viernes, 5 de marzo de 2021

LA ARQUITECTURA TRADICIONAL-VERNÁCULA III.

 Los barrios extramuros

El casco histórico extramuros está peor definido, pero puede reconocerse sin gran dificultad sobre el plano. Comprende los barrios históricos que se desarrollaron durante los siglos XVIII, XIX y comienzos del siglo XX, en torno a las vías de comunicación que confluían en la villa. En esta zona existen tres tipologías de viviendas. Junto a edificaciones de los tipos descritos –casas unifamiliares, algunas de los siglos XVIII y XIX, y patios de vecinos- existe otra tipología resultante de una lógica distinta de ocupación del espacio. Se trata de grandes manzanas que originariamente disponían de un gran patio común o de pequeños huertos, que se han ido colmatando por construcciones configurando un laberinto de estrechísimas calles peatonales y plazoletas irregulares, con vida en comunidad pero mayor individualidad e independencia que la ofrecida por el patio común, como puede apreciarse en el barrio de pescadores del Espíritu Santo, configurado como un dédalo de estrechas y zigzagueantes callejuelas. Aquí, las viviendas han desalojado los servicios comunes, que ahora se sitúan en el interior de las casas, quedando sólo del primitivo carácter colectivo algunos pozos de uso común, como ocurre en el barrio de la Carretería frente a la Misericordia.

Una calle del barrio de los Pescadores. Fuente: Juanjito Titi, facebook, 16 octubre 2020.

Vista aérea del barrio de Pescadores, captura Google Maps 21 octubre 2020.

Barrio del Espíritu Santo, hacia 1937. Mientras la anciana posa delante de la choza, el sol se encarga de curar el pescado que cuelga del tendedero. Colección particular Alberto Domínguez. “Conil en la Memoria”, p. 49, 2004.

Patio del barrio de Pescadores, donde hoy se encuentra el n.º 11 de la calle Lenguado, hacia 1966. Colección particular Josefa Benítez. “Conil en la Memoria II”, p. 22, 2007.

Rótulo alusivo. Fuente: Juanjito Titi, facebook, 16 octubre 2020.

Capilla del Espíritu Santo. Fuente: Sargo Etecon, facebook, 28 agosto 2020.

El intrincado dédalo de callejuelas resultante en el interior de la manzana, de carácter pintoresco, es visitable aunque el extraño siempre tenga la sensación de transitar por pasillos y espacios particulares. En estos barrios las edificaciones son de composición simple, con menos superficie edificada y construida con materiales pobres, convertida en plurifamiliar en muchos casos por subdivisiones.


Uno de los accesos al barrio de Carretería, esquina calle Picasso y Pascual Junquera. Captura Google Maps 21 octubre 2020.

Laberinto de callejuelas del barrio de Carretería, frente Hospicio de la Misericordia. Vista aérea, captura Google Maps 21 octubre 2020.

Esta forma degradada de ocupación tiene características similares a la segunda tipología: viviendas en torno a un patio común, que adopta a veces la forma de calle, como en el Barrio del Molino de Viento o de las Flores. Tales viviendas, originariamente de una sola planta, se componían de un conjunto de piezas, a veces sin más ventilación que la puerta, con pozo y servicios comunes. A medida que la población se incrementaba se han ampliado en altura y han ido ocupando la superficie de los patios mediante piezas que en muchos casos albergan los servicios, ahora ya de uso privado.


Barrio del Molino de Viento, hacia 1937. En la imagen, una de las pocas casas que existían en la zona, las mujeres se afanan en lavar la ropa, mientras que las gallinas picotean por los alrededores. Colección particular Francisco González. “Conil en la Memoria”, p. 50, 2004.

Vista desde el barrio del Molino de Viento, hacia 1967. Colección particular Félix Llorca. “Conil en la Memoria II”, p. 17, 2007.

En los últimos lustros han aparecido edificaciones de tres plantas, con una volumetría excesiva que rompe completamente con el entorno, sin mencionar la desproporcionada volumetría y elevación en altura en casi la totalidad del perímetro del Conjunto Histórico. La mayoría de las casas de valor y los patios de interés carecen de protección específica, lo que ha posibilitado en los últimos años su alteración y sustitución. Ambas tipologías deberían ser protegidas, como representativas que son de una manera de vivir y de organizar el espacio urbano. Esperemos que el Plan Especial que se tramita actualmente consiga conservar lo que nos va quedando.

Fuente: “PATRIMONIO CULTURAL DE CONIL DE LA FRONTERA”, Autor: ANTONIO SANTOS GARCÍA; Colaborador: FRANCISCO GONZÁLEZ UREBA; Coordinador: ANTONIO MUÑOZ RODRÍGUEZ; Director editorial: CARLOS ROMERO VALIENTE; Edita: G.D.R. Litoral de la Janda. 2007.

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