domingo, 28 de agosto de 2022

DESCARTES Y LOS GRANDES OLVIDADOS Y OTROS ASUNTOS CULINARIOS (2008).

 


Artículo de Emma Sueiro.

Entre baño y baño en El Buzo, en Zahara de los Atunes, en la idílica Bolonia, una paradita de excepción en Barbate, en El Campero, donde el atún rojo de almadraba sabe a atún y en donde cocinan con maestría incomparable cada corte del majestuoso pez. 

En CONIL escogimos La Fontanilla, donde tiene fama la urta (¿o hurta? Según el diccionario de la Real Academia este pez, de la familia de los espáridos, se escribe sin hache, pero en algunos libros, como el «Manual del pescado», de Capel, aparece con ella). Pues bien, nos presentan antes de servirla una pieza de antología, pero cuando la emplatan ya se observa que el pescado está muy hecho, sin que el guiso que la acompaña (un rehogado de patatas, tomate, cebolla y pimiento verde) pudiera evitar que la urta en el paladar estuviera seca y correosa. Tras comentar el hecho -y esto como anécdota, que refleja claramente la idiosincrasia del andaluz- el camarero responde, sentando cátedra, naturalmente: «Ezo va a zé la ley de Murfy. Baste con que nadie pida urta pá que uno que la pida le salga mala». (Que me perdonen por escribirlo así, pero sino no se entendería la gracia que nos hizo a los presentes). 

Y es que (perdonen las referencias familiares) ya lo suscribió Víctor Sueiro hace más de 20 años en uno de sus artículos: «Nadie ha conseguido ni superado a Doña Paca preparando la urta». A Paca Jaén, con sus actuales 85 años, nadie, efectivamente, la iguala, porque su urta, «al estilo Paca» (no a la roteña), es todo un secreto muy bien guardado. «Es mi urta, ea, y para comerla tendrán que ser invitados de la señora Nely». O sea, que sin el permiso de la familia Seoane o de la propia Paca, nada de nada.

Fuente: “ABC”, del 27 de agosto de 2008.

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