martes, 4 de agosto de 2020

LA ARQUITECTURA MILITAR II.

MURALLA Y PUERTAS

La muralla de Conil fue edificada a comienzos del s. XVI. Hubo una primera cerca en 1502, encargada por el duque Don Juan Alonso de Guzmán a su mayordomo Hernando de los Olivos, pero no debió ser buena la obra y estaba caída por muchas partes al poco tiempo. Tras el asalto berberisco de 1515 el duque la mandó reconstruir de buena obra. Su función era proteger a Conil de las incursiones de la piratería berberisca musulmana. La cerca poseía cuatro puertas: el Arco de la Villa, la Puerta de Cádiz, el Portillo y el Postigo, ésta última frente a la mar y hoy desaparecida, entre el Castillo y la Chanca. Perdida su función defensiva, la muralla comenzó a deteriorarse, a perderse o a taparse por construcciones arrimadas al muro desde fines del s. XVIII, aunque todavía rodeaba buena parte del viejo Conil a comienzos del s. XX.

Arco de la Villa, 1907-8. Enrique Romero de Torres. 
Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1934.


Su fábrica es de mampostería de piedra y mortero de cal, reforzada en sus ángulos por sillares de piedra ostionera. Su trazado irregular y adaptado al terreno en cuesta es el siguiente: partiendo del Arco de la Villa, sube por la calle Prieta para girar por la calle Extramuros (en ambas calles las casas están hoy adosadas al muro), y gira de nuevo en el Baluarte hasta la Puerta de Cádiz; desde allí, la muralla seguía una línea recta en dirección sur hasta el Castillo y la Chanca –que desde su construcción a mediados del XVI hacía también de muralla frente a la mar; desde su extremo sur, giraba hacia el norte en suave curva hasta llegar de nuevo al Arco de la Villa, dejando dentro la calle Herrería y la plaza de Andalucía. El recinto amurallado tenía en sus ángulos o esquinas unos contrafuertes o cubos utilizados para disponer puntos de vigilancia y defensa con piezas de artillería, uno de los cuales ha dado nombre a la calle Baluarte.


El Arco de la Villa, en buen estado de conservación, ha sido históricamente la principal puerta de acceso a la población. En ella confluían los caminos de Chiclana, Vejer y Medina Sidonia y, a partir de ella, comenzó la expansión urbana extramuros en la segunda mitad del siglo XVI. En 1767 se remodeló totalmente esta puerta, enajenando el Ayuntamiento su propiedad y decorándose el edificio resultante con almenas de grandes orejones, recordatorio de las anteriores, y pintura a la almagra en sus esquinas, cornisas y almenas. El arco, de medio punto, está construido en cantería revestida de cal. Se compone de planta baja y alta y era el punto de partida de los pasillos de vigilancia que recorrían el recinto amurallado. Entrando por el Arco, a la derecha, se encuentra el cuarto de guardia y, a la izquierda, tenía hasta las obras de 1767 un cuarto-escalera que conducía a la parte superior cuyo dintel aún puede apreciarse tapado con pinturas y enfoscados modernos. El interior del arco se cubre con forjados de madera y bovedilla.


Quedan también restos de la antigua Puerta de Cádiz y el Arco del Portillo, antigua Puerta del Moscón, que comunica con la calle Extramuros. En el número 26 de esta calle se conserva El Baluarte, uno de los ángulos o esquinas de la muralla, en la actualidad restaurado. Entre él y la Puerta de Cádiz se conserva también un trozo del lienzo de muralla, que en otras partes se ha ido perdiendo con el tiempo, por arrimos de casas o derribo.
La totalidad de la muralla, con sus puertas, está declarada monumento (BIC) desde 1949. Las primitivas puertas siguen siendo hoy los únicos accesos al recinto amurallado. Convendría poner en valor algunos trozos de lienzo conservados, al objeto de dar mayor legibilidad y calidad ambiental al centro histórico.

Fuente: “PATRIMONIO CULTURAL DE CONIL DE LA FRONTERA”, Autor: ANTONIO SANTOS GARCÍA; Colaborador: FRANCISCO GONZÁLEZ UREBA; Coordinador: ANTONIO MUÑOZ RODRÍGUEZ; Director editorial: CARLOS ROMERO VALIENTE; Edita: G.D.R. Litoral de la Janda. 2007.

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