Página del “DIARIO DE CÁDIZ” cuando se público este cuento el 8 de diciembre de 1991.
LOS ANIMALES SOMOS AMIGOS
En esto era una época de que los animales hablaban. Y entonces había un rancho y los ranchos, por casualidad gozaban de tener una árbol muy grande en la puerta donde pernoctaban las gallinas y los pavos, que les gusta posarse en las alturas.
Y aquello era un algarrobo muy grande, y había cuarenta o cincuenta gallinas y un gallo que es el cabecera, el que le pega a los demás gallos.
Y todos se subían de noche al algarrobo. Pero había por costumbre que llegaba la feria del pueblo más cercano, donde pertenecía la familia, y dejaban por lo menos una noche el rancho solo y se iban todos a la feria.
Y entonces dice que en la noche de feria pues dejan el rancho solo y se van todos. Pero el gallo, sabiendo aquello, pues les advirtió a los pavos y a las gallinas de todo.
- Señores, esta noche al algarrobo muy temprano.
Y para antes que se quitara el sol estaban las gallinas y todo el mundo allí subidos en el algarrobo, todos bien altitos.
Detalle de la ilustración con que se acompañó el cuento.
Pero también el raposo sabía que el rancho aquella noche estaba solo y se presenta, pero cuando llegó era de día todavía, un día claro con sol, a ver si pillaba alguno en el suelo y se lo podía apañar. Pero cuando llegó estaban todos en lo alto del algarrobo.
Mira, y el zorro paseando para acá, por bajo el algarrobo, y miraba para arriba y todos allí más bien, con las uñas más apretadas a las ramas que la leche, para no caerse.
Y, viendo que no podía hacer nada, se queda mirando y ve al gallo que era el cabecera de la piara.
Dice:
- ¡Compá gallo, compá gallo!
Y el gallo no quería contestarle, porque temblaba de susto, pero ya le tuvo que contestar. Y dice:
- ¿Qué pasa, compá zorro?
Dice:
- ¿Usted no se ha enterado de la orden que ha salido ahora?
Dice:
- ¿Qué orden es esa?
Dice:
- Pues ahora ha salido una orden de que los animales no nos podemos hacer daños unos a otros, de que tenemos que vivir todos en paz. Así que si quiere puede bajar y echaremos un cigarro. Y se lo cuento a usted todo bien contado como es.
Pero el gallo no se fiaba y temblaba de susto. Y las gallinas se cagaban de susto y todo. Y ya el gallo no sabía qué hacer para que el zorro se fuera, porque se caían las gallinas del susto y temía de que alguna gallina se cayera y se la comiera el zorro. Pero se le ocurrió aquí una idea al gallo.
Y dice:
- Pues este tío tiene que irse de aquí, porque como no se vaya vamos a escapar malamente, porque es de día y nos ve a todos. Y con la vista nos mira, nos hipnotiza y nos caemos. Y una vez que anochezca pues ya no hay miedo, ya no nos ve. Así que a este tío hay que echarlo de aquí que se vaya.
Y dice:
- Pues ya lo tengo la idea. Y a este tío lo echo yo de aquí.
Y entonces insiste otra vez el zorro a decirle al gallo:
- ¡Hombre, baje usted! Es de verdad que los animales no nos podemos hacer daños unos a otros. Ya podéis estar tranquilo los gallos y las gallinas y los pavos, que nosotros no les cometeremos nunca más.
Y ya tenía el gallo tramada la idea que se le había venido a la cabeza, y dice:
- Pues mira, compá zorro, espérate que lo vamos a averiguar eso bien averiguado.
Dice:
- Venga, baja corriendo, que lo vamos a averiguar.
Dice:
- No, no, no. Espérate, que por allí por lo alto el cerro …
Como claro, estaba en lo alto del algarrobo, pues veía en desde lejos mejor.
Y dice:
- Allí por lo alto del cerro aquel vienen dos o tres cazadores, con escopetas y perros. Y vienen hacia aquí, que cuando vienen por aquí llegan aquí a beber. Y esos vienen aquí a pedir agua. Así que espérate y cuando lleguen les vamos a preguntar eso de la orden.
Claro, cuando el zorro se enteró que venían los cazadores hacia el cortijo a pedir agua, con escopetas y perros se le quitaron las ganas de gallina.
Y dice:
- No, déjalo, compá gallo, que mañana o cualquier día lo averiguaremos.
Cogió y se fue ligero, ¡que volaba! Y ya los dejó tranquilos.
ANTECEDENTES:
* Le grabamos este cuento a Francisco Guerrero García, de La Muela (pedanía de Algodonales), en esta última población en septiembre de 1986.
* Este cuento, del tipo 62 — en Aarne-Thompson. Paz entre los animales ya había sido publicado anteriormente en Andalucía. Concretamente Fernán Caballero escribió una versión literaria de él (recordemos que en esta autora y los de su generación, no se explicitan suficientemente las fuentes de las que provienen el cuento y así nos encontramos con no saber qué cuentos de Fernán Caballero son de la provincia de Cádiz y cuáles de la de Sevilla, entre otros problemas). También los recogió Espinosa (una versión sevillana) en sus Cuentos populares españoles, basado en su gran recopilación de finales de los años 20 de este siglo.
* Posteriormente no tenemos noticias que indiquen que se ha vuelto a recoger en Andalucía, a pesar de ser cuento popular en casi toda España, como luego veremos.
* Yo grabé otra versión de Prado del Rey de este cuento de animales.
* Hay versiones españolas de Asturias, León, Castilla-La Mancha (2 de julio, Camarena). También se ha recogido 2 veces en Cataluña.
* Por otra parte existe una versión mejicana publicada algunas en castellano de los Estados Unidos y una chilena.
* También se ha recogido en Portugal varias veces y dos en Brasil.
* Es cuento que ya aparecía en las Fábulas de Esopo, El conde Lucanor y las Fábulas de Samaniego.
* Tenemos aquí una buena muestra de la antigüedad contrastada de muchos cuentos y de su extensión por encima de fronteras y lenguas.
J.A. del Río
Fuente: Suplemento de Cultura de “DIARIO DE CÁDIZ”, del 8 de diciembre de 1991; JUAN ANTONIO DEL RÍO CABRERA, colaboración MELCHOR PÉREZ, dibujos de ZOCAR.
No hay comentarios:
Publicar un comentario