miércoles, 1 de diciembre de 2021

CUENTOS POPULARES RECOGIDOS EN LA PROVINCIA DE CÁDIZ 9.

  

Página del “DIARIO DE CÁDIZ” cuando se público este cuento el 1 de diciembre de 1991.


MARIQUILLA LA TRAPAJOSA

Esto era una mujer que era muy pobre. No tenía para comer, no tenía para vestir y entonces siempre estaba muy desastrada y muy sucia. Y le decían “Mariquilla la Trapajosa”.

Tenía muy poco dinero, y el poco que tenía se lo gastó en una col que fue y la sembró en el patio de su casa. La col empezó a crecer a crecer a crecer y ya se remontaba hasta que llegó a las nubes. Se supone que llegó al cielo.

Entonces dijo un día Mariquilla la Trapajosa.

- ¡Ay, yo lo que voy a hacer es que voy a subir al cielo y voy a hablar con San Pedro!

Y empezó de troncho en troncho, de penca en penca, de troncho en troncho, de penca en penca hasta que llegó al cielo. Llamó y salió San Pedro, y dice:

- ¡Ay, chiquilla, Mariquilla! ¿Qué traes tú por aquí? ¿Qué quieres?

Dice:

- ¡Ay, hijo que no tengo qué comer! De verdad.

Dice:

- Pues te vas a llevar esta mesita, y cuando tú quieras comer le dices “mesita, componte” y verás como nunca te falta de comer.

Entonces tiró para abajo otra vez de troncho en troncho, de penca en penca, de troncho en troncho, de penca en penca hasta que llegó al patio.

Y cuando puso su mesa dice:

- Mesita, componte.

Entonces la mesita se puso de todas las cosas más buenas y de todo lo que a ella le gustaba: pollo, faisán, gambas, arroz con leche, chocolate, helados, … En fin , todo lo que a ella le gustaba más estaba en la mesita.

Bueno, pues así un día y otro tenía para comer, pero se veía muy sucia y le seguían diciendo Mariquilla la Trapajosa.

Dice:

- Pues yo voy a subir al cielo otra vez.

Y otra vez empieza por su col y se sube de troncho en troncho, de penca en penca, de troncho en troncho, de penca en penca hasta que llegó a la puerta del cielo.

Vuelve a llamar con unos aldabonazos y sale otra vez San Pedro.

- ¿Quién es?

- Mariquilla la Trapajosa.

- ¡Ay, Mariquilla! ¿Otra vez por aquí? ¿Pero por qué vienes otra vez?

- ¡Ay! ¿Por qué voy a venir, San Pedro, hijo? Sí, mira, estoy comiendo, pero la verdad es que estoy muy sucia y muy rota. Y todo el mundo me dice Mariquilla la Trapajosa. Y la verdad, que yo no quiero ser ya Mariquilla la Trapajosa.

- Entonces toma. Te voy a dar esta bolsita y, cuando tú quieras dinero, le dices “bolsita, componte” y siempre tendrás dinero.

Entonces ella se bajó otra vez por su col y dice:

- Voy a probar. ¡Bolsita, componte!

¡Ay, la bolsita llena de monedas de oro! Y fue comprando cosas hasta que se hizo una buena casa, una mansión, su coche en aquel tiempo (entonces no había coches, pero sería coche de caballos …). En fin, todas las comodidades propieas de aquel tiempo.


Detalle de la ilustración con que se acompañó el cuento.

Pero ahora resulta que los vecinos seguían llamándola igual.

- ¡Ya, ay, ay, qué bien está Mariquilla la Trapajosa!

Se puso sus criadas, su cocinera, su jardín, todo. Pero llegaban las visitas:

- ¿Quién es?

- ¡Ay, mire usted, dile usted a Mariquilla la Trapajosa que estamos aquí, que somos sus amigas!

Y ella se ponía descompuesta.

- ¡Ay, por Dios! ¡Ay, Dios mío! ¿Esto cómo lo quito yo?

Nada, no hay manera, y yatenía amistades con muchas personas de dinero.

Entonces dio un día una fiesta y reunió a todas las amigas antiguas, las pobres. Y les dijo:

- Mira, yo les voy a decir a ustedes una cosa. Ustedes yo las voy a favorecer cada vez que queráis, porque puedo hacerlo. Ahora, que a mí no me digan más Mariquilla la Trapajosa, ¡eh! Eso se terminó. Me tienen ustedes que decir doña María. En viniendo aquí en ese plan, y no decirlo por detrás, sino que soy doña María. Mariquilla la Trapajosa se ha acabado porque yo no soy ya Trapajosa.

Pero las amigas qué va. Unas por envidia, otras por guasa seguían diciéndole Mariquilla la Trapajosa.

Entonces ella todavía conservaba la col, porque, claro, eso no lo iba a echar a perder. Y se subió otra vez por su col y subió otra vez al cielo de troncho en troncho, de penca en penca, de troncho en troncho, de penca en penca hasta que llegó allí.

Llama otra vez y dice San Pedro:

- ¿Quién es?

Y dice ella:

- Doña María.

- ¿Doña María de qué?

- Bueno, Mariquilla la Trapajosa.

- ¡Ay! ¿Pero otra vez estás aquí? ¿Pero cómo? ¡Pero si ya te he remediado todo lo que tenía que remediar!

- ¿Cómo me va a remediar usted lo que me tenía que remediar si es que ahora no me puedo quitar de encima “ Mariquilla la Trapajosa” y estoy sufriendo más que cuando no tenía dinero. ¡Qué vergüenza, con esas señoras que me trato, y cuando llegan preguntando por Mariquilla la Trapajosa y cuando voy a la calle “¡Ay, adiós, Mariquilla la Trapajosa!”. ¡Me traen frita! ¡Yo no puedo vivir así! San Pedro, hijo, remédiame. ¡Remedia, que tú siempre me has remediado!

Y dice San Pedro:

-¡Ea, pues toma! Toma esa porrita y cuando te digan “Mariquilla la Trapajosa” si tú quieres evitarlo dices “porrita, componte”. Y ya se va a acabar.

Entonces ella volvió otra vez, bajó por su col y, cuando ya estaba abajo, pues siguió su vida normal, hasta que escuchó un día “Mariquilla la Trapajosa” (después de advertírselo a las amistades y todo seguían con eso), y dijo:

- Porrita, componte.

Y se lió la porrita a pegarle a la gente que se lo decía como loca la porrita. Y sin cogerla ella con la mano. Le dieron un palizón a la gente que se puso loca. Y ya la gente, por miedo, le dejaron de decir “Mariquilla la Trapajosa”. Y vivió muy feliz.

Y se acabó el cuento.

Con pan y pimiento.


ANTECEDENTES:

* Grabé este cuento a Encarnación Fernández Fernández, de Espera, el 23 de agosto de 1987.

* El tipo 563 está bastante recogido: Así en Fernán Caballero, o en una versión salmantina, dos catalanas, una de Mallorca y otra de Menorca. También nosotros tenemos una de Villamartín, otra cedida por Manolo Bernal, también de Villamartín, una de Bornos y una de Olvera. Pero de esta variante concreta sólo se conocía una versión de Coloma.

J.A.R.


Fuente: Suplemento de Cultura de “DIARIO DE CÁDIZ”, del xxx de 1991; JUAN ANTONIO DEL RÍO CABRERA, colaboración MELCHOR PÉREZ, dibujos de ZOCAR.

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