Después
de ser guillotinado Luis XVI, sin que la Convención francesa
aceptara las peticiones de súplicas de Carlos IV, se prepara España
para la guerra y en tal sentido, el Consejo de Castilla, dirige, en
febrero de 1793, una circular a todos los Capitanes Generales,
Comandantes y Magistrados, para que inviten “a todos los hombres
que no sean necesarios para la agricultura” a
que se alisten en el ejército del Rey.
En este ambiente, es cuando en la Gazeta de Gerona n.º 47, del viernes 14 de junio de 1793, aparece el recorte que se acompaña a esta referencia, dentro del capítulo “Continúan las Ofertas hechas a S.M.”. Ahí aparece la contribución que hace la villa de CONIL y en su nombre el Corregidor, de 100 reales para cada mozo alistado, a modo de gratificación, y 150 ducados/año, para mantener a un soldado.
Esta guerra, conocida también como la Guerra de los Pirineos, fue apoyada por el clero y se la presentó al pueblo llano como una guerra por la monarquía y la religión católica contra la Convención, y fue protestada por los sectores burgueses e ilustrados. Militarmente fue un desastre con la ocupación francesa de algunas poblaciones en el Pirineo y en América. Terminó con el Tratado de Basilea en 1795 y hubo que desprenderse de Santo Domingo.
Del tal Corregidor Don Joseph
María Gómez, se sabe que en fecha de 19 de febrero de 1810 lo era
de la vecina población de Chiclana de la Frontera, tal como refleja
el Acta Capitular del Ayuntamiento, en Junta de dicha fecha, con
motivo del recibimiento que se hizo al Rey José I Bonaparte en su
visita a Chiclana, ostentando además del cargo de Corregidor, los de
Abogado de los Reales Consejos y Capitán a Guerra (*).
(*)
Capitán a
guerra:
Autoridad
civil habilitada para entender en asuntos de guerra. Antiguamente
eran los corregidores, gobernadores y alcaldes mayores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario