El recinto amurallado: casas y patios
El recinto amurallado es la zona de mayor calidad ambiental, con manzanas de gran superficie, calles estrechas y usos fundamentalmente residenciales, sustituidos por terciarios en los últimos años. Existen edificios de interés arquitectónico, con renovaciones puntuales de fines del s. XIX y comienzos del XX. En dicho ámbito se encuentran las dos tipologías características de la edificación tradicional de Conil: las viviendas unifamiliares y los patios.
Vivienda unifamiliar en la Plaza de España, estilo neobarroco, familia Iglesias Pérez, construida en 1944, por el arquitecto Francisco Pérez Bergalí. Fuente: “50 AÑOS DE ARQUITECTURA EN ANDALUCÍA: 1936-1986”, Víctor Pérez Escolano, María Teresa Pérez Cano, Eduardo Mosquera Adell y José Ramón Moreno Pérez; fotografía Javier Andrada. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Juan de Andalucía, 1986.
Las viviendas unifamiliares están ordenadas sobre un patio central privado, a veces cubierto por una superficie acristalada o por un toldo en verano, que evita el calentamiento solar y permite aprovechar los vientos que soplan de forma casi permanente. Además, suele existir en la parte posterior otro patio en el que se sitúan los servicios de la vivienda: lavaderos, almacenes, corral de pequeños animales domésticos e incluso lavabos y retretes. Dentro de esta tipología se pueden distinguir, en función de la superficie, dos categorías sociales.
Bar la Parada en el bajo de la casa del “Peoro”, 1932-34. Colección Juan Bermúdez (Scard Bermos).
a) Las más lujosas son construcciones de dos plantas y excepcionalmente tres (dos plantas, con entresuelo o ático), con signos externos de prestigio en la composición de las fachadas y gran superficie edificada. Destacan algunas casas barrocas del siglos XVII ó XVIII y casas burguesas del s. XIX o de comienzos del s. XX, bastante numerosas en la zona central del Conjunto Histórico, entre la plaza de España y Santa Catalina. Se trata de edificaciones con mayor lujo en sus fachadas (piedra ostionera, pilastras, molduras, salientes cornisas, remate almenado...) y mejores materiales de construcción. Con respecto a la distribución interior, en su planta baja tenían casapuerta, patio central o lateral, habitaciones para pasar el día, sala cocina y comedor; y en la parte superior los dormitorios. Los suelos suelen alternar loza de Tarifa, solería hidráulica y ladrillo tosco.
Plaza de España, s/f. Colección Juan Bermúdez (Scard Bermos).
Balconada vivienda calle Hospital. Autor: R.C. López, 11 febrero 2006.
b) Hay otro tipo de viviendas, más modesta, del agricultor o de la pequeña burguesía. La puerta de la calle da a un zaguán o casapuerta con entrada a un comedor con ventana y reja a la calle. La casapuerta se abre, mediante arco, a un gran patio a veces con suelo de chinos, desde donde una escalera sube al soberao techado con tejas; en el hueco de la escalera hay una covacha o carbonera. Las dependencias de la casa (comedor, alcobas, cocina) se sitúan en torno al patio, en donde hay, adosadas a la pared, dos pilas para lavar la ropa y un pozo medianero o no con el patio contiguo. En el patio principal solía haber arriate para geranios y algún árbol. Algunas poseían también un corredor superior sobre techo de vigas de madera, al que se abren alcobas, comunicadas entre sí. Junto a la cocina está la entrada a un “patinillo”, patio trastero o corral que albergaba los lavaderos, el retrete, las cuadras y el granero, con escalera de mano para subir a la “troja”. El techo de la cuadra, casi una azotea, servía para tender la ropa. Algunas de estas casas, que en un principio fueron unifamiliares, terminaron convirtiéndose durante los siglos XIX y XX en patios de vecinos, debido a particiones o a su uso de alquiler.
Vivienda calle Alta 27. Autor: R.C. López, 11 febrero 2006.
Los patios de vecinos tienen en Conil una larga tradición, que se remonta a los siglos XV y XVI. Eran por lo general amplios, alegres y floridos, muchos pavimentados de chinos, ladrillo o con baldosas de distinto color en disposición ajedrezada. En ocasiones tenían galería corrida superior sobre soportes de madera que daba lugar a un porche o espacio cubierto en planta baja. En los antiguos patios se aprecia la voluntad y la necesidad de compartimentar o dar discontinuidad al espacio, con cierta dosis de misterio, que les hacía ganar no sólo en intimidad sino que les otorgaba también calidad, dando lugar a rincones, pasos y pasadizos, cuya variada, rica ambientación y volumetría es difícil de describir. Recorriendo estos espacios, a veces laberínticos, era fácil penetrar inadvertidamente en una casa o en un espacio privado, dado que las fronteras entre lo público y lo privado no estaban claramente señaladas, sino por un código sutil y muchas veces inapreciable para el extraño, que sólo la costumbre es capaz de distinguir y descifrar.
En la calle Ancha, hacia 1965. Patio de vecinos con pozo común, junto a la pared, los tiestos con plantas adornan la entrada de la casa, mientras la luz, lo invade todo en este rincón de Conil. Colección particular Martín Caro. “Conil en la Memoria”, p. 87, 2004.
Estas viviendas, con servicios comunes y sin comodidades, adaptadas al terreno en cuesta, eran también lugar de reunión y relación, no de tránsito; ágora popular que incitaba al diálogo, al descanso, la tertulia o el comadreo. A veces en una habitación dormía toda una generación (obreros, pescadores, albañiles), que con sus propios medios fue moldeando un tipo muy original de hábitat. La interpretación de volúmenes, escaleras, cubiertas o azoteas impregnaba a estos patios de autenticidad. Otros elementos del conjunto son las rejas, arcos y arquillos, poyos, guardapolvos o voladizos. Las flores, casi imprescindibles en los exteriores, sobre poyos o pozos, en medio de las calles, escaleras o zaguanes, colgadas de la pared en macetas o en el suelo, formaban una estampa característica. Y la cal que, tras cubrir fachadas e interiores difuminando aristas, se extendía por todas partes.
Vista de un patio de vecinos con pozo y pila común, hacia 1967. Se puede apreciar el popular lavadero de madera. Colección particular Martín Caro. “Conil en la Memoria”, p. 89, 2004.
El deficiente planeamiento municipal determinó la desaparición de los patios. La permisiva política de usos (locales para pubs), el proceso de abandono (traslado de la población y cierre especulativo, seguido del derribo y la edificación de nueva planta) y las numerosas alteraciones (agregación de cuartos, elevación en altura...) están culminando hoy en la desaparición de este tipo de hábitat.
Un patio de Conil, hacia 1970. Colección particular Martín Caro. “Conil en la Memoria”, p. 90, 2004.
De esta rica arquitectura popular, con origen en diversas épocas, nos van quedando sólo restos descontextualizados, muchas veces en estado de lamentable abandono o muy alterados, faltos de conjunto y armonía: casapuertas, pozos y lavaderos, carboneras, arquillos, poyetes, guardapolvos... Vestigios maltratados del viejo Conil.
Según datos del Avance del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico (PEPRICH) de Conil, las tipologías tradicionales de casa patio y patio de vecinos suponen un 50% de la vivienda del Conjunto Histórico intramuros y menos de un 15% en el área extramuros, representando apenas un 29% de todo el Conjunto.
TIPOLOGÍAS DE LA EDIFICACIÓN |
Casas-patio |
Patios de vecinos |
Vivienda arrabal |
Vivienda en bloques |
% Casas y patios |
||
1ª Cat. |
2ª Cat. |
Centrado |
Corredor |
||||
Zona Intramuros |
28 |
59 |
41 |
24 |
4 |
142 |
50,6 |
Zona Extramuros |
2 |
10 |
27 |
28 |
316 |
102 |
14,6 |
Total |
30 |
68 |
68 |
52 |
320 |
244 |
28,9 |
Patio de vecinos, hacia 1969. Debajo de la escalera lo que pudo servir de anaferos. Colección particular Martín Caro. “Conil en la Memoria”, p. 91, 2004.
La gran mayoría de las casas patio conservadas se sitúan dentro de la zona amurallada, estando los patios de vecinos más repartidos intramuros y extramuros. En esta segunda área lo dominante es el caserío de arrabal, sin valores arquitectónicos y más reciente, cuyo interés no estriba tanto en la edificación sino en su original y compleja trama urbana.
Fuente: “PATRIMONIO CULTURAL DE CONIL DE LA FRONTERA”, Autor: ANTONIO SANTOS GARCÍA; Colaborador: FRANCISCO GONZÁLEZ UREBA; Coordinador: ANTONIO MUÑOZ RODRÍGUEZ; Director editorial: CARLOS ROMERO VALIENTE; Edita: G.D.R. Litoral de la Janda. 2007.
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