lunes, 2 de diciembre de 2019

CONIL Y LA GUERRA DEL ROSELLÓN (1793-1795).


Después de ser guillotinado Luis XVI, sin que la Convención francesa aceptara las peticiones de súplicas de Carlos IV, se prepara España para la guerra y en tal sentido, el Consejo de Castilla, dirige, en febrero de 1793, una circular a todos los Capitanes Generales, Comandantes y Magistrados, para que inviten “a todos los hombres que no sean necesarios para la agricultura” a que se alisten en el ejército del Rey. 
En este ambiente, es cuando en la Gazeta de Gerona n.º 47, del viernes 14 de junio de 1793, aparece el recorte que se acompaña a esta referencia, dentro del capítulo “Continúan las Ofertas hechas a S.M.”. Ahí aparece la contribución que hace la villa de CONIL y en su nombre el Corregidor, de 100 reales para cada mozo alistado, a modo de gratificación, y 150 ducados/año, para mantener a un soldado.


                    Fuente: “Gazeta de Gerona”, del viernes 14 de junio de 1793.

Esta guerra, conocida también como la Guerra de los Pirineos, fue apoyada por el clero y se la presentó al pueblo llano como una guerra por la monarquía y la religión católica contra la Convención, y fue protestada por los sectores burgueses e ilustrados. Militarmente fue un desastre con la ocupación francesa de algunas poblaciones en el Pirineo y en América. Terminó con el Tratado de Basilea en 1795 y hubo que desprenderse de Santo Domingo.

Del tal Corregidor Don Joseph María Gómez, se sabe que en fecha de 19 de febrero de 1810 lo era de la vecina población de Chiclana de la Frontera, tal como refleja el Acta Capitular del Ayuntamiento, en Junta de dicha fecha, con motivo del recibimiento que se hizo al Rey José I Bonaparte en su visita a Chiclana, ostentando además del cargo de Corregidor, los de Abogado de los Reales Consejos y Capitán a Guerra (*).

(*) Capitán a guerra: Autoridad civil habilitada para entender en asuntos de guerra. Antiguamente eran los corregidores, gobernadores y alcaldes mayores.



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