarrear y colocar los muebles.
NOTAS DEL TRANSCRIPTOR: [1] El autor, Luis Briceño Ramírez, debió ilustrarse en la <Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americaba>, edición de 1911, puesto que contiene unos interesantes datos sobre Ceuta que refleja en este chascarrillo. Por cierto, en ella se nombra Almina, y no Abila, como la parte moderna de la ciudad. [2] La ortografía de la <Enciclopedia ...>, la escribe como Heptadelfos, debido a los siete montes que configura la ciudad, enlazando el último con la cima del Hacho. [3] La reiterada <Enciclopedia ...>, refiere “… que el almorávide Alí-ben-Yusef, o Alí III nació en Ceuta el año 477 del calendario árabe, hijo de Yussuf y de la cristiana cautiva Kamra (luna), llamada así por su belleza Fadh el Hossan (perfección de hermosura), que con toda probabilidad sería española. Alí accedió al poder en Marruecos con sólo 23 años, tras haber sometido a su sobrino Yahya, mayor que él, hijo de su hermano Abubaquer que se había negado a reconocerlo en Fez.” (se ve que la reproducción de los datos es casi literal). [4] Los romanos llamaban a la ciudad de Ceuta Septem Fratres, que significa Siete Hermanos, con referencia a lo ya comentado de las siete colinas. Los musulmanes la conocían como Sebta, precisamente derivado del romano Septem.
*** Fuente: “AMAPOLAS Y JARAMAGOS: cuentos, anécdotas, narraciones y chascarrillos”, por Luis Briceño Ramírez, p.p. 75-77. Primera edición, Gráficas Morales, Jaén, 1.940.
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