CASTILLO-TORRE
DE GUZMÁN
Data
de la baja Edad Media (siglos XIV-XV), es de estilo gótico y autor
desconocido. Está ubicado en la parte baja del pueblo, en la plaza
de Santa Catalina. El cronista ducal Pedro de Medina atribuye
su construcción a don Alfonso Pérez de Guzmán, el Bueno,
defensor de Tarifa y primer señor de Sanlúcar y de Conil que, tras
recibir como señorío la almadraba de Huedi Coní (1299),
“hizo aquí un castillo con sus muros y torres, y en medio una
torre fuerte y grande muy bien labrada, que se llama la Torre de
Guzmán”. El castillo fue el núcleo en torno al cual fue
surgiendo la villa de Conil de la Frontera. El lugar elegido para su
emplazamiento no responde a necesidades de control del territorio,
sino de defensa costera y de la población pescadora de las
almadrabas. La obra del castillo fue mejorada notablemente en la
segunda mitad del s. XV, con el auge de las almadrabas, por orden de
D. Enrique de Guzmán, segundo duque de Medina Sidonia.
Vista de la Torre de Guzmán,
1965. Colección particular
Francisco Sánchez, Conil en la Memoria,
2004.
Los
duques utilizaban el castillo como alojamiento durante la temporada
de la pesca del atún, que gustaban supervisar personalmente y en
donde llegaron a hospedar a personajes ilustres como el rey Enrique IV de Castilla. Don Luis Bravo de Laguna, que por orden de
Felipe II realizó una inspección de las fortalezas de
nuestras costas, consideró fuerte y buena la Torre de Guzmán y el
baluarte del castillo, que defendía a la población por la parte de
la mar con cuatro piezas de artillería de bronce. El sistema
defensivo se completaba con las vigías costeras, la Torre de
Castilnovo y la Torre de Roche, con las que mantenía comunicación
mediante almenaras y ahumadas.
Torre Castilnovo y panorámica de
Conil, 2006. R.C.
Durante
el s. XVIII se realizaron importantes obras de reparación en el
Castillo.
La
pérdida de su función defensiva y la desaparición del régimen
señorial en el s. XIX propiciaron su deterioro. Durante el Trienio
Constitucional se pidió su demolición “como signo que es de
vasallaje” , iniciándose la misma durante la primera mitad de
la centuria. Sus piedras fueron utilizadas para el calamento de las
almadrabas de buche, acelerando el deterioro del conjunto. Desde
fines del s. XIX se le fueron añadiendo nuevas construcciones que lo
transformaron en bodega y en el s. XX fue convertido en almacén de
vinos, en uso hasta los años sesenta.
Torre de Guzmán, 1970. Richard
Adelmann “Juan Capacha”.
Se
trata de un castillo de dimensiones modestas, de unos 2.000 metros
cuadrados de superficie y planta poligonal, del que sólo queda en la
actualidad una parte. Lo más destacado es la Torre de Guzmán, que
fue la primera edificación de Conil y dio nombre a la población
hasta el s. XVI. Según un Plano del Archivo Ducal (siglo XVIII, s/f)
el Castillo poseía también tres torreones o baluartes, uno de ellos
amplio y fuerte, la torre de la Vela, para hacer la guardia y
disponer las piezas de artillería. Adosadas al muro y dispuestas en
torno a un patio de armas con pozo, había diversas edificaciones:
caballerizas, guadarnés (para sillas y demás aderezos, armas,
munición...) y otras dependencias de habitación ducal en las
plantas baja y alta, con arquería por la parte de la mar.
La
Torre de Guzmán es la torre del homenaje del Castillo de Conil y
está situada en medio del patio de armas. Es una torre esbelta de
unos 18 m. de altura, de planta cuadrada de unos 7,5 m. de lado, con
pequeños vanos y saeteras, con acceso por uno de sus lados y,
primitivamente, también por su segunda planta desde el Castillo. Su
fábrica es de piedra ostionera y argamasa, presentando al exterior
sus paramentos lisos, con sillares de piedra en los cuatro ángulos.
Interiormente está compuesta por dos pisos cubiertos con bóvedas
baídas de ladrillo, con una superficie útil por planta de unos 30
m2. La comunicación entre ambos y con el terrado se realiza por
empinada escalera de piedra cubierta por bóveda de cañón. El
terrado tiene solería de ladrillos macizos y se accede a él por un
pequeño castillete. El remate de la torre es almenado, con torretas
hexagonales sobre matacanes en las cuatro esquinas, y un quinto
matacán sobre la puerta. Hay decoraciones geométricas a la almagra
del s. XVIII en matacanes y almenas.
Torre o Castillo de Guzmán el
Bueno, 1908. Enrique Romero de Torres.
Ministerio
de Instrucción
Pública y Bellas Artes, 1934.
Lo
que se mantiene en pie, aparte de la Torre, es el lienzo norte de la
muralla, con una torre circular en uno de sus extremos y la Torre de
la Vela en el otro, sobresaliendo esta última de la línea de la
fortificación, frente a la mar, muy robusta y en talud, todo ello
muy reconstruido y alterado. De ambas torres arrancan los restos de
otros muros de la cerca, reconstruidos y transformados hoy en
equipamiento cultural. La muralla del castillo, de diverso espesor,
es de mampostería mixta de sillarejos de roca ostionera y argamasa
de piedra y ladrillo. De la fortificación partía la cerca que
protegía el núcleo de la antigua población.
El
castillo está declarado Monumento (Bien de Interés Cultural, BIC)
desde 1949, pero la intervención sufrida hace unos años fue
lamentable. Tras hacerse con la propiedad del inmueble, el
Ayuntamiento procedió a demoler en 1982 algunas zonas de la muralla
del flanco sur y de poniente, y con ellas las edificaciones que se
les adosaban anárquicamente (molino, edificio de Auxilio Social con
pérgola, fábrica de gaseosas y almacén de vinos y cervezas). En la
“renovación” del edificio se procedió a enfoscar la torre de la
Vela, trazándose falsos sillares sobre el cemento fresco y también
fueron enfoscados y pintados de amarillo los muros interiores,
simulando fábrica de sillarejos. Un ejemplo perfecto de lo que no
deben ser este tipo de actuaciones: reconstrucción y enfoscado, sin
ningún respeto por el monumento, que sería preciso corregir para
restituirle sus valores históricos, pues se trata de la edificación
más antigua de Conil.
Torre
de Guzmán, 2019. Ruta Milenaria del Atún, Barbate.
En
la posterior restauración de la Torre de Guzmán (proyecto de 1987 y
actuación de 1991), la Consejería de Cultura se centró en la
Torre, sin visión de conjunto. Las actuaciones, culminadas en 1992,
tenían como objetivo la consolidación de la Torre y su
rehabilitación para albergar usos compatibles que asegurasen su
mantenimiento así como su iluminación interior y exterior. Se
procedió a sustituir la solería de hormigón de su planta baja por
otra de ladrillos macizos, cerrando su puerta de acceso para abrir la
antigua; también se abrió la comunicación con la planta primera,
por la escalera, que se encontraba cegada, y se consolidaron las
zonas deterioradas (muros, pinturas, matacanes). Pero los acabados
se hicieron mal: los muros exteriores e interiores fueron enfoscados
sobre malla y pintados de amarillo, dándole a la torre un aspecto
moderno. Además de inadecuados, dichos revestimientos fueron de mala
calidad y hoy la malla es visible en numerosas partes del edificio,
en el interior y al exterior.
Creemos
que sería preciso emprender una nueva restauración de la Torre y
del Castillo, que parta de una visión de conjunto del edificio para
restituirle, en la medida de lo posible, su primitivo aspecto.
La
edificación es propiedad municipal y el Ayuntamiento utiliza sus
edificaciones de nueva construcción como equipamiento cultural. En
el recinto hay una pequeña sala de exposiciones (antes Hogar del
Pensionista) y el Museo etnográfico de Raíces Conileñas. El patio
de armas del castillo se usa como lugar para espectáculos públicos,
principalmente en verano. El Ayuntamiento ha usado ocasionalmente la
planta baja de la Torre como pequeña sala para exposiciones, no
estando habilitada para visitas ni su interior ni su terrado, aunque
se permiten visitas de grupos previa solicitud a la Concejalía de
Turismo.
Desde
2002 existe un proyecto municipal de puesta en valor de la Torre que
pretende convertirla en Centro de Interpretación de la ciudad y del
Patrimonio, complementario del Museo. Sería interesante habilitar la
torre como espacio de visita abierto al público y dotar sus dos
plantas de diversos materiales con contenidos específicos relativos
a su función defensiva de la ciudad histórica y su conexión con el
sistema de vigilancia costera en general.
Fuente:
“PATRIMONIO CULTURAL DE CONIL DE LA FRONTERA”, Autor:
ANTONIO SANTOS GARCÍA;
Colaborador: FRANCISCO GONZÁLEZ UREBA; Coordinador: ANTONIO
MUÑOZ RODRÍGUEZ; Director editorial: CARLOS ROMERO VALIENTE;
Edita: G.D.R. Litoral de la Janda. 2007.
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