domingo, 19 de enero de 2020

CONIL Y EL CONDE DE BRADFORD (1813)

Esta es la reproducción de la carta que un joven noble inglés, llamado George Augustus Frederick Henry Briggerman, envía a su madre, describiendo el viaje que realiza desde Cádiz a Gibraltar, pasando por CONIL, Vejer y Tarifa, con la mala suerte de coincidir unos días muy lluviosos, a lo que, al parecer, debía estar acostumbrado, y las dificultades que tuvo que superar ante unos caminos que, además de embarrados, no eran tales, sino simples sendas de herradura. Para la traducción he contado con la inestimable colaboración de Rafael E. Coca, dejando la literalidad del texto en beneficio de darle sentido.



CARTAS DE PORTUGAL, ESPAÑA, SICILIA Y MALTA, EN 1812, 1813 y 1814.
por G (George) A (Augustus) F (Frederick) H (Henry) B (Briggerman).
Londres:
Impresa en forma privada en Chiswick Press. (1)
1875.


Retrato del Conde de Bradford, 
por sir George Hayter.

(1) El Chiswick Press fue fundada por Charles Whittingham I (1767-1840) en 1811. La gestión de la Prensa fue adquirida en 1840 por el sobrino del fundador Charles Whittingham II (1795-1876). El nombre se usó por primera vez en 1811, y la prensa continuó operando hasta 1962. C. Whittingham Gané notoriedad por sus clásicos de precio popular, pero la prensa Chiswick se hizo muy influyente en la impresión y la tipografía en inglés bajo C. Whittingham II quien, más notablemente , publicó algunos de los primeros diseños de William Morris. La prensa Chiswick merece un crédito notable por la reintroducción de la impresión de calidad en el comercio en Inglaterra cuando en 1844 produjo El diario de lady Willoughby.
[Copiado de Wikipedia, la enciclopedia libre]


Gibraltar, 2 de Febrero de 1813
Mi querida madre,
El paquete saldrá por barco para Inglaterra mañana, así que te escribiré lo poco que tengo que contar desde que dejé Cádiz. John y yo fuimos a La Isla el lunes 25, pero Clive no pudo conseguir nuestros pasaportes hasta el miércoles, día en el que nos los trajo temprano por la mañana, y comenzamos la marcha atravesando la zona de lo que fue la batalla de la Barrosa (2), todavía cubierto con restos aquí y allá, hacia Vejer, un pueblo antiguo y pintoresco, situado en la cima de una pronunciada y rocosa colina, a seis leguas de la Isla. John, que había traído una pistola a Cádiz, se quedó rezagado jugueteando en las colinas de la Barrosa, mientras Clive y yo marchábamos sin dilación. A cuatro leguas de La Isla llegamos al pequeño pueblo de CONIL, en unos acantilados sobre el mar. 
(2) La Batalla de Chiclana, o de la Barrosa, tuvo lugar el 5 de marzo de 1811.


Desde aquí la carretera hacia Vejer, dos leguas, es bastante impactante, carretera, en realidad, no se le puede llamar, era tan sólo una traza de pasos a través del campo. El suelo es de una arcilla pegajosa, en la que los animales se hundían a cada paso hasta cerca de la rodilla; nos vimos obligados a caminar, y era un emplastado de arcilla hasta la rodilla. Pasamos un río, y poco después se hizo de noche. Seguimos así por un rato, y finalmente alcanzamos a nuestros criados y mulas, estas últimas, tres de ellas, cayeron, por no poder sostener sus patas en el fango. Les sobrepasamos y poco después perdimos el camino, y nos metimos en una zona pantanosa. Afortunadamente, en el silencio de la noche oímos a los muleros hablando a las mulas, azuzándolas, y pronto nos unimos a ellos. Una vez juntos, seguimos nuestro camino hasta Vejer, donde llegamos a las 9 en punto; a las 12 nos cansamos de esperar al pobre John y nos fuimos a la cama. Apareció al día siguiente a las 12, y nos contó que había viajado media legua pasado CONIL en la noche anterior, cuando tras perder el camino decidió volver a CONIL. Pasó el rio con éxito, pero al otro lado, justo cuando iba a remontar la colina (siendo de lo más afortunado por ir a pie), su pony se hundió hasta el cuello en arenas movedizas. El intentó en vano ayudarlo, 

y se fue al pueblo en busca de ayuda. Habiendo reunido a dos hombres y dos muchachos, consiguieron con dificultad sacar al pobre animal. John consiguió un poco de pan y cama, y se reunió con nosotros, como ya dije, al día siguiente. Averiguamos que Tarifa estaba a 7 leguas de Vejer, que no había donde parar a lo largo del camino, y nos contaron que las carreteras estaban todavía peor que las que habíamos pasado. Nos quedamos entonces en Vejer el jueves, y recolocamos las herraduras que nuestras pobres bestias habían perdido en el fango. El viernes, tan pronto como hubo luz, comenzamos la marcha, y afortunadamente llegamos a Tarifa a las seis y media, una hora después del anochecer. Encontramos que la carretera era horrible en algunos lugares, pero no todo el camino; en conjunto me parece que este es uno de los más extraordinarios días de viaje que he realizado. Tarifa es un lugar pobre, y nada salvo el abominable tiempo lluvioso lo podría haber salvado de los franceses. Estamos a cerca de 6 leguas desde que salimos, y la carretera es horrorosa; estamos por tanto a sólo la mitad de camino (a Algeciras) el día siguiente, a la que llegamos el domingo, día 31, a las una en punto, siendo el séptimo día desde que dejamos Cádiz. El paisaje desde Vejer a Gibraltar es precioso. Las montañas rocosas, cubiertas con alcornoques magníficos, y abundante en arroyos, impresionan.



Creo que olvidé contarte que el Comisario Fraser nos había invitado a quedarnos con él cuando llegásemos a Gibraltar. Así que aquí estamos, John y yo nos hemos acomodado confortablemente en una de las casas de campo más bonita que jamás hayas visto, y disfrutando de todos los lujos de Inglaterra en este clima sureño. Clive está en casa del Vicegobernador, donde comemos todos los días. Esta casa está situada a una milla al sur del pueblo, bien alto en la Roca, y en medio de un encantador jardín lleno de violetas y geranios; los árboles están ya todos floreciendo, y pronto ofrecerán sombra. Estoy tan complacido con la bahía de Gibraltar como estuve decepcionado con la de Cádiz. La de Gibraltar está rodeada de bellas montañas, y la costa africana está muy cercana. La Roca en sí misma es de lo más bella y pintoresca – es 1000 pies de alta. He visto las galerías y otras cosas, pero todavía me queda mucho por ver. Vamos a cruzar, en un día o dos, hacia Ceuta y Tetuán. El capitán Godby, ayuda de campo del general Campbell, que tiene perros, y conoce el terreno en Tetuán, irá con nosotros, y, quizás el Comisario, en cuyo yate vamos a ir. Escribiré de nuevo antes de salir de aquí hacia lo último de España.
Dios le bendiga, etc. etc. (sustituyendo la fórmula completa de cortesía: “con el mayor de los respetos de ……)
Con amor

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