martes, 26 de abril de 2022

DE LA PRIMERA VISITA DE SIMÓN DE ROJAS A CONIL 14/16 (5 marzo 1804).

ALMADRABA

Ciento y cincuenta hombres que llaman los paralelos vienen todos los años a mitad de Mayo y se están en la Almadraba cincuenta días. En estos dos últimos años vienen de Portugal, ganan cinco reales y tres libras de pan y las huevas de los atunes. Antes hacían este trabajo los de Conil y hasta siete años ha lo hacían hombres que se iban a buscar de Estepona, Marbella y Manilva.

Se emplean nueve barcos en el mar que cercan y calan el atún, otro barco de cinta lo enreda y lo lleva a tierra, tirando de la cinta gorda más de doscientos hombres, cuatro barcos en tierra.

A ciertos capataces de cuadrilla llaman Almocadenes.

A la red llama Palmireno aradal, de esparto muy rala [sic]; luego echan la de cáñamo, llamada cinta gorda.

Los cloques son unos garabatos de hierro con mango de madera de media vara, empuñándolos entran desnudos en el mar muchos hombres que procuran hincarlos en las cabezas de los atunes.

Lo magro del atún (toñina en valenciano) se llama en castellano toñina de lomo, en valenciano de moro y de badal, lo graso de ijada en Castilla, de tarja y de zorra en valenciano.

En Sara [Zahara de los Atunes] se hace igual gasto y maniobra que en Conil.

La Almadraba de Conil deja al Duque de Villafranca 30.000 pesos unos años con otros, deducidos los grandes gastos que le cuesta.

El atún viene siempre de Poniente. Siete hombres avisan o hacen señal con un lienzo desde una torre inmediata de la llegada de los atunes, que ven ya a una legua de distancia por el aguaje y mandan las evoluciones a los barcos, que no se mueven sin su orden. Llegan a manadas, gordos como puercos, de mil juntos y dos mil, dice Palmireno, vienen a desovar al Estrecho, por la muy gran corriente de agua que allí hay, y de allí tornan con sus crías a donde vinieron, flacos y ¡ay! malos de comer.

Cien aventureros acuden sin ajuste a la pesca y suelen alcanzar dos reales diarios cuando hay que trabajar y siempre y a cuantos vengan tres libras de pan muy malo a cada uno. Toda esta gente come de este mercado que encarece en esta temporada sus comestibles. Mucha gente de todos los Pueblos vecinos acude a esta diversión y aumenta la carestía. Los aventureros son una colección de pícaros que se refinan en la escuela de la Almadraba y se dan muchas veces de puñaladas durante esta pesca, llenan de piojos las playas, piden limosnas y se presentan con nombres supuestos.

El edificio que llaman la Chanca es un gran patio rodeado del largo almacén de los aventureros, en el que se componen las redes y demás aparejos, con otro igual enfrente de éste en que se deposita una enorme cantidad de sal para venderla a los compradores del atún, sacada de las Salinas del Duque, y otro almacén menor que contiene las redes y cordaje de la almadraba, con algunos [blanco] en que se hacina el atún ya salado y una casa en que se reparte el pan, otra pieza en que se trabajan las maderas de remiendo de barcas y la que habita el que cuida el Edificio. A un lado de este gran patio se guardan treinta carros que sirven a su tiempo para llevar el atún desde la playa. Se mantiene una manada de cien bueyes que sólo sirve para arrastrar los carros en la temporada de la pesca. Alrededor de otro patio más chico que prolonga el Edificio hay algunos otros [blanco] y el cubierto con dos series de arcos en que se guardan las barcas.

Tres meses antes de comenzar la pesca se emplean mucho en preparar los instrumentos de ella y, deducidos los grandes gastos que trae consigo, queda al Duque el producto de treinta mil pesos, valuado por un término medio. La primera postura del atún que publica el pregonero es tres blancas, cuando la puja última no acomoda queda el atún para el Duque.

La pesca del atún es muy eventual, como de paja, suele dejar al Duque anualmente millón y medio de reales vellón; ha habido año en que ha perdido en ella dicho Duque de Medinaceli 40.000 reales vellón.

Detalle del grabado de la almadraba de Cádiz, Torre de Hércules, en Civitates Orbis Terrarum (1564-1578), Joris Hoefnagel, con un sístema de pesca del atún similar al de Conil. Fuente: s/r.

Dibujo de la almadraba de Conil, 1727. Fuente: Fundación Casa Medina Sidonia.

Almadraba de tiro o vista. Lámina de Sáñez Reguart.

Fuente: “VIAJE A ANDALUCÍA, historia natural del Reino de Granada (1804-1809)”, Simón de Rojas Clemente Rubio. Edición, transcripción, estudio e índices de Antonio Gil Albarracín, otros trabajos de Horacio Capel Sáez y M.ª Pilar de San Pío Aladrén. Almería-Barcelona 2002. 

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