lunes, 16 de marzo de 2020

PEQUEÑA LECCIÓN: TIPOS DE ALMADRABAS (1953).

Interesante exposición para una primera idea de las almadrabas de “monteleva” y “de buche”, gracias a un oportuno artículo de Claudio Columé Rodríguez, del que en próxima entrada se detallará su biografía (muy apasionante).

[AL FINAL DE LA ENTRADA SE TRANSCRIBE TODO EL ARTÍCULO]

Fuente: “ABC”, del 27 de diciembre de 1953.


Transcripción

Durante muchas décadas las almadrabas de vista dieron un magnífico resultado y se obtuvieron pingües beneficios. Pero el hostigo de la pesca, año tras año, originó la escasez, debido a que los atunes, obedeciendo a su instinto de liberación, hacían la corrida al estrecho de Gibraltar muy por fuera de la zona de pesca almadrabera. Hubo de recurrirse al empleo de un arte complementario, un arte colador, que calaba los atunes a su arribada y los conducían al seno de entrada de la almadraba. La eficacia no acompañó a la empresa, pues con una arte colador no puede conducirse la pesca a larga distancia.

En vista del fracaso, los hombres más expertos pusieron en práctica la calazón de una almadraba fija, a milla y media de la costa, a la que denominaron almadraba de monteleva. Tenía forma de bichero; la curva de éste la constituía el copo matador y el mango era una rabera, extendida hasta la misma orilla de la playa. El resultado fue fructífero, no obstante fijar el arte con potalas de piedra y cabos de esparto y piota. La nueva almadraba rindió extraordinarios beneficios, y, a semejanza de la de vista, su explotación se prolongó durante varios siglos.

Mas se repitió la escasez al cabo del tiempo y las pésimas temporadas de pesca fue el revulsivo al ingenio de los pescadores inteligentes. Los atunes habían tomado ruta muy foreña y había que cortársela. De aquí surgió la idea de la almadraba de buche, que, puesta en práctica, la abundancia pesquera correspondió al esfuerzo.

Estas almadrabas de buche, en su forma originaria y simple, dieron lugar más tarde a las almadrabas gigantes que actualmente se calan. Se instalaron a cerca de tres millas de la costa, con su rabera hasta la orilla y un cuerpo o cuadro, compuesto de un buche, primer compartimento, de forma rectangular, y una boca, con dos puertas de redes llamadas endiches, y a continuación, también rectangular, el copo, que al entrar en él la pesca, se izaba del extremo interior, para cerrar y hacer la levantada de los atunes presos.

Pronto mejoróse la instalación, para añadirle, partiendo de la boca, un brazo de red, de línea quebrada, denominado legítima, cuyo objeto era ensenar la pesca, cuando los atunes eran remisos a entrar por la boca. Y así, lentamente, fueron ampliándose los compartimentos: la cámara, continuación del buche, de la misma forma de éste, lugar expansivo de los atunes, expuestos en el buche a tomar la boca y perderse su pesca. Más tarde se caló una rabera de fuera; dos bocas y dos legítimas, a levante y poniente; una contralegítima, arranque de la rabera de fuera, y, por último dos cuadrillos, a Este y Oeste también, con una boca cada uno, pero sin puertas; estos cuadrillos tienen el objeto de ensenar la pesca, como las legítimas, pero de forma más estrecha y cerrada, más segura y eficaz, para que los atunes se cuelen por las bocas de puertas del cuadro.

La almadraba de buche en la actualidad es un arte perfecto, una maravillosa y sorprendente instalación submarina, donde todo está medido y calculado con exactitud, y el material empleado en ella es de un volumen y cuantía extraordinarios. Tiene cerca de seis millas de extensión, de tierra afuera, con un fondo límite de 20 a 25 brazadas. Las redes se hacen a mano, empleándose más de 30000 kilogramos de cáñamo, 28000 de abacá y 2000 de esparto, aparte la cabullería, con gruesos de 1,5 a 12 pulgadas. Para dar firmeza a estas redes se utilizan más de 1500 cables de alambre acerado; para afianzarlas cerca de 500 anclas y unos 20 rezones de cinco brazos, con peso por unidad de 750 kilogramos, y para dar tensión y equilibrarlas al fondo del mar, unos 32000 kilogramos de cables y cadenas.

Al objeto de evitar la acción destructora del agua salada en las redes, necesitase hacerlas un tanto impermeables, con un baño de alquitrán vegetal, en caliente, en cantidad de 17000 kilogramos. Como las redes han de contener a los atunes en toda la extensión almadrabera, se precisan flotadores, para sostenerlas: 50 “perros” (voluminosos sacos de red, llenos de corcho), 200 barriles alquitranados y 40000 kilogramos de corcho. Para amarrar estos corchos a los cables son necesarios 20000 kilogramos de cabos de abacá.

Pasa de treinta y cinco días el tiempo invertido en armar en tierra y calar después una almadraba, con un personal de más de doscientos hombres, distribuidos en tres vapores remolcadores, tres barcos vigilantes, 16 buques para las faenas de pesca y 10 a motor para carga y transporte de atunes.

La temporada de pesca comprende cuatro meses: temporada de derecho o venidad, en mayo y junio, y de retorno o revés, en julio y agosto. Son pocas las almadrabas de derecho y revés. La mayoría pesca únicamente de venida o derecho.

Los ruaces o espadartes son peces enormes, de cinco a ocho metros y los mayores enemigos de los atunes, porque les hacen objeto de una constante persecución. El choque de los grupos de atunes y espadartes es sangriento y devastador, y algunos de los atunes supervivientes muestran, al pescarlos, desgarradoras mordeduras. Yo, particularmente, tengo el criterio de que si los ruaces no les salieran a paso a los atunes, la mayoría de éstos no llegaban a voluntad a la zona de las almadrabas; pues su ruta, para tomar el canal del estrecho, está muy por fuera de las posibilidades de pesca almadrabera.

En España esta pesca se efectúa exclusivamente en las costas de las provincias de Cádiz y Huelva, y tanto en la explotación de los pesqueros, como en la elaboración del atún se han significado especialmente Isla Cristina y Ayamonte, con chancas y fábricas y tuvieron lotas o lonjas públicas de venta de atunes; y Barbate, Rota, CONIL, etcétera, chancas y fábricas para elaborar la pesca de sus respectivas almadrabas. En la costa occidental de Marruecos, ha cinco lustros, se calan almadrabas de derecho con positivo resultado. En la mediterránea se instalan almadrabillas para atunes criollos (cachorretas), bonito, melvas y otras especies.

Una levantada de atunes de 300, de 500 o más es un espectáculo sorprendente de una luminosidad reverberante; escena de vitalidad, dentro de los estertores aparatosos que a la pesca le ofrece la muerte.

Y, por último, he de consignar que tanto en Portugal como en Italia se explotan almadrabas, con óptimos resultados. Las portuguesas se nutren de la corrida atunera atlántica, como las españolas. ¿Son atunes atlánticos o mediterráneos los italianos? ¿Desovan en el estrecho o en otros lugares del Oriente? Se ignora. Un profesor italiano, versado en pesca, busca sin encontrar, esta procedencia. Así, pues, la pesca del atún con almadraba se circunscribe, en Europa, a España y los dos países citados, y, hasta el presente, sin noticias de que las haya en otros continentes.
CLAUDIO COLUMÉ.

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