El 21 de octubre de 1.805 tuvo lugar frente a las costas de Barbate, Vejer y Conil la célebre BATALLA DE TRAFALGAR. Para contribuir a la efemérides del 200 aniversario de aquel hecho histórico, hemos creído oportuno rescatar un texto desconocido, salvo para los estudiosos de la botánica: la HISTORIA NATURAL DEL REINO DE GRANADA, escrita entre 1.804 y 1.809 por el ilustrado SIMÓN DE ROJAS CLEMENTE RUBIO, cuyo viaje científico se inicia precisamente en Conil. El libro de Rojas constituye sin duda una magnífica fuente para el conocimiento geológico y botánico de la provincia de Cádiz y del Reino de Granada, pero es también un interesantísimo documento geográfico, económico e histórico.
Lo que pretendemos es ofrecer a partir del texto de Rojas, por proximidad, y de otras fuentes documentales o bibliográficas, en su defecto, una panorámica sobre Conil al iniciarse el siglo XIX, en vísperas de la Batalla.
El Ducado de Medina Sidonia en el siglo XVIII.
1.- LA VILLA Y SUS HABITANTES
A comienzos del siglo XIX Conil era un pequeño pueblo de señorío dentro del Ducado de Medina Sidonia. Administrativamente pertenecía al Reino de Sevilla y a la Provincia y Partido de la Ciudad de Cádiz, de la que distaba “seis leguas por la costa”.
1.1.- Aspecto urbano de Conil.- Rojas ofrece algunos datos sobre el origen pesquero de la villa, en la baja Edad Media, y sobre la repoblación señorial del siglo XV. Después, continúa Rojas, los duques de Medina Sidonia “hicieron el Castillo y Población que rodea la Torre y después cercaron el Pueblo con murallas y a trechos algunos cubos y baluartes, con cuatro puertas”, aspecto que todavía conservaba Conil al iniciarse el siglo XIX. Este pueblo -según Rojas-, está situado “sobre el declive de una colina de piedra franca, que llaman tosca. Esta piedra forma un banco sumamente grueso que los naturales cortan para sacar de él la piedra con la que edifican”. Bajo la piedra y a poca profundidad “se encuentra siempre agua … Los mismos canteros abren los pozos, de los que cada casa tiene uno”.
Conil en 1.722, setenta y ocho años antes de Trafalgar (Archivo Ducal de Medina Sidonia).
En 1.804, según Rojas, Conil tenía 4.000 habitantes y 450 casas. En su recorrido por el núcleo urbano nombra los edificios más emblemáticos de la población: el Castillo, la Chanca, la Parroquia, el Convento, la Misericordia, el Hospicio Viejo, una Casa de expósitos y tres ermitas (Espíritu Santo, Capilla de Jesús y la Vera Cruz). Sólo describe la Misericordia, en donde ubica algunos buenos cuadros como el de San Francisco de Paula o los Santos Juanes, hoy en la Parroquia. En el antiguo Convento destaca también el lienzo de la Huida a Egipto, actualmente en la Misericordia. De la Capilla de Jesús describe el retablo de la Virgen de Guadalupe.
Rojas nombra también las Casas Consistoriales y la cárcel, “que son muy malos edificios”, el Molino de Viento, “sin uso, junto al pueblo”, la Carnicería y la Alhóndiga, que “son del Duque”. Había también “seis tiendas o tabernas de particulares en que se vende vino, arroz, etc”. Y deja constancia de la existencia de la Fuente Nueva, “una fuente de agua buena y abundante, en la que está el único paseo con siete canapés semicirculares”, tal como podemos ver en las fotos antiguas de mediados del siglo XX. Junto al pueblo hay “un caño (que llaman río) casi pegado a las casas”.
Unos dos tercios de la población vivía todavía dentro de la muralla, en la parte baja del pueblo, que era la mejor pero sólo tenía “dos malas plazas y malas calles, aunque empedradas” con viviendas de una sola altura y “casi todas tienen un soberado para guardar los granos; sólo hay seis casas de dos altos”. Rojas añade que “la piedra se descubre en algunas calles por no estar cubierta de tierra alguna”. En la mayoría de las casas vivían “tres y cuatro vecinos”, es decir, se trata de casas-patio con más de diez habitantes de promedio. El otro tercio de la población habitaba ya en barrios extramuros, principalmente en cortijos y chozos. Estos barrios de la parte alta del pueblo, surgidos desde mediados del siglo XVIII, tenían “casas muy miserables: cada cuatro casas rodean o circunscriben una plazuela común, y el conjunto está cercado de pitas y tunas; prados y campos suelen mediar entre estas casas”.
Fuente: Boletines “LA LAJA” (Amigos del Patrimonio Natural y Cultural de Conil), núms. 5 y 6, 2.005-2.006.
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