domingo, 15 de octubre de 2023

PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO V.

EDAD MEDIA ISLÁMICA

Desde fechas tempranas del s. VIII la estructura del poblamiento de la campiña litoral de Cádiz se vio alterado por la presencia de núcleos plenamente islámicos. Estos asentamientos de carácter clánico como Bena Foçin (La Mesa, Chiclana), de origen sirio, con cerámica emiral temprana, aparecen inmersos en un medio romano-gótico y feudal durante varias generaciones. Esto explicaría el papel destacado que jugó la Kura de Siduna en la primera fitna . Las campañas de Abderrahaman III terminarán de islamizar la zona y de transformar también sus estructuras socioeconómicas y políticas. A comienzos del s. X –época del Califato- las poblaciones han sido ya instaladas en el “llano”.

Medina Sidonia fue fundada por fenicios, colonia romana y capital de la cora musulmana de Sidonia. Fuente: “Diario de Cádiz”, de 25 junio 2022. 

A partir de la época de taifas, cobra importancia la ciudad de Vejer como motor de la reorganización del espacio y de los modos productivos en la comarca. De forma pareja reaparecen las especializaciones, en muchos casos herencia romana, como las almadrabas. La costa va tomando un mayor protagonismo y las vías de comunicación con el interior, como la cuenca del Barbate, ganan importancia. El establecimiento paulatino del modo de producción tributario acabó creando en la región una serie de asentamientos que, aunque deben pagar tributo al Estado, gozarían de amplia autonomía interna. Estas comunidades, muchas veces con orígenes gentilicios y organización social comunitaria (aprovechamiento colectivo de recursos hídricos, utilización igualitaria de pastos y bosques) se revelan muy estables, perviviendo durante la etapa de los Almorávides y los Almohades, cuando la zona del Estrecho gana en importancia.

Castillo de Guzmán el Bueno en Tarifa. Fuente: “aetcadiz punto com. 

A mediados del XIII, es decir, justo antes de la invasión castellana, conocemos cuatro asentamientos en el término municipal de Conil: el antiguo núcleo de Conil, Mexinas, Marchenilla y Overas. El primero de ellos, Conil, posteriormente trasladado al margen derecho del río, para ofrecer mayor seguridad, aparece junto con muchos restos de origen romano, especialmente ánforas dedicadas al transporte de salazones. Esto parece indicar que existió algún tipo de explotación comercial de este producto, conocido y apreciado en todo el mundo mediterráneo. Otro lugar con presencia musulmana es Mexinas, en la loma de la margen derecha del río Salado, con una gran cantidad de restos romanos y de la ultima época musulmana. El nombre procede de Messius, hipotético propietario romano y apunta a la existencia de una propiedad vinculada a la vivienda de algún potentado. Este asentamiento debió sacar un importante partido de su situación sobre el estuario del Salado, con fácil acceso al mar y sus recursos, pero al mismo tiempo con fácil acceso a buenas tierras de labranza. Igualmente ocurre en el tercero de los asentamientos, la alquería de Marchenilla, estratégicamente ubicado en los Villares sobre una pequeña elevación, al NW del actual casco urbano, que carece de presencia previa demostrada. Finalmente, la alquería de Overas es la más claramente vinculada al mundo agrícola, al estar varios kilómetros tierra adentro, aunque cercana al Río Salado, lo que facilitaría sus comunicaciones con el exterior. Parece ser el más reciente de los enclaves conocidos, no existiendo restos anteriores al siglo XIII, aunque sí sabemos de su existencia bajo dominio musulmán. Parece vinculado a la ganadería, especialmente el ovino, aunque su nombre, claramente de origen latino o castellano, nos deja la incógnita sobre su origen y función. Puede que deba ser puesto en relación con el auge de la ganadería que vivió toda la zona de frontera entre los siglos XIII y XV.

Castillo de Vejer, construido entre los siglos X y XI, durante el reinado de Abderramán I. Fuente: “tripkay punto com”. 

Aunque no se hayan encontrado restos claramente relacionados con el papel de Conil como parte de las rutas marítimas, la desembocadura del Salado aparece claramente citada como fondeadero, en las rutas que unían el Mediterráneo con Sevilla y el Garb al-Andalus. Esta circunstancia debió ser de gran importancia para los habitantes de las cercanías, al menos las dos primeras aldeas citadas, que debieron encontrar en estos barcos gran numero de posibilidades comerciales a pequeña escala, aunque verdaderos mercados solo se encontrarían en las medinas o ciudades, como Vejer o Yazirat Qadis, el nombre musulmán de Cádiz.

Estos ejemplos parecen dejar claro que cuando llegan los castellanos, el territorio de Conil, como el del resto de la fachada atlántica gaditana, está viviendo un momento de expansión, cuando no de auge. El crecimiento y reorganización de la navegación por el Atlántico han provocado un desarrollo y una estructuración creciente de esta comarca para responder a los nuevos retos y aprovechar las oportunidades, dinámica que queda truncada con la conquista cristiana. La deseable profundización en estos estudios, con mucha labor aun por realizar, no podrá dejar de dar sus frutos. Por ello, seria deseable que se procediera a la excavación sistemática de parte o la totalidad de los asentamientos aquí mencionados, ya que los datos obtenidos lo han sido únicamente a través de prospecciones superficiales. De esta forma podremos comprender mucho mejor cómo se desarrolló la vida de los habitantes de estas tierras, especialmente durante esa etapa escasamente conocida que se extiende desde la época romana hasta el siglo XII.

Foto 4: Muralla de Vejer, 28 mayo 2012. Fuente: “guiadecadiz punto com”. 

La conquista cristiana de mediados del s. XIII cambiará el patrón de hábitat de esta zona del Estrecho, convertida ahora en Frontera, desapareciendo el elevado número de pequeños enclaves dispersos a favor de una concentración en unidades mayores, más fácilmente controlables por el señor feudal y de más fácil defensa. 

Fuente: “PATRIMONIO CULTURAL DE CONIL DE LA FRONTERA”, Autor: ANTONIO SANTOS GARCÍA; Colaborador: FRANCISCO GONZÁLEZ UREBA; Coordinador: ANTONIO MUÑOZ RODRÍGUEZ; Director editorial: CARLOS ROMERO VALIENTE; Edita: G.D.R. Litoral de la Janda. 2007. 

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