Después de la Guerra de la Independencia (1808-1814), el interés por España en Europa aumentó sobremanera, sobre todo en los ingleses, gracias al mito romántico de que todos los españoles eran valientes y heroicos, que los bandoleros respetaban un código de honor, los toros, el flamenco, y, sobre todo, que las mujeres, morenas de cabellos y ojos negros, eran de una extremada belleza. Todo esto hizo que se publicaran muchos libros de viajes, tal como el que se referencia hoy, de 1838, aunque casi doscientos años más tarde, es editado en castellano en Andalucía. Se reproduce el contenido que menciona a Conil y su importante pesca, en el inglés original, para posteriormente, con mi característica osadía, traducir al castellano con el translator de Google. No obstante, si ninguna de estas dos opciones convence al posible lector, se le recomienda la adquisición de un ejemplar de la Editorial La Serranía, perfectamente traducido, y a un precio aproximado de 17 euros.
“Almadraba tal como era no hace mucho”, 4 septiembre 2020, gentileza JAVI MENDOZA, acrílico sobre lienzo.
Curiosidad: En la portada, versión inglesa, aparece la siguiente cita en español:
“Aquí hermano Sancho, podemos meter las manos hasta los codos, en esto que llaman aventuras”.
DON QUIJOTE.
“Almadraba 2”, 9 septiembre 2020, gentileza JAVI MENDOZA, acrílico sobre lienzo.
Traducción
libre, con ayuda de “translator Google”.
La
distancia de Vejer a Conil es de nueve millas; el país ondulado y
poco interesante.
Conil
es una gran ciudad de pescadores, que contiene una población de 8000
almas. El olor de las casas donde se cortan y curan los atunes (que
aquí se capturan en gran abundancia) se extienden hacia el interior
por varios kilómetros; pero los habitantes lo consideran muy
saludable; y a mis comentarios animadversivos sobre la suciedad y el
efluvio del lugar en sí, se dio respuesta, “no
hay epidemia aquí”,
una excusa bastante suficiente, según sus ideas, por
someterse a vivir la vida de los cerdos. Llegamos justo cuando los
pescadores habían encerrado un cardumen de atunes con sus redes; así
que, montando nuestros caballos, esperamos ver el resultado de sus
trabajos. Todo
el proceso es muy interesante. El Atún se puede descubrir cuando se
encuentra a una distancia muy considerable de la tierra; cuando
llegan en inmensos cardúmenes y provocan una ondulación en la
superficie del agua, como la ocasionada por una ligera ráfaga de
viento en un día tranquilo. Los hombres, por tanto, están apostados
en las distintas torres de vigilancia de la costa, para vigilarlos, e
inmediatamente al percibir un banco, hacen señales a los pescadores,
indicándoles la dirección, la distancia, etc.
“Almadraba 3”, 9 septiembre 2020, gentileza JAVI MENDOZA, acrílico sobre lienzo.
Los barcos se hacen a la mar, y los peces se envuelven con una red de inmenso tamaño, pero de textura muy fina, que se iza gradualmente hacia la orilla.Los atunes, al entrar en contacto con esta red, se alarman y se alejan de ella en la única dirección que les queda abierta. Los botes siguen y tiran la red hasta que el espacio en el que están confinados los peces es lo suficientemente pequeño como para permitir que una segunda red, de gran fuerza, circunscriba la primera; que es cuando se levanta. Los atunes, aunque muy poderosos (que tienen casi el tamaño y la forma de una marsopa) hasta ahora han estado muy callados, buscando sólo escapar bajo la nueva red; y apenas han sido perceptibles para los espectadores en la playa. Pero, al tirar de la nueva red y meterse en aguas poco profundas, su peligro les da el valor de la desesperación, y furiosos están sus luchas por escapar de su prisión de cáñamo. La escena ahora se vuelve muy animada. Cuando el calado es pesado, como lo fue en este caso, y existe la posibilidad de que la red se dañe y los peces se escapen si se tira de inmediato a la tierra, los pescadores se arman con arpones o estacas, con hierro anzuelos en el extremo, y corren hacia el mar mientras la red está todavía a una distancia considerable de la orilla, rodeándola y gritando con todas sus fuerzas para asustar a los peces en aguas poco profundas, cuando se vuelven comparativamente impotentes. Al completar el cierre de su presa, algunos de los pescadores se ven obligados incluso a nadar hasta el extremo exterior de la red, donde, agarrándose de los flotadores con una mano, golpean con singular destreza a los peces que se acercan al borde, con la esperanza de efectuar su escape, con un arpón corto en el otro. Los hombres de los botes, al mismo tiempo, siguen chapoteando continuamente con los remos, para disuadir al atún de intentar saltar por encima del recinto de cáñamo; que, sin embargo, muchos lo lograron, en medio de voleas de “¡Carajos!”.
“Almadraba”, 9 septiembre 2020, gentileza JAVI MENDOZA, acrílico sobre lienzo.
Así, los peces mueren en el agua. Y luego depositados triunfantes en la orilla. Se les deja sangrar libremente; y las vísceras, huevas, hígados y ojos, se cortan inmediatamente, siendo gratificaciones de distintas autoridades. La carne se sala y se exporta en grandes cantidades a Cataluña, Valencia y las provincias del norte del reino. Se extrae una pequeña cantidad de aceite de los huesos. Algunos años antes, el duque de Medina Sidonia disfrutó del monopolio de la pesca del atún en esta parte de la costa, que se calculó que le había proporcionado una ganancia anual de 4000 libras esterlinas. Pero, en el momento de mi visita, se le había privado de este privilegio, para gran pesar de los habitantes de Conil; pues las redes y saladeros, siendo la propiedad del duque, debían ser contratados, y como no había capitalistas en el lugar capaces de embarcarse en una especulación tan cara como la compra de otros, la "empresa" que se dedicaba a la pesquería estaba, necesariamente, compuesta por extraños a Conil, cuyo único objetivo era obtener la mayor ganancia posible durante el corto período en el que tenían en arrendamiento la propiedad del duque. En consecuencia, hicieron el trato más duro que pudieron con los habitantes pobres, quienes, acostumbrados toda su vida a este empleo, no pudieron volver la mano a ningún otro y se vieron obligados a someterse. No me refiero a defender los monopolios en general, pero lo que he dicho demuestra que en el estado actual de España son males casi inevitables. Los habitantes de Conil, en todo caso, se quejaron amargamente del cambio. La pesquería de marzo a julio, y la temporada de la que escribo (llegando a su fin), se consideró muy exitosa, habiéndose capturado 1300 atunes en Conil y 1600 en Barrosa. Cada pescado vale diez dólares o dos libras esterlinas. Sin embargo, la caída ha sido extraordinaria, ya que en tiempos pasados leímos que se capturaban 70000 peces al año.
Fuente: “Excursions in the mountains of Ronda and Granada, with characteristic sketches of the inhabitants of the South of Spain ”, por el Capitán Charles Rochfort Scott, 1838. Volumen II, Capítulo II, pp. 53 a 57. London, Henry Colburn, Publisher, Great Marlborough Street.
Referencia de la edición de 2008, en castellano:
"EXCURSIONES POR LAS MONTAÑAS DE RONDA Y GRANADA"
Charles Rochfort Scott
Han tenido que transcurrir cerca de doscientos años para que esta obra, un clásico de la literatura de viajes, viera la luz en su traducción al castellano. Las idas y venidas del capitán de ingenieros Rochfort Scott por nuestro suelo, durante el periodo comprendido entre 1822 y 1834, al año en que muere Fernando VII, proporcionó materia más que suficiente a este miembro de la guarnición de Gibraltar para conformar un relato que se hace imprescindible, tanto para los amantes de la buena literatura como para los que quieran ampliar sus conocimientos sobre la Andalucía de la época. Humor, aventuras sin cuento, drama, miseria y denodadas heroicidades impregnan un texto que no rehuye ningún ambiente social – pueblo y nobleza, a veces enfrentados, a veces de la mano -. ni de la crítica, ni el elogio de los andaluces de las montañas de Ronda y Granada, verdaderos protagonistas del libro. Una delicia que atrapa y subyuga en todos y en cada uno de sus capítulos.
Fuente: Editorial La Serranía.
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