jueves, 23 de julio de 2020

LA ARQUITECTURA MILITAR I.

CASTILLO-TORRE DE GUZMÁN

Data de la baja Edad Media (siglos XIV-XV), es de estilo gótico y autor desconocido. Está ubicado en la parte baja del pueblo, en la plaza de Santa Catalina. El cronista ducal Pedro de Medina atribuye su construcción a don Alfonso Pérez de Guzmán, el Bueno, defensor de Tarifa y primer señor de Sanlúcar y de Conil que, tras recibir como señorío la almadraba de Huedi Coní (1299), “hizo aquí un castillo con sus muros y torres, y en medio una torre fuerte y grande muy bien labrada, que se llama la Torre de Guzmán”. El castillo fue el núcleo en torno al cual fue surgiendo la villa de Conil de la Frontera. El lugar elegido para su emplazamiento no responde a necesidades de control del territorio, sino de defensa costera y de la población pescadora de las almadrabas. La obra del castillo fue mejorada notablemente en la segunda mitad del s. XV, con el auge de las almadrabas, por orden de D. Enrique de Guzmán, segundo duque de Medina Sidonia.

Vista de la Torre de Guzmán, 1965. Colección particular 
Francisco Sánchez, Conil en la Memoria, 2004.

Los duques utilizaban el castillo como alojamiento durante la temporada de la pesca del atún, que gustaban supervisar personalmente y en donde llegaron a hospedar a personajes ilustres como el rey Enrique IV de Castilla. Don Luis Bravo de Laguna, que por orden de Felipe II realizó una inspección de las fortalezas de nuestras costas, consideró fuerte y buena la Torre de Guzmán y el baluarte del castillo, que defendía a la población por la parte de la mar con cuatro piezas de artillería de bronce. El sistema defensivo se completaba con las vigías costeras, la Torre de Castilnovo y la Torre de Roche, con las que mantenía comunicación mediante almenaras y ahumadas.

Torre Castilnovo y panorámica de Conil, 2006. R.C.

Durante el s. XVIII se realizaron importantes obras de reparación en el Castillo.
La pérdida de su función defensiva y la desaparición del régimen señorial en el s. XIX propiciaron su deterioro. Durante el Trienio Constitucional se pidió su demolición “como signo que es de vasallaje” , iniciándose la misma durante la primera mitad de la centuria. Sus piedras fueron utilizadas para el calamento de las almadrabas de buche, acelerando el deterioro del conjunto. Desde fines del s. XIX se le fueron añadiendo nuevas construcciones que lo transformaron en bodega y en el s. XX fue convertido en almacén de vinos, en uso hasta los años sesenta.

Torre de Guzmán, 1970. Richard Adelmann “Juan Capacha”.

Se trata de un castillo de dimensiones modestas, de unos 2.000 metros cuadrados de superficie y planta poligonal, del que sólo queda en la actualidad una parte. Lo más destacado es la Torre de Guzmán, que fue la primera edificación de Conil y dio nombre a la población hasta el s. XVI. Según un Plano del Archivo Ducal (siglo XVIII, s/f) el Castillo poseía también tres torreones o baluartes, uno de ellos amplio y fuerte, la torre de la Vela, para hacer la guardia y disponer las piezas de artillería. Adosadas al muro y dispuestas en torno a un patio de armas con pozo, había diversas edificaciones: caballerizas, guadarnés (para sillas y demás aderezos, armas, munición...) y otras dependencias de habitación ducal en las plantas baja y alta, con arquería por la parte de la mar.
La Torre de Guzmán es la torre del homenaje del Castillo de Conil y está situada en medio del patio de armas. Es una torre esbelta de unos 18 m. de altura, de planta cuadrada de unos 7,5 m. de lado, con pequeños vanos y saeteras, con acceso por uno de sus lados y, primitivamente, también por su segunda planta desde el Castillo. Su fábrica es de piedra ostionera y argamasa, presentando al exterior sus paramentos lisos, con sillares de piedra en los cuatro ángulos. Interiormente está compuesta por dos pisos cubiertos con bóvedas baídas de ladrillo, con una superficie útil por planta de unos 30 m2. La comunicación entre ambos y con el terrado se realiza por empinada escalera de piedra cubierta por bóveda de cañón. El terrado tiene solería de ladrillos macizos y se accede a él por un pequeño castillete. El remate de la torre es almenado, con torretas hexagonales sobre matacanes en las cuatro esquinas, y un quinto matacán sobre la puerta. Hay decoraciones geométricas a la almagra del s. XVIII en matacanes y almenas.

Torre o Castillo de Guzmán el Bueno, 1908. Enrique Romero de Torres.
Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, 1934.

Lo que se mantiene en pie, aparte de la Torre, es el lienzo norte de la muralla, con una torre circular en uno de sus extremos y la Torre de la Vela en el otro, sobresaliendo esta última de la línea de la fortificación, frente a la mar, muy robusta y en talud, todo ello muy reconstruido y alterado. De ambas torres arrancan los restos de otros muros de la cerca, reconstruidos y transformados hoy en equipamiento cultural. La muralla del castillo, de diverso espesor, es de mampostería mixta de sillarejos de roca ostionera y argamasa de piedra y ladrillo. De la fortificación partía la cerca que protegía el núcleo de la antigua población.
El castillo está declarado Monumento (Bien de Interés Cultural, BIC) desde 1949, pero la intervención sufrida hace unos años fue lamentable. Tras hacerse con la propiedad del inmueble, el Ayuntamiento procedió a demoler en 1982 algunas zonas de la muralla del flanco sur y de poniente, y con ellas las edificaciones que se les adosaban anárquicamente (molino, edificio de Auxilio Social con pérgola, fábrica de gaseosas y almacén de vinos y cervezas). En la “renovación” del edificio se procedió a enfoscar la torre de la Vela, trazándose falsos sillares sobre el cemento fresco y también fueron enfoscados y pintados de amarillo los muros interiores, simulando fábrica de sillarejos. Un ejemplo perfecto de lo que no deben ser este tipo de actuaciones: reconstrucción y enfoscado, sin ningún respeto por el monumento, que sería preciso corregir para restituirle sus valores históricos, pues se trata de la edificación más antigua de Conil.

Torre de Guzmán, 2019. Ruta Milenaria del Atún, Barbate.

En la posterior restauración de la Torre de Guzmán (proyecto de 1987 y actuación de 1991), la Consejería de Cultura se centró en la Torre, sin visión de conjunto. Las actuaciones, culminadas en 1992, tenían como objetivo la consolidación de la Torre y su rehabilitación para albergar usos compatibles que asegurasen su mantenimiento así como su iluminación interior y exterior. Se procedió a sustituir la solería de hormigón de su planta baja por otra de ladrillos macizos, cerrando su puerta de acceso para abrir la antigua; también se abrió la comunicación con la planta primera, por la escalera, que se encontraba cegada, y se consolidaron las zonas deterioradas (muros, pinturas, matacanes). Pero los acabados se hicieron mal: los muros exteriores e interiores fueron enfoscados sobre malla y pintados de amarillo, dándole a la torre un aspecto moderno. Además de inadecuados, dichos revestimientos fueron de mala calidad y hoy la malla es visible en numerosas partes del edificio, en el interior y al exterior.
Creemos que sería preciso emprender una nueva restauración de la Torre y del Castillo, que parta de una visión de conjunto del edificio para restituirle, en la medida de lo posible, su primitivo aspecto.
La edificación es propiedad municipal y el Ayuntamiento utiliza sus edificaciones de nueva construcción como equipamiento cultural. En el recinto hay una pequeña sala de exposiciones (antes Hogar del Pensionista) y el Museo etnográfico de Raíces Conileñas. El patio de armas del castillo se usa como lugar para espectáculos públicos, principalmente en verano. El Ayuntamiento ha usado ocasionalmente la planta baja de la Torre como pequeña sala para exposiciones, no estando habilitada para visitas ni su interior ni su terrado, aunque se permiten visitas de grupos previa solicitud a la Concejalía de Turismo.
Desde 2002 existe un proyecto municipal de puesta en valor de la Torre que pretende convertirla en Centro de Interpretación de la ciudad y del Patrimonio, complementario del Museo. Sería interesante habilitar la torre como espacio de visita abierto al público y dotar sus dos plantas de diversos materiales con contenidos específicos relativos a su función defensiva de la ciudad histórica y su conexión con el sistema de vigilancia costera en general.


Fuente: “PATRIMONIO CULTURAL DE CONIL DE LA FRONTERA”, Autor: ANTONIO SANTOS GARCÍA; Colaborador: FRANCISCO GONZÁLEZ UREBA; Coordinador: ANTONIO MUÑOZ RODRÍGUEZ; Director editorial: CARLOS ROMERO VALIENTE; Edita: G.D.R. Litoral de la Janda. 2007.

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