Ya hubo ocasión, en este mismo blog y en facebook, de comentar este naufragio, concretamente fue el 27 de diciembre de 2022 [AQUÍ su enlace de acceso], para en cierta manera recordar el 87º aniversario de esta tragedia, ya que el mar se cobró la vida de tres de la, casi, veintena de tripulantes, pero también, debe servir para poner en conocimiento general el ejemplar comportamiento de dos pescadores de Conil que, junto con las fuerzas de carabineros, consiguieron salvar las vidas al resto de la tripulación.
En aquella ocasión se reprodujeron algunos “recortes” de prensa de varios medios, como “El Sol”, “La Vanguardia”, “España Marítima y Pesquera” y “Diario de Cádiz”; hoy, igualmente, encontradas otras fuentes, se ponen a disposición de los posibles interesados.
«” CÁDIZ.- Embarcación pesquera que se hunde. Desaparición de tres marineros. Cádiz 26, 5 tarde.- Por noticias recibidas sábese que la embarcación pesquera <Santa Cristina>, de 323 toneladas, matrícula de Barcelona y propiedad de la Compañía Marlés y Serra, sufrió gravísimo accidente cuando regresaba cargada de pescado, muy cerca de Cádiz. / El auxiliar de los prácticos de este puerto salió inmediatamente en ayuda del barco en peligro, pero a pesar de los esfuerzos realizados no pudo, a causa del fuerte temporal reinante, llegar al lugar del siniestro. / La embarcación hundióse totalmente. / El accidente se produjo al chocar el <Santa Cristina> con un arrecife que existe en el sitio denominado Zahola [Zahora], a diez millas aproximadamente de Conil. / El capitán y los demás tripulantes del pesquero, a excepción de tres marineros que desaparecieron, consiguieron llegar a la playa de Conil, donde fueron recogidos y atendidos. “» Fuente: “ABC”, Sevilla, del viernes 27 de diciembre de 1935, pág 40.
«” Al entrar en la bahía de Cádiz embarranca el pesquero <Cristina> y perecen tres marineros. BARCELONA, 26.- En la Compañía naviera Marlés y Serra, de esta ciudad, se ha recibido la noticia de que al entrar el barco pesquero de su propiedad <Cristina> en la bahía de Cádiz ha embarrancado, perdiéndose totalmente. No se conoce la suerte de la tripulación, pero se supone que estará a salvo. / CÁDIZ, 26.- Un radiograma recogido por la estación costera comunica que el vapor pesquero <Santa Cristina> embarrancó cerca de Cádiz a causa del temporal. Salió para auxiliarle un remolcador que consiguió, tras grandes esfuerzos, llegar al lugar del accidente, pero resultaron inútiles porque la embarcación se había perdido totalmente al chocar con las piedras. El capitán y varios tripulantes consiguieron salvarse a nado, pero han perecido tres marineros cuyos nombres se ignoran por el momento. El barco pertenecía a la matrícula de Barcelona, desplazaba 323 toneladas y hacía viaje de regreso con cargamento de pescado. “» Fuente: “AHORA: diario gráfico”, Madrid, año VI, núm. 1561, del viernes 27 de diciembre de 1935, pág 4.
Faro de San Sebastián, en el castillo homónimo, del que el capitán del pesquero culpa del siniestro, al encontrarse aquel día apagado durante un par de horas, Autor Werner Wilmes, 25 junio 2020. Fuente: Wikipedia, la enciclopedia libre.
«” El capitán del <Santa Cristina> explica el naufragio. CÁDIZ, 27.- El capitán del <Santa Cristina>, que naufragó en las proximidades de CONIL, FRANCISCO ARRAZATE, ha declarado que la causa del naufragio fue el haber permanecido apagado durante dos horas el FARO DE SAN SEBASTIÁN, lo que les desorientó. Esta manifestación ha sido confirmada por las tripulaciones de otros buques que también navegaban hacia Cádiz y que, por el motivo citado, corrieron unas horas de grave peligro. Aun no hab aparecido los cuerpos de dos de los náufragos. “» Fuente: “AHORA: diario gráfico”, Madrid, año VI, núm. 1562, del sábado 28 de diciembre de 1935, pág 14.
«” LOS SUPERVIVIENTES DEL PESQUERO <SANTA CRISTINA> RELATAN SU EMOCIONANTE SALVAMENTO. / Hacen grandes elogios de los carabineros. / BARCELONA, 7.- Han llegado a Barcelona algunos de los supervivientes del vapor pesquero <Santa Cristina>, de esta matrícula, que naufragó la noche del 25 de diciembre en la costa gaditana. Entre ellos se hallan el patrón GASPAR BALLESTER y el marinero JOSÉ MARTÍ, que han manifestado que, después de haber permanecido el vapor once singladuras pescando día y noche en la COSTA OCCIDENTAL DE ÁFRICA, no pudieron resistir el temporal reinante; el capitán decidió hacer rumbo a Cádiz. / El vapor navegó todo el día de Navidad con fuerte marejada y horizonte cerrado. Sobre las nueve y media de la noche, el buque, después de una terrible sacudida, quedó varado sobre unos arrecifes, entre GIBRALTAR y CONIL. Un golpe de mar arrastró a tres tripulantes, que desaparecieron. El resto de la tripulación, en compacto grupo, resistió SEIS HORAS el ímpetu de las olas. / A las cuatro y media de la madrugada, aprovechando la marea baja, pudieron echar un cabo a tierra, que fue recogido por unos carabineros, y así lograron salvarse. En el naufragio perecieron los fogoneros PEDRO GUARINES y ANTONIO MAYOR y el marinero JUAN SERRAT. / Los dieciseis supervivientes hacen GRANDES ELOGIOS DE LOS SEIS CARABINEROS Y DOS PESCADORES DE CONIL, que les prestaron toda clase de auxilios.“» Fuente: “AHORA: diario gráfico”, Madrid, año VII, núm. 1571, del miércoles 8 de enero de 1936, pág 11.
Sobre una captura de pantalla de Google Maps, se rotulan la localización de todas los puntos geográficos mencionados en esta entrada. Elaboración propia, 2 julio 2024.
Después de estas referencias sobre el desgraciado accidente, se va a transcribir íntegramente la crónica que sobre el mismo escribió algunos días después el periodista Juan Puente, aprovechando la llegada de los supervivientes a Barcelona, por describir un completo escenario de lo que vivieron los marineros y sus angustiosas impresiones personales. Ello se publicó en “Ahora” el 18 de enero de 1936.
«” EL DRAMÁTICO SALVAMENTO DE LOS MARINEROS DEL <SANTA CRISTINA>.
Ya están en Barcelona los supervivientes del vapor pesquero <Santa Cristina>, que naufragó en trágicas circunstancias en la costa gaditana. Los marineros vienen en un estado lastimoso: con fracturas, luxaciones, contusionados y enfermos.
Se habían hecho a la mar el primero de agosto, rumbo a Ceuta, de donde salieron en diciembre, dirigiéndose a la costa occidental de África. Estuvieron pescando día y noche cerca de Cabo Blanco. Regresaban muy satisfechos, transportando setenta y cinco toneladas de pescado, por un valor aproximado de sesenta mil pesetas [360,60€].
Algunos de los supervivientes, a poco de llegar a Barcelona. El tercero por la derecha, tocado con una mascota, mantiene su mano derecha vendada. Fuente: “AHORA”, sábado 18 de enero de 1936, pág 18.
A la altura de Cantín [algo más al norte de Safí] comenzó a soplar un viento muy duro, la mar abría sus fauces amenazadoras y el temporal se cerró ya en aguas menudas. Se aproximaban a Cádiz con una cerrazón absoluta. EL FARO DE SAN SEBASTIÁN SE HALLABA APAGADO y, en vez de dirigirse hacia el muelle [de Cádiz], desorientados, se encaminaron a los BAJOS DE LA PLAYA DE CONIL, en la que se divisaban unas lucecitas. Confiados en que navegaban bien, pero sin poder saber el calado por carecer de sonda eléctrica, el vapor, de pronto, MONTÓ SOBRE UNAS ROCAS en el lugar de Zaholo [posiblemente se refiere a Zahora], a cincuenta metros de la costa.
- Sentimos bajo nuestros pies – cuentan los supervivientes – un fuerte crujido, un temblor violento que conmovió el vapor, y éste se inclinó a popa con tanta rapidez y tan pronunciadamente que rodamos por cubierta. La proa, entonces, quedó levantada casi perpendicularmente. Las olas subían a enorme altura y caían encima de nosotros, aplastándonos. Refugiados en el castillo de proa, a cada momento los golpes de mar barrían el buque. Estábamos blancos como el papel, pálidos de emoción.
Navegando cerca del lugar donde ocurrió el naufragio. El vapor pesquero <Santa Cristina>, que naufragó frente a las costas de Cádiz, pereciendo tres de sus diez y nueve tripulantes. Antes de que los supervivientes pudieran ser puestos en salvo pasaron horas dramáticas, en medio de una imponente tempestad. En la imagen, Vicente Roda, que logró salvarse. Fotografía de F. Gonsanhi. Fuente: “AHORA”, sábado 18 de enero de 1936, pág 18.
Le llamamos angustiados – prosiguen -. Inmediatamente de dejar la cabina, el mar la hacía saltar hecha pedazos. Además, llovía torrencialmente. Ateridos y febriles, con la ropa hecha jirones, creíamos llegada nuestra última hora …
En el castillo de proa, donde se habían guarecido los hombres apretujándose unos contra otros para darse un poco de calor, el agua entraba en grandes cantidades. Allí no podían permanecer.
Corrimos al <pallot>, y en el pequeño tabuco nos metimos amoratados, sin fuerzas, sangrándonos las manos y el cuerpo, desencajados, llenos de horror. Nos cogimos para evitar que el mar se nos llevase. Uno de los tripulantes, soltándose, empezó a canta y a reir. El capitán se avalanzó a él para obligarle a entrar en el <pallot>. Fue inútil. Nuestro desgraciado compañero SE HABÍA VUELTO LOCO Y UNA OLA SE LO LLEVÓ …
Varios supervivientes del vapor pesquero <Santa Cristina>. Fuente: “AHORA”, sábado 18 de enero de 1936, pág 18.
- Contémonos - ordenó Diego Serrat, el contramaestre -. Aquí no estamos los diecinueve de a bordo.
Se hizo el recuento. Faltaba una marinero y dos fogoneros.
- ¡Pedro! ¡Pedro! - gritó, desesperado, el contramaestre llamando a su hermano.
Hubimos de luchar con él a fin de que no cometiese una barbaridad.
De madrugada, desde tierra, UN SUBOFICIAL DE CARABINEROS Y CUATRO HOMBRES del Cuerpo, en unión de DOS PESCADORES, hicieron señales con luces indicando que se DISPONÍAN AL SALVAMENTO.
- Llevábamos ochos horas de terror, entre la vida y la muerte. BARTOLOMÉ MUÑOZ [*], desafiando el peligro, sin control ya de sus nervios y sin querer atender los requerimientos de sus compañeros, se arrojó al agua. A punto estuvo de que una ola lo estrellase contra las rocas. Se agarró a uno de los cables del vapor y una nueva ola, con más ímpetu que la primera, lo arrancó y lo echó a la playa, saliendo maltrecho, pero con vida. Agotado, intentó incorporarse, y las piernas no lo sostuvieron. La pronta ayuda de los Carabineros impidió que el oleaje le llevase de nuevo mar adentro.
Antonio Vives, uno de los marineros supervivientes del vaporcito que naufragó frente a la costa gaditana. Fotografía de F. Gonsanhi. Fuente: “AHORA”, sábado 18 de enero de 1936, pág 18.
En la playa se carecía de elementos indispensables para acudir en auxilio de los que, si se tardaba, perecerían irremediablemente. Después de muchos intentos consiguieron establecer comunicación POR MEDIO DE UN CABLE, entre los del vapor y los de tierra. Lo ataron, y convertido en MAROMA, los tripulantes, uno a uno, lograron abandonar el <Santa Cristina>. Completamente desnudos, desfallecidos, se desplomaban en el suelo al llegar a la playa. Algunos se conmocionaron, extenuados, y a otros hubo de contener la hemorragia de sus heridas, atándoles paños en los brazos y en las piernas.
Actividad de pescadores barceloneses, en la base del pesquero naufragado. Fotografía de F. Gonsanhi. Fuente: “AHORA”, sábado 18 de enero de 1936, pág 18.
SOLÍCITAMENTE ATENDIDOS, LOS PESCADORES Y LOS CARABINEROS LES OFRECIERON ROPAS PARA QUE CUBRIERAN SUS CARNES ATERIDAS Y LES PRESTARON SUS CAMAS, REANIMÁNDOLOS CON BEBIDAS CALIENTES Y FRICCIONANDO A LOS QUE SE HALLABAN ATACADOS DE CALAMBRE.
A media mañana, el <Santa Cristina> SE HUNDIÓ DEFINITIVAMENTE.
Para los tripulantes, el mayor de cincuenta y cinco años y el menor de veintitrés, el naufragio significa una pérdida de mil pesetas [6,01€] y quien sabe si el paro.
Se conforman, sin embargo.
- SALVAMOS LA VIDA – dicen. ¿QUÉ IMPORTA LO DEMÁS?
Juan Puente. ”»
[*]
Nota
del transcriptor.-
Este personaje podría ser el conileño BARTOLOMÉ MUÑOZ ALMAZO,
de casi 35 años de edad, hijo de JOAQUÍN
MUÑOZ SÁNCHEZ y
de ANA ALMAZO
TRUJILLO,
casado con VIRTUDES
GARCÍA GIL,
el 21 de enero de 1928. Quizás estos datos ponga sobre la pista a
sus descendientes, que seguro que andan por aquí, para que conozcan
EL VALOR QUE DEMOSTRÓ TENER en este siniestro, poniendo en grave
riesgo su vida, por salvar las de los tripulantes.
La gran alegría de contemplar y sopesar, a costa del propio esfuerzo, el fruto del trabajo, es un goce del pescador. Ved la sonrisa satisfecha de éstos que sacan canastas rebosantes de las presas arrancadas al mar. Fotografía de F. Gonsanhi. Fuente: “AHORA”, sábado 18 de enero de 1936, pág 18.
Fuente: “AHORA: diario gráfico”, Madrid, año VII, núm. 1580, del sábado 18 de enero de 1936, pág 18.
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*** Más información sobre el vapor siniestrado.- El <Santa Cristina>, antes bautizado como “Trier”, formaba parte de la flota de pesca de altura del puerto de Barcelona, construido en 1910, matriculado en 1922, con un casco de acero, 324 toneladas de registro bruto y propiedad de Marlés y Serra, que disponía de otros tres buques similares, con un total de 1279 TRB. Fuente: “El abastecimiento de pescado fresco en Barcelona: 1890-1941. Una primera aproximación”, de Ana I. Sinde Cantorna. Universidad de Vigo.
*** Sobre la empresa propietaria del barco.- Justo Marlés Vilarrodona (capitán de la marina mercante y gerente de la misma) y Enrique Serra Alén constituyeron Marlés y Serra Sociedad Comanditaria. Dicha sociedad se inscribió en el Registro Mercantil de Barcelona el 30 de mayo de 1921 con un capital de 490.000 pesetas, del que Justo Marlés aportó 70.000 pesetas y Enrique Serra, 30.000 pesetas, actuando ambos como socios colectivos. El resto del capital se colocaría entre socios comanditarios (un total de 78 acciones de 5.000 pesetas de valor nominal). Cabe señalar que, en este período, los armadores trataron de controlar la primera fase del proceso de comercialización, esto es, la venta al por mayor en el Mercado Central. Así, bien directa o indirectamente, disponían de casillas en dicho mercado. Fuente: “La flota pesquera de altura y gran altura en el puerto de Barcelona. Una historia no contada (1907-1936)”, de Ana I. Sinde Cantorna y Gema Álvarez Llorente. Universidad de Vigo.